La memoria compartida
El siglo XX fue el m¨¢s violento de toda la humanidad, y a la vez, el de mayores avances tecnol¨®gicos y cient¨ªficos, que han alterado el pulso del mundo y tienen la posibilidad de solucionar los grandes problemas que le afectan, como el hambre, la pobreza y las desigualdades; como poner fin a las guerras y los conflictos en distintas regiones del planeta. Pueden generar una era de paz y solidaridad entre las naciones; pero no existe la voluntad pol¨ªtica de hacerlo por los centros del poder imperantes en el mundo.
El siglo XXI se inicia cargando el lastre de la violencia y la globalizaci¨®n, que imponen la masificaci¨®n y poder hegem¨®nico pol¨ªtico, econ¨®mico y militar de las grandes potencias.
Despu¨¦s de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y la desintegraci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, pensamos que el mundo entraba en una nueva etapa de convivencia y cooperaci¨®n. Nos equivocamos. Vivimos en un mundo plagado de conflictos; de guerras "preventivas" y "guerras santas, endemoniadas", de fundamentalismos religiosos, pol¨ªticos y econ¨®micos de diversos signos, que para alcanzar sus fines buscan justificar lo injustificable. Hay pa¨ªses que soportan graves violaciones de los derechos humanos y los derechos de los pueblos; que deben pagar aquello que nunca les dieron; como la deuda externa o la deuda eterna, lo cual supone un nuevo coloniaje a los m¨¢s d¨¦biles.
A pesar del tr¨¢gico panorama que vive la humanidad, debemos hacer un an¨¢lisis m¨¢s profundo del flujo de vida de los pueblos y su capacidad para generar la resistencia, social, cultural, espiritual, en defensa de sus derechos. Por ello, la memoria adquiere fuerza y vigencia, que ilumina el presente por ser historia de la vida y vida de la memoria, como bien lo se?al¨® fray Bartolom¨¦ de las Casas. Es a trav¨¦s del presente como podemos construir y generar el futuro. Los labradores bien saben que: "Lo que siembras, recoges". No existe otro camino.
El te¨®logo Gustavo Guti¨¦rrez, llamado el padre de la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, lo se?ala: "Debemos beber en el propio pozo"; en la historia, la memoria y la espiritualidad que nos identifica y da sentido de ser pueblo y de vida en comuni¨®n con Dios. En el Foro Social Mundial, tanto en el de Porto Alegre (Brasil) como en el efectuado en la India el pasado mes de enero, los pueblos proclaman que "otro mundo es posible"; son caminos que recorrer buscando recuperar valores y la capacidad en la construcci¨®n de nuevos paradigmas de vida. Tenemos necesidad de profundizar y ver los rostros, las miradas de millones de seres humanos, condenados a la violencia de un sistema estructural, inmoral e injusto. Un sistema en el que los grandes intereses pol¨ªticos y econ¨®micos, en la globalizaci¨®n de los mercados y el materialismo imperantes, han desterrado al Dios de la vida al exilio, al olvido.
La participaci¨®n ciudadana es fundamental para lograr la construcci¨®n democr¨¢tica y profundizar su papel social y cultural, para exponer y compartir la riqueza cultural; la m¨²sica, la literatura, la poes¨ªa, la pl¨¢stica y la danza; el teatro y cuantas expresiones nacen del sentir de los pueblos. Es necesario generar espacios de libertad y conciencia colectiva de la creatividad.
Ese desaf¨ªo me recuerda el Mayo del 68, en Par¨ªs, cuando los estudiantes en su rebeli¨®n proclamaban: "Seamos realistas, pidamos lo imposible".
El F¨®rum ser¨¢ el resultado de la creatividad y el coraje de quienes est¨¦n dispuestos a compartir. Esperamos que los resultados del F¨®rum vayan mucho m¨¢s all¨¢ del tiempo que dure en Barcelona. Tendr¨¢ que cobrar alas propias y partir hacia nuevos horizontes. Es necesario se?alar que el F¨®rum fue evolucionando y creciendo en el tiempo, no sin sobresaltos y tensiones. Tuvo marchas y contramarchas, y cr¨ªticas sobre los objetivos propuestos; eso lo ha enriquecido en la diversidad y lo ha ayudado a profundizar en los contenidos. Debe tenerse en cuenta que los escenarios, sujetos y acontecimientos han ido variando en el tiempo, as¨ª como la visi¨®n y los objetivos programados. No se trata de un encuentro as¨¦ptico y formal. El F¨®rum tiene un profundo sentido social, cultural y pol¨ªtico. Nadie puede hacerse el distra¨ªdo frente a una humanidad que vive tensiones y conflictos que afectan a todos. Nadie puede olvidar las guerras y los atentados terroristas, tanto de grupos que act¨²an en las sombras como el impuesto a trav¨¦s del terrorismo de Estado.
Nadie puede olvidar la inoperancia y el papel de organismos internacionales como Naciones Unidas frente a las guerras desatadas por EE UU contra Afganist¨¢n e Irak, ni el apoyo y la participaci¨®n en el conflicto de otros pa¨ªses que han alterado el pulso del mundo y han generado una fuerte crisis en los pueblos y en los organismos internacionales. Nadie puede dejar de pensar y recordar la tragedia vivida en Espa?a el d¨ªa 11 de de marzo, las muertes y consecuencias del atentado terrorista y las pol¨ªticas que llevaron a esa situaci¨®n. Es necesario hacer memoria del 15 de febrero de 2003, cuando los pueblos del mundo se pusieron de pie para decir a sus gobiernos ?no a la guerra!, clamor que no fue escuchado. Los escenarios han cambiado, la vida ha cambiado para muchas personas y pueblos, como el incremento de los conflictos armados y la fuerte crisis econ¨®mica y el desplazamiento y exilio de masas humanas buscando refugio en otros pa¨ªses. La situaci¨®n de los inmigrantes v¨ªctimas de la discriminaci¨®n en los pa¨ªses ricos, que han olvidado que tambi¨¦n fueron pobres y necesitaron la solidaridad y el apoyo de otros pueblos.
Necesitamos la memoria para reconocernos en nuestras propias debilidades y virtudes.
en el F¨®rum.
Extracto de la conferencia de Adolfo P¨¦rez Esquivel, director del di¨¢logo La memoria compartida que hoy se celebra
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