Sin perd¨®n

?Hay algo m¨¢s placentero que pasar una tarde lluviosa de domingo viendo buen cine en casa? ?sta era toda mi intenci¨®n cuando el pasado d¨ªa 9 me acerqu¨¦ al VIPS de Ribera de Curtidores a comprar unas pel¨ªculas. Tras pasar un rato debati¨¦ndome entre Tim Burton o Alfred Hitchcock, opt¨¦ por llevarme las dos.

Cuando me dispon¨ªa a abandonar la tienda, el arco de seguridad son¨® al paso de la se?ora que iba delante de m¨ª. Cu¨¢l fue mi sorpresa al comprobar que el guardia de seguridad me paraba. Tras insistirle en que la alarma no me hab¨ªa sonado a m¨ª y pasar varias veces por el arco para demostr¨¢rselo, este vigilante obstaculiz¨® la salida para evitar mi "huida" (?como si fuera un delincuente!) y pretendi¨® cachearme delante de toda la clientela.

Opt¨¦ por llamar a la Polic¨ªa Municipal. El guardia de seguridad les explic¨® que me hab¨ªa estado vigilando desde que entr¨¦ porque "miraba demasiado las pel¨ªculas" (ah, ?pero no est¨¢n para eso?).

El agente me trat¨® respetuosamente, me registr¨® en una zona aparte y, tras corroborar mi absoluta inocencia, se march¨® sin m¨¢s. En cambio, ni el chico de seguridad ni el encargado de la tienda se disculparon tras el trato vergonzoso y humillante al que fui sometido. Toda la explicaci¨®n que recib¨ª fue ¨¦sta. "Los domingos roba mucha gente".

Mi ¨²nico delito consisti¨®, intuyo, en aparentar menos edad de la que tengo. Pero, tras haberme abochornado en p¨²blico y sin haberme dicho ni un simple "perd¨®n", ya tengo claro d¨®nde no volver¨¦ a practicar el sano ejercicio de la cinefilia.