Algunos titulares
Desde que Franco decidi¨® pasar a mejor vida (y nosotros tambi¨¦n) llevamos ya, si no me descuento, cinco presidentes. No son muchos, pero quiz¨¢s suficientes para reconocer que el sistema funciona razonablemente y que a¨²n vendr¨¢n unos cuantos m¨¢s. ?Ser¨¢ cierto que este pa¨ªs ha dejado de ser aquel "pa¨ªs de todos los demonios" que atormentaba a Jaime Gil de Biedma? Algunos datos contribuyen a afirmarlo.
En la cubierta del n¨²mero 2.392 de La Actualidad Econ¨®mica, correspondiente al pasado mes de abril, figuraba un retrato de Ricard Fornesa, presidente de La Caixa, sobre un titular que dec¨ªa lo siguiente: "No comprendo el miedo a los socialistas". El presidente de la mayor entidad financiera catalana (y tercera de Espa?a) sabe lo que se dice porque los socialistas tambi¨¦n presiden su finca. Si el hombre m¨¢s poderoso de Catalu?a afirmaba sentirse feliz con un Gobierno socialista, entonces, damas y caballeros, podemos echarnos a dormir. Es bueno ser partidario de dormir cuando se habla de pol¨ªtica y sentir la mayor simpat¨ªa por una pol¨ªtica sopor¨ªfera. La nuestra empieza a serlo, gracias a Dios. Sin embargo, tambi¨¦n es omnipresente e invasora. ?sta es la paradoja espa?ola: cuanto m¨¢s inofensiva es la pol¨ªtica, tanto m¨¢s se entromete en nuestra vida. He aqu¨ª un misterio poco indagado.
Yo dir¨ªa que s¨®lo en Espa?a e Italia los profesionales de la pol¨ªtica compiten con futbolistas, hermos¨ªsimas modelos y rufianes de programa rosa para conseguir audiencia. Los pol¨ªticos espa?oles hacen contorsiones con tal de aparecer constantemente en papeles, pantallas y altavoces como estrellas del espect¨¢culo. Aburrid¨ªsimo, pero espect¨¢culo. En Inglaterra, lugar donde un pol¨ªtico se la juega de verdad porque responde de sus actos ante los electors (y no ante el padrino), apenas se les ve el pelo, nunca aparecen en la tele, no hablan por la radio. No es que no quieran, es que nadie les hace el menor caso. Durante un mes he estudiado cient¨ªficamente los informativos brit¨¢nicos y s¨®lo podr¨ªa reconocer a un par de pol¨ªticos. Uno de ellos es Blair. No obstante, incluso Blair cuando aparece en los medios es porque tiene algo nuevo que decir.
?Cu¨¢l es la raz¨®n de una diferencia tan abismal entre los pol¨ªticos brit¨¢nicos y los espa?oles? Cierto que en la informaci¨®n inglesa tampoco hay una presencia machacante de deportes, pero eso es debido a una menor densidad de barbarie social. Lo de los pol¨ªticos, en cambio, no depende del grado de educaci¨®n, cultura o curiosidad intelectual de la poblaci¨®n. Tampoco podemos atribuirlo a una mayor incompetencia de los periodistas espa?oles. Ciertamente, llenar diarios, televisiones o radios con pol¨ªticos deponiendo trivialidades sale gratis y no da trabajo, pero si no interesaran a la gente, cerrar¨ªan los diarios y quebrar¨ªan las emisoras. No; ha de haber una raz¨®n m¨¢s profunda.
Mi hip¨®tesis es que los ingleses no necesitan a sus pol¨ªticos para saber lo que deben hacer con sus vidas, c¨®mo han de pensar o cu¨¢les son sus intereses personales. Los polit¨ªcos ingleses est¨¢n para resolver problemas pr¨¢cticos, inmediatos, de fontaner¨ªa. En Espa?a, bien al contrario, los pol¨ªticos intervienen en la vida privada de los ciudadanos como anta?o hac¨ªan los curas, de quienes han heredado el poder, la funci¨®n, el talante y los modos. En las comunidades controladas por grupos nacionalistas, la intromisi¨®n llega a extremos que ser¨ªan considerados totalitarios en la vieja Europa. Sin embargo, en Espa?a no s¨®lo parece normal que nuestros empleados nos dicten lo que debemos hacer, sino que adem¨¢s se lo pedimos por favor. Aqu¨ª, como en Italia, la conducta personal siempre la ha ordenado la Iglesia. Y as¨ª sigue siendo. No tenemos ni idea de lo que pueda ser la responsabilidad o la capacidad de decisi¨®n individual porque durante cinco siglos semejante conducta ha estado prohibida en Espa?a. Llevamos el gregarismo en los genes.
