Rotaciones

No sabe Rafa Benitez, el entrenador del Valencia CF, qu¨¦ servicio ha podido prestarle a la gesti¨®n de los asuntos p¨²blicos y administraci¨®n de los intereses partidarios mediante la feliz acreditaci¨®n de las rotaciones de jugadores, en funci¨®n de su estado f¨ªsico e idoneidad para cada ocasi¨®n. Aunque el invento parezca el huevo de Col¨®n, ha sido necesario verificarlo con el ¨¦xito conocido para comprobar sus excelencias e intuir sus insospechadas aplicaciones. Una de ¨¦stas e in¨¦dita es la pol¨ªtica, como muy bien ha percibido el consejero de Cultura, Esteban Gonz¨¢lez Pons, a prop¨®sito del cambio que se acaba de producir en la secretar¨ªa de Cultura. Al parecer, la persona adecuada en este momento era su nuevo titular, David Serra, y su manojo de propuestas. As¨ª pues, en este departamento juega el mismo equipo, pero lo har¨¢ de otra manera.

Es una pena que esta f¨®rmula no se pueda aplicar para enviar al banquillo, siquiera sea transitoriamente, a las m¨¢s altas magistraturas cuando no rinden lo esperado o se amuerman, cual es el caso, sin se?alar demasiado, de no pocos consejeros en ejercicio. Deber¨ªa incluirse tambi¨¦n al presidente del Consell, pero en este caso, y al menos a la luz del estatuto vigente, hay que esperar el cumplimiento de la legislatura para licenciarlo si los votos as¨ª lo deciden. Pero con esta excepci¨®n, los administrados saldr¨ªamos ganando si nos habitu¨¢semos a los cambios frecuentes de alineaci¨®n de consejeros y asimilados en funci¨®n de los objetivos programados, sin que hayamos de ver en ello una muestra de debilidad, una crisis o depreciaci¨®n del ejecutivo. Ya hemos visto, digamos a modo de ejemplo, c¨®mo el "m¨ªster" merengue prescinde de Aimar en favor de Sissoko sin que mengue el rendimiento final.

Pues lo mismo. Que la Ley de Ordenaci¨®n del Territorio est¨¢ atascada, pues se cambia de responsable, y eso que aludo a un consejero estrella como es Rafael Blasco. Que el sector industrial est¨¢ en manos de ineptos para los problemas que se avizoran, pues no pasa nada: el titular de esa parcela se cae temporalmente de la alineaci¨®n y se pone a otro m¨¢s apto y en¨¦rgico. Y as¨ª sucesivamente. A la eficacia resultante habr¨ªa que a?adir otra ventaja: nadie se sentir¨ªa imprescindible y, mucho menos, propietario del cargo. Ya comprendemos que esta praxis supone un cambio severo de cultura pol¨ªtica, que no es dable sin un emprendedor que asuma riesgos y responsabilidades, como el mentado entrenador campe¨®n. Y, francamente, no vemos en ese papel a nuestro molt honorable, Francisco Camps, tan prudente ¨¦l.

En este sentido, m¨¢s intrepidez revela el referido consejero de Educaci¨®n y Cultura, acaso por sus aficiones y exaltaciones deportivas. El caballero ha querido sesgar orientaci¨®n cultural del departamento que le fue otorgado y ha procedido a la oportuna renovaci¨®n, que no se quedar¨¢ en mero maquillaje, si hemos de dar cr¨¦dito a las intenciones declaradas. Se acabaron los grandes fastos porque en tiempos de vacas flacas no hay pitanza para los Settembrini, Bigas Luna, Irene Papas, Vangelis y dem¨¢s figuras. La austeridad propicia una pol¨ªtica populista y dicen una vez m¨¢s que se pondr¨¢ el ¨¦nfasis en la promoci¨®n social de la lengua valenciana. O sea, que todo volver¨¢ a la modestia acostumbrada, a pesar de los cinco millones de euros que el consejero ahorrar¨¢ en las innovaciones inform¨¢ticas. Gangas de mover el banquillo.