Pasadores de fronteras
Las l¨ªneas del enfrentamiento podr¨ªan trazarse hoy no entre israel¨ªes y palestinos, sino entre los que no est¨¢n dispuestos a ceder a la desesperaci¨®n y los que intentan convertirla en una forma de vida". Lo escribe David Grossman en La muerte como forma de vida (Seix Barral). En el mismo sentido, Michel Warschawski, en En la frontera (Gedisa), dice: "Para m¨ª, el otro lado, el enemigo, no es el pueblo palestino. Para m¨ª, la lucha no es entre jud¨ªos y ¨¢rabes, sino entre los que procuran la paz y los que buscan la guerra". Por eso, Warschawski apuesta "por volver la espalda ostensiblemente a la filosof¨ªa de la separaci¨®n que se halla en la base de la ideolog¨ªa (y de la praxis) sionista".
David Grossman, Michel Warschawski y Tanya Reinhart son pasadores de fronteras. Forman parte del numeroso grupo de intelectuales israel¨ªes que se resisten a aceptar la imposibilidad de unas relaciones normales de vecindad entre Israel y Palestina. Aunque, como escribe Grossman, "lamentablemente resulte hoy dif¨ªcil de creer que los israel¨ªes y los palestinos vayan a ser capaces de encontrar en su interior la fortaleza espiritual necesaria para vencer su mutua animadversi¨®n, que los ha configurado como pueblos y como sociedad a lo largo de los ¨²ltimos decenios".
Sobre el conflicto permanen
te, sobre el principio de las negociaciones interminables, se han construido las dos identidades enfrentadas y los sistemas de poder que sobrevivan aliment¨¢ndolas, desde el "militarista, nacionalista y racista" Gobierno israel¨ª hasta la inmovilista y corrupta autoridad palestina. Unos muros pol¨ªticos que impiden que se traduzca en resultados la voluntad del 52% de los israel¨ªes que desean la retirada unilateral de los territorios ocupados o del 73% de la poblaci¨®n palestina que considera necesario que palestinos e israel¨ªes trabajen conjuntamente una vez constituido el Estado palestino, seg¨²n las encuestas que aporta Tanya Reinhart.
Michel Warschawski, jud¨ªo, nacido en Estrasburgo, se traslad¨® a los 16 a?os a Israel. Su vida ha acontecido siempre en territorios de frontera. Porque la frontera "no es s¨®lo un lugar de separaci¨®n en el que se afirma la diferencia; puede ser tambi¨¦n un espacio de intercambio y de enriquecimiento donde pueden formarse identidades plurales". Su vocaci¨®n de pasador de fronteras no le impidi¨®, cuando estaba en tareas militares, negarse repetidas veces a cruzar la frontera de L¨ªbano o la de la represi¨®n de los territorios ocupados y lo pag¨® con penas de prisi¨®n. Pero ¨¦l sigue empe?ado en encontrar una tercera v¨ªa "que se oponga tanto al integrismo expansionista y militarista como al colonialismo blando, decoroso, pero no menos pre?ado de guerras futuras con el mundo ¨¢rabe". A este empe?o le llama resistencia: impedir que el consenso tribal extinga todo pensamiento cr¨ªtico.
Fronterizo, dice Warschawski, es aqu¨¦l cuya identidad se forja en el intercambio, en una interacci¨®n permanente con sus vecinos. El pleno reconocimiento de una legitimidad palestina en Palestina es condici¨®n ineludible para una aceptaci¨®n de Israel por parte del mundo ¨¢rabe, pero tambi¨¦n para la integraci¨®n del propio Israel en su entorno que no es un lugar abstracto o un ap¨¦ndice de Europa sino la realidad del mundo ¨¢rabe en Oriente Pr¨®ximo. La paz y la reconciliaci¨®n son incompatibles con la amnesia: el pueblo israel¨ª ha de saber que las ra¨ªces de la existencia de Israel son "un siglo de colonizaci¨®n y expoliaciones". De modo que la resistencia de Warschawski consiste en perforar las fronteras inter¨¦tnicas, romper con el consenso y promover en su lugar una confrontaci¨®n en el seno de la tribu que cuestione la propia identidad israel¨ª. "Hay que volverlo todo al rev¨¦s", se lee en el Talmud. El proyecto sionista crey¨® que la redenci¨®n s¨®lo era posible rompiendo con nuestro pasado jud¨ªo y volviendo la espalda al entorno ¨¢rabe. Por el contrario, s¨®lo volviendo a encontrar sus ra¨ªces jud¨ªas y abri¨¦ndose a la dimensi¨®n ¨¢rabe de su identidad y de su entorno, la sociedad israel¨ª podr¨¢ construir su vida con normalidad y proyectar serenamente el porvenir de sus hijos.
