"Creo en el lenguaje como una de las dimensiones de la libertad"
"La ficci¨®n se vuelve la realidad m¨¢s concreta y hay que destruir esa realidad a pesar de la admiraci¨®n que provoca"
"Las palabras y las im¨¢genes son maneras distintas de hacer lo imposible, que es completar el mundo"
RESPUESTA. Lo que uno busca en las novelas: dejarla abierta para que el lector la concluya, que el escritor no imponga su autoridad sino que deje que el que reciba el relato lo contin¨²e a su manera. Siempre he dicho que el pr¨®ximo lector de El Quijote a¨²n no ha nacido o acaba de nacer, y ¨¦se es siempre el primero. Esa apertura me interesa en la novela pero es m¨¢s f¨¢cil de alcanzar en el cuento y sobre todo en el cuento fant¨¢stico.
P. ?No cree que cada uno de estos cuentos podr¨ªa convertirse en una novela?
R. Claro, sobre todo si el lector la contin¨²a. El misterio es la puerta que dejas abierta. En El amante del teatro, ?el protagonista ha visto una representaci¨®n o es la vida real? ?El amante de La bella durmiente es un fantasma del pasado o es un doctor de Chihuahua? ?Es manipulado por otros fantasmas sentados all¨ª frente a unos extra?os cuadros de Hitler, Pancho Villa y el k¨¢iser?
P. En ese relato concreto es dif¨ªcil pensar que las descripciones de la casa y del desierto sean producto de la imaginaci¨®n. ?Parte de una experiencia personal?
R. S¨ª. Esa casa existe en el desierto de Chihuahua y yo la he visto. Es una locura. ?A qui¨¦n se le ocurre hacer una casa as¨ª y llenarla con esos cuadros! Es el escenario ideal para un cuento de misterio. Yendo de Ciudad Ju¨¢rez a Chihuahua, un amigo me dijo: "Vamos a ver una casa extraordinaria que construy¨® aqu¨ª un alem¨¢n que era partidario del k¨¢iser, de Pancho Villa y de Hitler, y tiene all¨ª sus grandes retratos". S¨ª, todo ese escenario es real.
P. Llama la atenci¨®n una vez m¨¢s su habilidad para introducir lo fant¨¢stico en lo real. ?O es que en la vida la l¨ªnea que las separa est¨¢ cada vez m¨¢s pr¨®xima?
R. Recuerde que Borges defini¨® la teolog¨ªa como una rama de la literatura fant¨¢stica, y yo creo con ¨¦l que hay una realidad extrasubjetiva que est¨¢ ah¨ª: las casas, el jard¨ªn, etc¨¦tera, y otra realidad subjetiva que se expresa en la literatura de una manera imaginativa. Est¨¢ La Mancha, pero falta un se?or que se llama Don Quijote, lo escribi¨® Cervantes, y ya cambi¨® el paisaje de La Mancha. Pero adem¨¢s hay una tercera realidad al lado de la subjetiva y de la extrasubjetiva que es el misterio de la propia subjetividad, y a eso es a lo que yo llamo literatura de misterio. De Edgar Allan Poe dijo Baudelaire que lo ¨²nico que hac¨ªa era ofrecernos la magia de las excepciones y, por su parte, Dostoievski dijo de Poe que lo que ¨¦ste trataba era s¨®lo la realidad m¨¢s excepcional. De manera que estamos yendo m¨¢s all¨¢ de una imaginaci¨®n a otra realidad a¨²n m¨¢s misteriosa. Hablando de Poe, ?sabe que al abrirse los archivos del Kremlin se descubri¨® que era el autor favorito de Stalin?, dorm¨ªa con Poe al lado.
