Sospechosos habituales

"EL PASADO mes de septiembre me hab¨ªa comprometido a asistir a una protesta en la Universidad ¨¢rabe de Al Quds contra la construcci¨®n del muro que atravesaba el campus. Dos d¨ªas antes hubo un brutal atentado a unos pocos centenares de metros de mi casa. Murieron varias personas que me eran pr¨®ximas. No tuve el coraje de ir al acto de la universidad. Necesitaba elaborar el duelo. Una semana m¨¢s tarde ya habr¨ªa podido. Pero en aquel momento no". Lo cont¨® Edy Kaufman. Es una historia que refleja la situaci¨®n en que se encuentran los ciudadanos israel¨ªes que militan por una paz justa, por el entendimiento con los palestinos.

A finales de abril se reunieron en Barcelona 18 intelectuales israel¨ªes y palestinos. Algunos de ellos formaban parte de las listas de los sospechosos habituales -el propio Edy Kaufman, Riad Malki, Walid Salem y Menachem Klein, por ejemplo-, otros eran nuevos en este tipo de encuentros.

Se conoce como sospechosos habituales a aquellos que llevan a?os desafiando las presiones de los respectivos entornos, tratando de que la violencia de uno y otro lado no se convierta en barrera infranqueable, para mantener relaciones de di¨¢logo y de cooperaci¨®n. Estaban convocados bajo el lema "romper el muro". Y el objetivo del debate no era hacer propuestas pol¨ªticas sobre el conflicto sino debatir el papel y la responsabilidad de los intelectuales en el marco de este conflicto.

Como dijo uno de los asistentes, la paz es demasiado importante para dejarla s¨®lo en manos de los pol¨ªticos. Asimetr¨ªa, reciprocidad, boicot, normalizaci¨®n, educaci¨®n para la paz y la violencia de unos y otros fueron los conceptos clave sobre los que gir¨® un debate, que permiti¨® a los asistentes mirar a la vez el conflicto y las cuestiones que conciernen a la humanidad como un todo. Este di¨¢logo que los asistentes se comprometieron a continuar, como dice el palestino Riad Malki, ofrece un puente pero se necesitar¨¢ una pir¨¢mide humana para alcanzar el objetivo de romper realmente muros y fronteras. J. R.