Mordaza
Aunque pudiera llevar raz¨®n, cosa que dudo, Francisco de la Torre, alcalde de M¨¢laga, lleva un tiempo perdiendo los nervios y, lo que es peor, siendo poco claro y con permanentes cambios de criterios. As¨ª no se gobierna. Y si el alcalde es incapaz de aguantar las incontinencias verbales de alguna concejal es desconocer lo que se cuece en otros foros pol¨ªticos. En tiempos donde el di¨¢logo, el talante y la b¨²squeda del consenso hace cambiar incluso a empedernidos recalcitrantes del enfrentamiento, del insulto, y de la descalificaci¨®n, sorprende que Francisco de la Torre se haya echado al monte y saque la chaira para abrirse camino entre riscos, cuando lo tiene f¨¢cil con la mayor¨ªa que le dieron las urnas.
Hay pol¨ªticos, y el se?or alcalde de M¨¢laga parece ser uno de ellos, que gozan con ser poder y oposici¨®n al mismo tiempo. Negarle a la oposici¨®n el pan y la sal del debate y de su presencia en los consejos de las empresas p¨²blicas es un tremendo error y un dislate que, en caso de confirmarse, lo pagar¨¢ en las urnas.
Y sorprende a¨²n m¨¢s que un pol¨ªtico tan veterano, ya que comenz¨® en el a?o 1972, cometa torpezas propias de alguien biso?o. Francisco de la Torre tiene un largo recorrido pol¨ªtico, pero, a lo que se ve, escaso resuello para aguantar el marcaje que pretende la oposici¨®n, en especial el partido socialista, con una Marisa Bustinduy crecida y especialmente combativa cuando se quieren recortar libertades. A Francisco de la Torre, por lo que se ve, no le agrada sentir el aliento en el cogote. Es posible que entre sus m¨²ltiples y bien remunerados asesores haya alguien capaz de decirle que ese no es el camino, porque de sus concejales poco se puede esperar: su papel es cada vez menor, culiparlantes y a votar.
Que la oposici¨®n fuera con esparadrapo sell¨¢ndose los labios es mal s¨ªntoma, obligada a ello por quienes mal uso hacen de la mayor¨ªa, queriendo imponer su voluntad, por muy santa que sea. Es peligroso que haya quien no entienda el papel democr¨¢tico de la oposici¨®n.
(Mi recuerdo al pintor Robert Harvey, amante de esta tierra, que escogi¨® Macharaviaya para dar sentido a su vida y a su pintura. Sigue pintando donde est¨¦s. All¨ª no hay mordazas).
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