El cuerpo piensa
Hace ahora un a?o que tuvimos la ocasi¨®n de celebrar la traducci¨®n, tambi¨¦n en Acantilado, de En nombre de la tierra (1990), una bell¨ªsima novela ahogada en lirismo y construida sobre la base de la repetici¨®n obsesiva y del cuerpo en tanto que met¨¢fora de la vida humana. Acerca de la impronta de las lecturas existencialistas de Ferreira en aquella novela existe duda, y sin embargo la voz cantante no la llevaban en el texto las ideas en torno a la esencia modelada en el torno del tiempo, sino el vigoroso discurso introspectivo del anciano Jo?o, narrador de su propia historia. En Invocaci¨®n a mi cuerpo (1969), en cambio, las disquisiciones sobre el ser, la nada, la conciencia y la esencia deambulan desnudas por el texto, sin el disfraz de la ficci¨®n que tan sabiamente cubr¨ªa las veleidades filos¨®ficas del autor portugu¨¦s en En nombre de la tierra y sabi¨¦ndose la genuina raz¨®n de ser de una obra de inequ¨ªvoca vocaci¨®n ensay¨ªstica, concebida bajo los efectos estimulantes de las lecturas de Heidegger, Malraux, Camus y Sartre, a cuya difusi¨®n en lengua portuguesa hab¨ªa contribuido muy pocos a?os antes con su sesudo pr¨®logo a la traducci¨®n de L'existentialisme est un humanisme (Presen?a, Lisboa, 1962), titulado Da fenomenologia a Sartre. La hipertrofia de un yo omnipresente recuerda aquel sensacionismo de ?lvaro de Campos, avalando la presencia, siquiera estil¨ªstica, de Pessoa en la obra de Ferreira, pues al fin y al cabo "en el triste desali?o de mis emociones confusas", como escribe Bernardo Soares en el Libro del desasosiego, nace, crece y perece esta Invocaci¨®n a mi cuerpo, que se asemeja tanto a ese estilo escindido en diario ¨ªntimo y ensayo que hizo suyo el poeta de Lisboa.
INVOCACI?N A MI CUERPO
Verg¨ªlio Ferreira
Traducci¨®n de Isabel Soler
Acantilado. Barcelona, 2004
407 p¨¢ginas. 22 euros
En efecto, un yo solipsista y fenomenol¨®gico -"el misterio de mi yo es real, porque a m¨ª mismo no me puedo mentir" (p¨¢gina 99)- conduce este texto abigarrado, que se alimenta de forma exclusiva de las inquietudes existenciales y los devaneos metaf¨ªsicos de Ferreira, consagrado a dar rienda suelta a su mente de tal modo que algunas p¨¢ginas de esta Invocaci¨®n a mi cuerpo, es el caso de 'Oda a mi cuerpo' (p¨¢ginas 299-348), pasan por ser fragmentos de diario personal -como los que escribir¨ªa desde 1969, fecha de aparici¨®n de la obra que nos ocupa, con el t¨ªtulo de Conta-corrente- y otras en cambio pertenecen de forma clara al ensayo filos¨®fico ('La verdad absoluta', p¨¢ginas 29-41, o 'Cuatro mitos modernos', p¨¢ginas 155-287, textos acerca de la acci¨®n, el erotismo, el arte y Dios), a la prosa po¨¦tica ("Estrellas de mi corona por el espacio del cielo nocturno, magnitud del silencio de mi reino, yo solo [...], y el antes de su absurdo y finito y miserable pedazo de carnel...", de 'Libertad', p¨¢ginas 137-155), o la cr¨®nica pol¨ªtica, que cierra el volumen, entre alusiones a Castro, Cohn-Bendit o Ho Chi Minh, con una pieza titulada 'Post Scriptum. Sobre la revoluci¨®n estudiantil', que contribuye con notable eficacia al car¨¢cter miscel¨¢neo del volumen ahora traducido. Si se tiene en cuenta que en una ocasi¨®n le preguntaron a Verg¨ªlio Ferreira en qu¨¦ g¨¦nero se sent¨ªa m¨¢s c¨®modo, y contest¨®: "?Cr¨¦ame que la distinci¨®n entre g¨¦neros no es sino una ilusi¨®n ¨®ptica!", la constataci¨®n de que este libro resulta harto significativo de la personalidad de Ferreira no ofrece duda. Ahora bien, si de lo que se trata es de aclimatar su obra en el mercado espa?ol, seguramente no es ¨¦ste el t¨ªtulo m¨¢s propicio para suceder a la vertiginosa novela En el nombre de la tierra. Otras novelas suyas, como Alegr¨ªa breve (1965), que ya tradujo Basilio Losada para Seix Barral all¨¢ por 1973, o hasta Signo sinal (1979), su gran met¨¢fora de la Revoluci¨®n de los Claveles (Aparici¨®n sigue en el cat¨¢logo de C¨¢tedra), hubiesen contribuido mejor a afianzar la prosa exquisita de Ferreira que este conglomerado de especulaciones filos¨®ficas que, aun conteniendo textos espl¨¦ndidos sobre el arte, el tiempo o la confrontaci¨®n entre hombre y Dios, no deja de ser un hueso duro de roer, enojoso incluso en los primeros cap¨ªtulos, que desorientar¨¢ o hasta disuadir¨¢ a quienes disfrutaron con el texto primoroso de En nombre de la tierra. Vaya uno a saber si es el criterio del editor, la voluntad de los estates o la disponibilidad de los derechos el motivo de que haya sido ¨¦ste el libro traducido a continuaci¨®n. Ferreira tiene a¨²n mucho que ofrecer a los lectores exigentes que, como Kundera, piensan que "el conocimiento es la ¨²nica moral de la novela". Aguarden y ver¨¢n.
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