El Pent¨¢gono reconoce que Rumsfeld aprob¨® interrogatorios m¨¢s duros en Guant¨¢namo
En la guerra sorda que se libra en el Pent¨¢gono entre su liderazgo civil -Donald Rumsfeld y Paul Wofowitz- y algunos mandos militares, agudizada por la crisis de las c¨¢rceles, una de las principales batallas es la de qui¨¦n asume la responsabilidad de los interrogatorios en los que casi todo vale. La l¨ªnea oficial es que la culpa es de un grupo de polic¨ªas militares desenfrenados; los acusados dicen que cumpl¨ªan ¨®rdenes, y los mandos militares -los generales John Abizaid y Ricardo S¨¢nchez- aseguraron en el Congreso que esas ¨®rdenes no proced¨ªan de ellos.
Lo que el Pent¨¢gono admiti¨® el jueves es que Rumsfeld aprob¨® a finales de 2002 que se aplicaran t¨¦cnicas especialmente duras para interrogar a un saud¨ª detenido en Guant¨¢namo del que se sospechaba que formaba parte del equipo de pilotos suicidas del 11-S. El m¨¦todo, se asegura, dio resultado y permiti¨® acceder a datos sobre planes terroristas y redes de financiaci¨®n, pero en enero de 2003, la preocupaci¨®n de los abogados de Defensa por la dureza del sistema llev¨® a suspender provisionalmente la directiva. Tres meses m¨¢s tarde, al tiempo que se desarrollaba la guerra, se aprobaron nuevos criterios, m¨¢s suaves, pero entre los que estaban la alteraci¨®n del sue?o de los presos y diversas privaciones sensoriales. Este apartado no est¨¢ claro, porque la lista de medidas es secreta. El general Geoffrey Miller, actual responsable de las c¨¢rceles en Irak, fue el encargado de aplicar esa pol¨ªtica en Guant¨¢namo.
En el debate sobre si todo esto inspir¨® a los responsables de Inteligencia militar para dirigir a los soldados de Abu Ghraib en la presi¨®n sobre los detenidos, Rumsfeld trata de desviar el foco de atenci¨®n con el argumento de que no est¨¢n las cosas para distracciones. "Muchos de nosotros estamos dedicando un mont¨®n de tiempo a este asunto [los malos tratos en las c¨¢rceles] y tenemos encima la transici¨®n y la transferencia de soberan¨ªa del 30 de junio", dijo el jefe del Pent¨¢gono.
A impedir que se difumine la presi¨®n a favor de la dimisi¨®n de Rumsfeld van a estar dedicados los esfuerzos de la coalici¨®n MoveOn.Org, que recoge fondos entre sus miles de seguidores para financiar un anuncio "que garantice que todo el mundo conozca la responsabilidad directa de Rumsfeld en la cat¨¢strofe de las prisiones". El anuncio arranca con la estatua de la libertad cubierta por un capuch¨®n como el de los presos y recuerda que el jefe del Pent¨¢gono puso en marcha tras el 11-S los planes para arrancar confesiones a los prisioneros "mediante coacci¨®n f¨ªsica y humillaciones sexuales". Y concluye con esta pregunta: "?Por qu¨¦ Bush no ha destituido a este hombre?".
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