Valencia vibra con los campeones

Albelda aterriz¨® ayer en el aeropuerto de Manises con el orgullo de un Julio C¨¦sar victorioso. El capit¨¢n del Valencia asom¨® medio cuerpo por la ventana del morro del avi¨®n que traslad¨® desde Sevilla a los campeones de la Liga y salud¨®, agitando su bufanda, a los miles de aficionados que los esperaban. Sabe lo que significa un t¨ªtulo para ellos: por valenciano y por valencianista. Para ¨¦l, que naci¨® en 1977, la mayor parte de su vida transcurri¨® sin un solo trofeo. Pero en apenas tres a?os ha acumulado dos t¨ªtulos.

Los mismas del t¨¦cnico, Rafa Ben¨ªtez, de 44 a?os, convertido ya en un h¨¦roe para los hinchas. Se puso colorado cuando vio toda aquella gente agasaj¨¢ndole por los distintos puntos de Valencia. Le daba verg¨¹enza, pero dio la mano a todos los que se la solicitaron, que fueron multitud. Particip¨® con discreci¨®n de la celebraci¨®n, pero ya advirti¨® de que hoy... se acab¨®: su equipo vuelve al tajo, a preparar la final de la Copa de la UEFA, el d¨ªa 19, en Goteborg, ante el Marsella. "Dentro de dos semanas, volveremos aqu¨ª a celebrar otra victoria", declar¨® desde el balc¨®n del Ayuntamiento el propio Albelda, quien encendi¨® una traca antes de entrar en Mestalla.

Los triunfadores convirtieron Valencia en una fiesta. Unos 100.000 seguidores se echaron a la calle. El estadio se llen¨® a media tarde, lo mismo que la plaza del Ayuntamiento y cualquier rinc¨®n por donde pasaran los ¨ªdolos. Proliferaron cientos de pelucas naranjas, un s¨ªmbolo del valencianismo desde que Carboni se colocara una en la Liga ganada hace dos a?os y despu¨¦s de que el presidente, Jaime Ort¨ª, le diera m¨¢s vuelo al pon¨¦rsela este curso en La Romareda.

La entrada del autob¨²s en el casco antiguo, por la calle Serranos, produjo una excitaci¨®n entre la variopinta gente que esperaba el cortejo. Tres estudiantes italianas enamoradas plat¨®nicamente de Aimar, enfermeras y pacientes de un asilo de ancianos, comerciantes, incluso varios afiliados del sindicato Comisiones Obreras, que no perdieron la ocasi¨®n para colgar un cartel en su balc¨®n: "CC OO amb el Val¨¨ncia (CC OO con el Valencia)".

Arriba del autob¨²s descapotable sobresal¨ªa la peluca punki de Angulo. Se la quit¨®, eso s¨ª, cuando entr¨® en la bas¨ªlica de la matrona de la ciudad, la Mare de D¨¦u. Ayala grab¨® en una c¨¢mara de v¨ªdeo la algarab¨ªa de la jornada mientras Baraja se lo tom¨® con m¨¢s calma.

Antes, miles de personas acompa?aron el veh¨ªculo en el trayecto de 15 kil¨®metros desde Manises. Un pol¨ªgono industrial repleto de currantes en las puertas, las ventanas y los tejados de las f¨¢bricas. Salieron a homenajear al campe¨®n. Los consejeros del club asumieron un protagonismo desmesurado, siempre en primera fila, sin advertir que a los que se quer¨ªa ver era a los futbolistas. Tambi¨¦n, al utillero Espa?eta, el ¨²nico que ya estaba en la entidad en el cuarto t¨ªtulo de Liga, en 1971.

Por la ma?ana, todav¨ªa en Sevilla, Espa?eta hab¨ªa ejercido su arte en la falsificaci¨®n de las firmas de los jugadores, que le dan permiso para que las imite y evitarse as¨ª horas de dedicatorias. Pocos bajaron al sal¨®n del hotel. Resaca. Bailaron la noche antes hasta altas horas de la madrugada en una discoteca. Y descubrieron las dotes para el baile de Sissoko, que estaba en una nube. El centrocampista de Mali, de 18 a?os, hab¨ªa llegado en el verano procendente de los juveniles del Auxerre. Vino a jugar en el Valencia B. Pero el domingo se despert¨® como campe¨®n de la mejor Liga del mundo. Otro tanto reflexionaba ayer Xisco, que ven¨ªa de vivir el descenso a Segunda del Recreativo. "Es muy fuerte lo que nos ha pasado", suspiraba. "Todav¨ªa no nos hemos dado cuenta de lo conseguido", a?adi¨® Garrido, jugador del filial valencianista el pasado curso.