David Grossman a menudo ha sentido la tentaci¨®n de refugiarse en la soledad de la literatura, pero el hecho de escribir art¨ªculos es para ¨¦l la ¨²nica v¨ªa para "comprender, descifrar y sobrellevar este d¨ªa a d¨ªa". No sin cierta desesperanza, Grossman recorre el camino andado desde los acuerdos de Oslo hasta el presente, aun admitiendo que "con las palabras es ya imposible penetrar la pantalla del horror". Grossman no puede evitar cierta sensaci¨®n de fatalismo: la mayor¨ªa de los israel¨ªes est¨¢n convencidos de que todo est¨¢ condenado al fracaso. El d¨ªa a d¨ªa transcurre entre la vitalidad y el nerviosismo, "todo se desarrolla en un ambiente extra?amente sombr¨ªo y deprimente". Como no hay esperanza, el deseo de venganza crece d¨ªa a d¨ªa, el conflicto no ha agotado las reservas del odio.
Grossman habla de la valla:
aunque frene los atentados en alg¨²n lugar concreto, se perpetrar¨¢n en un lugar m¨¢s permeable. La valla es un enga?oso sustituto del plan de paz que promete una seguridad que no puede garantizar; equivale a dar por supuesto que no existe posibilidad de paz en una generaci¨®n; da argumentos a los terroristas para seguir actuando; crea problemas con los ¨¢rabes de Israel; consolida la renuncia de Israel a los territorios ocupados sin que los palestinos renuncien a la vuelta de los refugiados. Grossman habla tambi¨¦n del terrorismo: un bumer¨¢n para los palestinos porque ha debilitado la fuerza moral de su lucha y ha permitido a Sharon empujar a los israel¨ªes a reducir la percepci¨®n de este complicado conflicto a una sola cuesti¨®n: la seguridad. El pesimismo de Grossman se expresa en el principio del c¨ªrculo vicioso: "Cuanto m¨¢s aumenta la violencia m¨¢s disminuye la posibilidad de convencer a las personas de que pueda existir la esperanza de un compromiso, de modo que la violencia vuelve a aumentar". Desesperanzado ante la espiral de odios y resentimientos que viven ambos pueblos, Grossman piensa que "sin una intervenci¨®n internacional masiva, la zona nunca alcanzar¨¢ la estabilidad".
La periodista Tanya Reinhart
es, en Israel-Palestina, c¨®mo acabar con el conflicto (RBA), la cronista de un proceso de paz que, en su opini¨®n, los gobernantes israel¨ªes que lo promov¨ªan nunca quisieron que llegara a buen t¨¦rmino. Y, para ello, encontraron en muchos casos la complicidad de la propia autoridad palestina. La falta de concreci¨®n de la pol¨ªtica de asentamientos, el rechazo a afrontar la cuesti¨®n de los refugiados y el dise?o del Estado palestino como un Estado de segunda divisi¨®n sometido a la tutela de Israel son tres piezas de convicci¨®n para la periodista. Se ha impuesto la t¨¦cnica de las negociaciones interminables para alimentar algunas esperanzas y entretener a la comunidad internacional mientras se iba construyendo el sistema de apartheid y organizando la limpieza ¨¦tnica. Tanya Reinhart asegura que la acci¨®n de los gobiernos israel¨ªes no se corresponde con la posici¨®n de la poblaci¨®n jud¨ªa, en la que constata un amplio consenso sobre la retirada de los territorios ocupados. Para Tanya Reinhart, la retirada unilateral inmediata de Israel ser¨ªa la ¨²nica v¨ªa de soluci¨®n posible en estos momentos, pero el liderazgo pol¨ªtico practica la t¨¢ctica de "desviar esta mayor¨ªa contraria a la ocupaci¨®n hac¨ªa la v¨ªa de la perpetuaci¨®n de la situaci¨®n actual". Un inmovilismo te?ido con mucha sangre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.