En busca de la inocencia perdida
Manuel J. Ruiz Torres viaja a la infancia con 'La cuerda floja', su ¨²ltimo libro de relatos
Sin el respaldo de grandes editoriales, sin apenas aparato publicitario, el nombre de Manuel J. Ruiz Torres (Algeciras, 1959) ha ido gan¨¢ndose un lugar destacado en el panorama actual de la narrativa andaluza. Escritor de raza, tierno, desenga?ado e ir¨®nico al mismo tiempo, dedicado casi exclusivamente al relato corto, acaba de publicar La cuerda floja (Col. Fuente Nueva), una nueva exhibici¨®n de su maestr¨ªa en el g¨¦nero.
El volumen supone, en palabras del propio autor, un calculado golpe de tim¨®n. "Aunque sigo tocando situaciones l¨ªmite, hay una diferencia esencial con mis relatos anteriores. En ellos hab¨ªa una cierta reivindicaci¨®n de lo est¨¢tico, de la permanencia. Ahora los protagonistas quieren que el tiempo pase cuanto antes", afirma.
La cuerda floja es tambi¨¦n, o as¨ª lo define Ruiz Torres, "un libro ideol¨®gico". "Cada vez estoy m¨¢s convencido de que s¨®lo hay dos idolog¨ªas: la que cree que el hombre es bueno y la que opina que no lo es. Si bien no puedo llegar a confiar en la bondad del hombre, s¨¦ que tiendo a eso y me pregunto en qu¨¦ momento ha dejado el hombre de ser bueno, cu¨¢ndo se pierde la inocencia. Los cuentos de este libro tratan de dar respuesta a estos interrogantes. Y acabo pensando que el hombre es como es, pero tiene suficientes argumentos para mejorar: ¨¦se es el verdadero discurso progresista, la ¨²nica manera de hacer avanzar a la sociedad. Quiz¨¢ lo que de verdad me hubiera gustado escribir era el Emilio de Rousseau, pero no s¨¦ si habr¨ªa cuadrado bien en este tiempo", comenta.
Tal vez por esa b¨²squeda de la inocencia, en La cuerda floja abundan los personajes infantiles y el ambiente rural. "En mi infancia la felicidad era ir al campo, pero el que aparece aqu¨ª no es nada arc¨¢dico: tiene la misma violencia y las mismas injusticias que la ciudad", se?ala el autor.
La carrera literaria de Ruiz Torres se inici¨® en los predios de la poes¨ªa. Tras dos libros prometedores, Cartas a Clara Schumann y Sonata/Adioses, el autor desert¨® de los versos y se sumi¨® en un letargo editorial del que despertar¨ªa con una novela corta, Fara, el Galeote, una suerte de Manolito Gafotas reconvertido en l¨¢tigo de sus padres progres.
"Fara era un ni?o acusador, echaba en cara a los mayores su desverg¨¹enza. Era una mirada ¨¢cida sobre la sociedad, la parte de descarga emocional y liberalizadora que tiene para m¨ª la literatura. Los de La cuerda floja, como revisitaciones que son de la infancia por parte de un adulto, son m¨¢s benevolentes y comprensivos", asegura.
Con Atributos masculinos, su primera colecci¨®n de cuentos, el escritor dio un contundente aviso de sus capacidades. Foto en la Luna, y ahora este La cuerda floja, no han hecho sino confirmar aquellas expectativas. Seg¨²n Ruiz Torres, el nuevo libro "cierra una etapa y a la vez supone una vuelta al intimismo". "Su escritura me ha obligado a echar la vista atr¨¢s, y por ello es quiz¨¢ el m¨¢s po¨¦tico de todos. De hecho, hay un microrrelato que bien podr¨ªa ser un poema en prosa. Pero me falta la audacia de romper esquemas que la poes¨ªa exige", agrega.
Entre los maestros que se dejan entrever en la narrativa de Manuel J. Ruiz Torres, destaca la impronta del gaditano Fernando Qui?ones. "Siempre recuerdo esa an¨¦cdota en que Qui?ones le dijo a Borges 'por fin me he librado de usted', y creo que yo tambi¨¦n estoy en el camino de librarme de Qui?ones. Me quedar¨¢ una de sus ense?anzas principales: que hay que mirar hacia fuera para contar las historias. Pero yo todav¨ªa tengo historias dentro que son una carga, y no tengo m¨¢s remedio que librarme de ellas escribiendo", concluye Ruiz Torres.
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