P. Le atraer¨ªa el aspecto macabro de Poe.
R. S¨ª, le ayudar¨ªa a imaginar sus torturas... De manera que cerramos el c¨ªrculo porque a trav¨¦s de la lectura de Poe o Stalin regresas a la m¨¢s feroz realidad objetiva. Yo creo en esa tercera dimensi¨®n que es una realidad casi innombrable, una realidad an¨®nima, como es an¨®nimo Frankenstein. Te das cuenta de que el monstruo no se llama Frankenstein, que ¨¦se es el nombre del doctor, un cient¨ªfico que quiere ser Dios y parir un ser. El monstruo es Frankenstein, y no es Frankenstein, es el doctor Frankenstein. Todos estos juegos de espejos, de realidades en las que se quiebra un poco la costra de lo que vemos diariamente, y entramos a otra realidad que estaba all¨ª, latente, esperando para vengarse, para reaparecer, para recobrar sus fueros... ?sta es para m¨ª la materia de la literatura fant¨¢stica.
P. Son relatos deudores de otros g¨¦neros, de la novela fant¨¢stica, por supuesto, de la novela g¨®tica, de la poes¨ªa. El lector encuentra en ellos una especie de s¨ªntesis de su gran cultura, pero ?qu¨¦ le han aportado a usted?
R. Son siempre un placer. Constituyen un placer extraordinario porque te permiten a la vez sondearte como individuo, y sondear los l¨ªmites de la literatura. En una novela realista conozco las dimensiones de esa realidad, aunque siempre hay un misterio subyacente en toda literatura. Pero aqu¨ª entro a un terreno que desconozco. Voy como un explorador. Creo que las Cr¨®nicas de Indias son el debut de la literatura fant¨¢stica en Am¨¦rica Latina porque estos exploradores espa?oles ve¨ªan cosas absolutamente incre¨ªbles. Ve¨ªan playas de perlas negras, tortugas con caparazones del tama?o de una casa, ballenas con dos senos de mujer, sirenas con cola de pescado... Ten¨ªan una capacidad para fabular lo desconocido, que desemboca maravillosamente en el momento en el que la fantas¨ªa se vuelve real, que es la espl¨¦ndida descripci¨®n de la entrada a Tenochtitl¨¢n por Bernal D¨ªez del Castillo. Ah¨ª la ficci¨®n se vuelve la realidad m¨¢s concreta y, curiosamente, esa realidad fant¨¢stica hay que destruirla enseguida, hay que vencerla a pesar de la admiraci¨®n y el amor que provoca. Quiz¨¢ hay algo de eso en todas las novelas de misterio. Dr¨¢cula es eso, Frankenstein tambi¨¦n. Hay el amor del monstruo y el amor al monstruo. Es la situaci¨®n de Dr¨¢cula, un vampiro conocido y reconocido y, sin embargo, las mujeres a pesar de las advertencias de doctores, maridos o amantes, no se ponen collares de ajo, no tienen un crucifijo a mano y dejan las ventanas abiertas para que entre. ?Qu¨¦ atracci¨®n nos produce la belleza de lo horrible!, que dir¨ªa Voltaire.
P. Hablando de vampiros, uno de ellos, Vlad, protagoniza su ¨²ltimo relato y resulta muy inquietante por lo que tiene de real. ?Qui¨¦n es, por ejemplo, Eloy Zurinaga? ?Este empresario sin escr¨²pulos est¨¢ inspirado en alguien real?
R. Est¨¢ inspirado en muchos abogados mexicanos viejos, profesores de la escuela de derecho... Y eso es lo que me interesaba, que son gente real, no vampiros ni nada por el estilo, al menos que yo sepa, pero tienen una cosa mustia, apolillada, como que se est¨¢n desvaneciendo y con ellos toda una ¨¦poca. Me agarr¨¦ a uno de esos personajes para crear a este hombre.
R. Si uno se pregunta si quiere vivir para siempre, puede que en primera instancia dijera que s¨ª, pero enseguida va a decir no. La vida est¨¢ ordenada para la muerte y le digo, como mexicano, que nosotros no hacemos distinci¨®n. Todo es vida, incluyendo la muerte. De manera que hay una cierta perversidad en el intento de vivir eternamente, y la ¨²nica manera como puedes lograrlo, puesto que biol¨®gica y cient¨ªficamente no se puede, es convertirte en fantasma. Hay en uno de estos relatos, y creo que es la primera vez que aparecen en nuestra literatura, fantasmas que vienen de la Inquisici¨®n. Son los que est¨¢n en la casa de esta pobre solterona que de repente se ve invadida por ellos a los que su madre, con su gata siniestra, manten¨ªa a raya. Muere la se?ora y los fantasmas se manifiestan. Estaban ah¨ª, esperando, y ¨¦sta es la ¨²nica manera de sobrevivir que encontraron.