Por eso no es posible temer a los socialistas. Como sus colegas (m¨¢s) conservadores del PP, los socialistas han tomado el poder para pastorear el reba?o, y en especial a la secci¨®n femenina, que era el papel principal de la Iglesia cat¨®lica en el pasado, seg¨²n demostr¨® Manuel Delgado. En consecuencia, nuestros pol¨ªticos se nos meten hasta en la sopa para sermonear sobre lo que debemos hacer, con el fin de que todo siga como est¨¢ mandado. Y si nos hartamos de un cura hosco y estrafalario que no hace m¨¢s que repartir collejas, lo quitan de en medio y nos env¨ªan a otro m¨¢s manso y posconciliar. ?ste era el titular de EL PA?S (16 de abril) enumerando las ilusiones socialistas de Zapatero: "Un ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes". No lo supera ni Escriv¨¢ de Balaguer.
Otros titulares daban cuenta de los prop¨®sitos expresados en el discurso de investidura: retirada de Irak, derogaci¨®n del trasvase del Ebro, suspensi¨®n de la Ley de Calidad Educativa, estabilidad presupuestaria, los homosexuales y transexuales ya se pueden casar, reforma del estatuto fiscal y del proceso penal. En la p¨¢gina 25 se a?ad¨ªa lo de la reforma del Senado y de la Constituci¨®n. Tambi¨¦n se detallaba la reforma fiscal: "El Gobierno no incrementar¨¢ la presi¨®n fiscal global". Estupendo. M¨¢s de la mitad son medidas pasivas, y las activas son francamente art¨ªsticas.
La verdad, si yo fuera el presidente de La Caixa, de Telef¨®nica, de cualquier banco, de un grupo medi¨¢tico, el¨¦ctrico o inmobiliario, en fin, si yo fuera poderoso, estar¨ªa feliz con este programa socialista, m¨¢s est¨¦tico que ¨¦tico. Para mi desdicha, no soy poderoso, sino un triste funcionario del que viven La Caixa, Telef¨®nica, las el¨¦ctricas, las aseguradoras, los grupos medi¨¢ticos... Pertenezco a la horrible clase media, la ¨²nica que paga a Hacienda y que, por lo tanto, financia la comod¨ªsima existencia de los pol¨ªticos, los cuales no mueven un dedo para defendernos de los explotadores, pero en cambio nos dicen si debemos o no ir a los toros, si toca ser solidario con los chechenos o con los estonios, en qu¨¦ lengua debemos hablar con cada autoridad, cu¨¢l es el ser de Espa?a y el de Cartagena, cu¨¢l ha de ser mi opini¨®n sobre los EE UU y sobre Israel; en fin, nos llevan por la vida como anta?o los directores espirituales, y gracias a ellos sabemos c¨®mo comportarnos para que nos quieran los pap¨¢s. Ahora que ya podr¨ªamos dormir tranquilos, el sindicato pol¨ªtico nos da la tabarra sin compasi¨®n y as¨ª no hay quien pegue ojo. Resultado: s¨®lo duermen tranquilos los poderosos.
Dado que ¨¦ste ya no es un pa¨ªs endemoniado, quiz¨¢s la octava legislatura podr¨ªa servir para que los pol¨ªticos colgaran la sotana, se dedicaran a las cosas reales y no a las simb¨®licas, despertaran al se?or Fornesa y a otros due?os del pa¨ªs y nos dejaran dormir a los dem¨¢s, que ya vamos siendo mayorcitos.
F¨¦lix de Az¨²a es escritor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.