'Samb¨®dromo' en el paseo de Gr¨¤cia
400.000 personas desbordan las previsiones en la 'Carnavalona' de Carlinhos Brown
"Esto es un trocito de Brasil". Pues cualquiera dir¨ªa que s¨®lo era "un trocito". Lo afirmaba Paula, de 36 a?os y de origen brasile?o. Como ella, 400.000 personas llenaron a rebosar el paseo de Gr¨¤cia de Barcelona bailando durante m¨¢s de cuatro horas al son de la Carnavalona de Carlinhos Brown, el primer acto popular que se celebra en la ciudad dentro del programa del F¨®rum.
Igual que ocurre siempre que hay actividades festivas y, sobre todo, gratuitas, los barceloneses inundaron el centro, te?ido esta vez de verde y amarillo. Los colores de la bandera de Brasil lucieron en camisetas, gorras, pelucas y pa?uelos que los asistentes sacaron a bailar entre las 18.00 y las 22.00 horas.
A su paso, el camarote andante de Brown levant¨® pasiones y caderas y brazos se fueron sumando al show con el que la estrella y sus m¨¢s de 30 m¨²sicos desfilan en el carnaval de Salvador de Bah¨ªa. En lo alto del camarote, un capit¨¢n bailongo, el alcalde, Joan Clos, con la camiseta de rigor, no par¨® de saludar y bailar.La Carnavalona no se conform¨® con subir el paseo de Gr¨¤cia. Pasadas las nueve de la noche, cuando hab¨ªa llegado desde la calle de la Diputaci¨® hasta la avenida Diagonal, inici¨® el descenso. Como hab¨ªa subido: como un flautista de Hamel¨ªn, con miles de ciudadanos bailando detr¨¢s. Entre ellos, numerosos brasile?os, que revelaban su origen por su envidiable forma de moverse.
Pese al indiscutible ambiente de fiesta, muchos ciudadanos de Barcelona lamentaron que solamente hubiera un veh¨ªculo, pues esperaban m¨¢s. "M¨¢s ambiente, m¨¢s color, m¨¢s bailarines", ped¨ªa Laia, de 24 a?os. "Y m¨¢s t¨ªas bailando y m¨¢s tangas", apostillaba su acompa?ante.
Brown, poco visible
Lo cierto es que, al actuar fuera del camarote, en plena calle, a Carlinhos Brown se le ve¨ªa poco, pese a las dos pantallas que lleva el camarote en la parte delantera, que retransmit¨ªan su actuaci¨®n en directo.
"Si el atractivo era Carlinhos, tendr¨ªa que ir arriba en vez del alcalde", critic¨® Ricard, de 30 a?os. Sin saber que uno de los que mov¨ªan el esqueleto en el piso superior del camarote era el alcalde, tambi¨¦n los brasile?os echaron en falta bailarines que animaran al p¨²blico. "Una de las gracias del carnaval es la gente que desde las carrozas baila coreograf¨ªas para que las repita el p¨²blico", explicaba Albanete, nacida en R¨ªo de Janeiro, que sin embargo dio un notable a la fiesta.
Trat¨¢ndose de un acto multitudinario, los colectivos que rechazan el F¨®rum aprovecharon para hacerse visibles y, en la Diagonal, desplegaron una pancarta contra la "especulaci¨®n" del evento.
Aunque los ciudadanos hicieron caso de las recomendaciones del Ayuntamiento y acudieron a la Carnavalona en transporte p¨²blico, seg¨²n explic¨® la Guardia Urbana, el corte de tr¨¢fico en el paseo de Gr¨¤cia y parte de sus calles adyacentes provoc¨® un notable colapso en todo el centro de la ciudad.
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