R. La mujer lleva una vida de profesional, con una hija, una vida dom¨¦stica, que es la capa fr¨¢gil y superficial de su existencia. Vlad rompe esa capa y le demuestra otra realidad a la cual ella se adhiere: la del vampiro, y esta inmortalidad mortal que se prolonga en el tiempo pero que no significa vida, y sin embargo cae bajo su hechizo. Siempre me ha llamado la atenci¨®n la facilidad con la que seduce Dr¨¢cula a las mujeres, y mi personaje es el t¨ªpico ejemplo de esa tentaci¨®n. Abrir las ventanas al vampiro y dejar atr¨¢s una vida convencional.
P. En este relato, de forma breve pero muy elocuente, narra la desaparici¨®n del hijo del protagonista y el significado de esa ausencia. ?Hay algo en esas l¨ªneas de la p¨¦rdida y la ausencia de su propio hijo?
R. Hay mucho ah¨ª de nuestra biograf¨ªa, claro, eso brota a veces en la literatura aunque no lo quieras, aunque no lo busques. Hay muchas cosas en la literatura que se imponen. Uno se acuesta en la noche diciendo ma?ana voy a escribir tal cosa, y en la ma?ana te sientas a escribir y te sale algo en lo que no hab¨ªas pensado. Quiz¨¢ es el producto de tus sue?os, de los sue?os que olvidas que son los ¨²nicos buenos sue?os, porque los que recuerdas son siempre rid¨ªculos.
P. Al menos son fant¨¢sticos...
R. Tanto que yo creo que hay una parte on¨ªrica nuestra que s¨®lo se manifiesta en la creaci¨®n literaria y art¨ªstica porque no la controlamos. No somos conscientes de ese sue?o, entonces ¨¦l se impone, brota y comprendes al escribirlo que estaba ah¨ª.
P. ?Mantiene viva la presencia de su hijo Carlos?
R. Cotidianamente, todos los d¨ªas, nunca est¨¢ ausente. Es una presencia diaria, pero no sabe hasta qu¨¦ grado lo tenemos presente.
P. ?Se aprende a vivir con esa ausencia?
R. Absolutamente. ?l vive con nosotros, lo llevamos a todas partes, nos acompa?a, nos conversa, nos re¨ªmos recordando las cosas que dec¨ªa... No es una ausencia, es una presencia. Esa p¨¦rdida es el peor dolor, no hay nada comparable, ni la muerte del amante, del padre, de la madre, de un amigo, no hay nada comparable. ?se es el dolor m¨¢s grande que hay y tiene que surgir, consciente o inconscientemente, cuando uno escribe. Marca muy hondamente.
P. Es significativo que su hijo escribiera poes¨ªa, como si aprovechara el ¨²nico resquicio creativo que le dejaba su padre...
R. Tambi¨¦n pintaba quiz¨¢ porque yo tampoco soy pintor, aunque tuve la tentaci¨®n, de jovencito me gustaba la caricatura... Pero ¨¦l tom¨® esos dos caminos que no entraron en competencia con su padre. Creo que me lo dijo, y ¨¦l era bastante consciente. Pero no es porque se lo hubiera propuesto, sino porque le nac¨ªa. Vivi¨® muy poco, muri¨® a los 25 a?os, pero empez¨® a muy corta edad.
P. Alguien que escribe: "Yo s¨®lo s¨¦ que lo que me ha pasado a m¨ª, le ha pasado peor a otro hombre" demuestra una gran generosidad y sin pensarlo leg¨® a sus padres la f¨®rmula para superar su p¨¦rdida.
R. ?l sufri¨® mucho en hospitales. Pas¨® en ellos largas temporadas y siempre dec¨ªa que hab¨ªa gente a la que le iba peor que a ¨¦l: "No soy la peor v¨ªctima del mundo", dec¨ªa, "hay gente que sufre m¨¢s que yo". Es muy conmovedor. Fue un chico muy notable, muy extraordinario.
P. ?Elegir¨ªa usted alg¨²n relato?
R. No, no puedo, uno quiere a todos sus hijos y m¨¢s en una colecci¨®n de cuentos. Amo todos los cuentos. Cada uno te permite imaginar algo diferente. Me encanta pensar que puedo bajar a un s¨®tano y, quiz¨¢ en compa?¨ªa de un fantasma, convertirme yo mismo en fantasma. O que una bella mujer puede ser salvada de un tenebroso machista marido mexicano por un ¨¢ngel ¨¢rabe en un jard¨ªn.
R. ?se es un tema en el que insisto mucho, el de la fraternidad de los dos pueblos semitas. ?stos son hermanos y, hablando de pol¨ªtica, me parece un desastre lo que ocurre, porque leyendo los libros sobre el tema, que est¨¢n saliendo a borbotones, ves la claridad con la que Clinton vio que el problema de toda esa parte del mundo empezaba con la soluci¨®n del conflicto entre Palestina e Israel. Es la tortilla que volte¨® el idiota de Bush para irse a Irak y crear la confusi¨®n, y la matanza, y el horror en que ha desembocado. Se ha aplazado la verdadera soluci¨®n del problema. Un desastre, en fin. Recib¨ª el Premio Pr¨ªncipe de Asturias en compa?¨ªa de Arafat y de Rabin, que recibieron el premio de la concordia, y por eso hice un discurso, no sobre el choque de civilizaciones, que es una idea que me parece perversa, sino sobre el encuentro de civilizaciones, la fusi¨®n de civilizaciones en la cuenca del Mediterr¨¢neo. Habl¨¦ sobre eso y, al terminar, Arafat se me acerc¨® y me dijo: "Eso lo pudo haber escrito un palestino". Y Rabin me dijo: "Eso lo pudo haber escrito un israel¨ª". Somos la misma cultura, cu¨¢l choque de civilizaciones, qu¨¦ Huntington ni qu¨¦ nada. Tenemos que hacer una civilizaci¨®n a partir de m¨²ltiples aportaciones y la convivencia entre palestinos y jud¨ªos tiene que ser promovida internacionalmente. La comunidad internacional tiene un papel fundamental. En cuanto al machismo, en este relato hay una mujer, Calixta, que tiene un talento superior al de su marido y el marido no lo tolera, le sale a borbotones el machismo mexicano. Sin embargo ella encuentra como un regalo del cielo a este ¨¢rabe en su jard¨ªn. Los jardines son muy bonitos para establecer escenas de pecado y redenci¨®n, y no digamos si se trata de jardines ¨¢rabes en los que ellos son los maestros.
P. Ah¨ª recuerda lo que fue la cultura ¨¢rabe y parece mentira que hoy est¨¦n en la situaci¨®n que est¨¢n.
R. Pero pueden volver a ser lo que fueron, por qu¨¦ negar nada. Clinton ha hecho algo excepcional, que es un discurso en el que le recomienda a la audiencia americana que se ponga a pensar lo que ser¨¢ de ellos cuando ya no sean la primera potencia del mundo. ?ste es un pensamiento romano, pero es ins¨®lito que un pol¨ªtico de Estados Unidos le diga eso a la gente. Y es que nada es eterno.
P. Siempre ha reiterado su fe en la palabra. ?Se renueva esta fe cada vez que escribe?
R. Absolutamente, creo en el lenguaje como una de las dimensiones de la libertad. Fuera de uno es una realidad social, pero tambi¨¦n es una realidad ¨ªntima, tiene de las dos cosas, es un puente gracias al cual nos comunicamos con el lector, pero tambi¨¦n con nosotros mismos. A veces esa verbalidad interior se manifiesta en lo que llamamos un poema, una novela, un ensayo, un cuento.
R. Recuerdo conversaciones con Bu?uel en las que me dec¨ªa: "C¨®mo le envidio Carlos su capacidad verbal, yo no s¨¦ escribir. Cuando le escribo a mi madre, le digo, querida mam¨¢ te escribo para decirte que te estoy escribiendo, tu hijo que te escribe, Luis Bu?uel". "?igame Bu?uel", le dec¨ªa, "yo envidio su capacidad visual, ya quisiera ver las cosas que usted ve". Porque en Bu?uel casi no hay palabras, s¨®lo im¨¢genes, pero im¨¢genes que cuentan. Son maneras distintas de hacer lo imposible, que es completar el mundo, una tarea inacabada e inacabable. ?Qu¨¦ falta en el mundo? Se plantea un escritor, se plantea un pintor. Y siempre llegamos a la conclusi¨®n de que lo que vamos a a?adir al mundo depende de quienes nos preceden. No se puede escribir, no se puede crear, sin la tradici¨®n que viene detr¨¢s, ella nos sostiene. En pintura hay dos casos que crean la tradici¨®n rompiendo con lo anterior: Giotto y Piero della Francesca, que aparecen en mi libro, y luego el cubismo, que es una ruptura brutal, la primera pintura sin espacio, no hay paisaje, no hay espacio. Vel¨¢zquez es otro gran ejemplo, un caso ejemplar de asunci¨®n de tradiciones y proyecci¨®n de las mismas. Vel¨¢zquez viene de la m¨¢s grande tradici¨®n figurativa del Renacimiento, pero crea una tradici¨®n moderna: la del misterio dentro de una pintura din¨¢mica que avanza hacia el espectador y le invita a entrar en el cuadro.
R. Est¨¢ el hecho bastante parad¨®jico de que la escuela mural¨ªstica mexicana, propuesta como una pintura nacionalista, tenga muy poco que ver con los grandes antecedentes ind¨ªgenas de M¨¦xico y todo que ver con tradiciones europeas. Rivera viene del Renacimiento; Paolo Ucello, de los grandes murales uccellescos. Siqueiros, del expresionismo alem¨¢n, es clar¨ªsimo, ¨¦sa es su tradici¨®n, y no es mexicana ni mucho menos. Hicieron una especie de dictadura del mexicanismo pero no hay tal mexicanismo, resulta que es pintura occidental.
P. Las reproducciones del libro son magn¨ªficas. ?C¨®mo resuelve usted el debate entre la obra de arte y su reproducci¨®n?
R. Yo opino lo que dijo Jean L. Godard sobre las pel¨ªculas que pasan por televisi¨®n. Una pel¨ªcula que pasan en televisi¨®n es en relaci¨®n a mi obra, a c¨®mo yo la conceb¨ª para ser vista en un cine, lo que una tarjeta postal es a un original de Rembrandt. De manera que las reproducciones son eso en cierto modo. Godard tiene raz¨®n.
P. Volviendo a la novela ?d¨®nde estar¨ªa hoy la vanguardia?
R. La vanguardia y todo lo que pueda implicar est¨¢ en la extraordinaria abundancia y calidad de la novel¨ªstica de todo el mundo. All¨¢ por los a?os cincuenta se dijo que la primera mitad del siglo XIX le perteneci¨® a la novela de Europa occidental, la segunda mitad a la novela rusa, la primera mitad del siglo XX a la novela norteamericana y la segunda mitad le va a pertenecer a la novela latinoamericana. Resulta que fue mucho m¨¢s all¨¢, le perteneci¨® a la novela africana, a la novela del Magreb, a la novela del ?frica negra, de Sur¨¢frica, de Jap¨®n, de India, de Pakist¨¢n, de las antiguas colonias brit¨¢nicas. Ha surgido la novela en los lugares m¨¢s inesperados. Siempre pas¨® lo mismo, siempre la novela tuvo la competencia de otros medios, vodevil, teatro, cine, radio, televisi¨®n... No es ninguna novedad, y sin embargo la novela persiste porque es la manera m¨¢s ¨ªntima que tenemos de conocernos a nosotros mismos y a nuestros semejantes, de entrar a fondo en la realidad de lo que somos individualmente y como seres miembros de una colectividad. No se ha inventado otra forma mejor de hacerlo, no hay manera m¨¢s profunda y m¨¢s bella de entendernos a nosotros mismos, de entender a los dem¨¢s que a trav¨¦s del lenguaje.
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