24 horas en vela bajo la lluvia para ver pasar a la Princesa en coche
Centenares de personas pasan la noche a la intemperie para tratar de observar a los invitados desde la plaza de la Armer¨ªa
"Ha merecido la pena". Completamente calados por una fort¨ªsima lluvia, acababan de ver pasar por la plaza de Armas del Palacio Real a Letizia Ortiz vestida de novia, pero dentro de un coche. Centenares de personas pasaron la madrugada del viernes al s¨¢bado en vela para coger un buen sitio en el lugar privilegiado que la Casa del Rey hab¨ªa ofrecido a las 5.000 primeras personas que llegasen. Fueron un pu?ado de valientes que esperaron a la intemperie, la mayor parte del tiempo bajo la lluvia, hasta 20 horas, para "no perderse nada de este acontecimiento hist¨®rico". Teresa Rodr¨ªguez, de 38 a?os, de Arganda del Rey, se refer¨ªa, por supuesto, a la boda real.
La m¨¢s valiente, sin duda, era Isidra Castro, de 70 a?os, que se hab¨ªa desplazado sola desde Cuenca. "Como soy hu¨¦rfana y mi marido se muri¨®, no tengo que pedirle permiso a nadie", comentaba ayer risue?a. Con una de sus manos in¨²til, con su zapato ortop¨¦dico y ayudada de una muleta, se plant¨® en la estaci¨®n de Atocha. De all¨ª, andando, hasta la puerta del palacio, vestida con un fino traje de chaqueta y con apenas un peque?o bolso de mano como equipaje. Lleg¨® a las 18.00 del viernes. A esa hora llov¨ªa, pero alguien le regal¨® un paraguas y Jonathan, de 14 a?os, el hijo de Teresa, le prest¨® su sudadera.
Teresa se hab¨ªa apostado frente al Palacio Real a las 11.00 con la intenci¨®n de quedarse toda la noche para conseguir "verlo todo en primera fila". Poco a poco, se les fueron uniendo, mejor o peor pertrechados, gentes de muy distintas procedencias: Getafe, Alcorc¨®n, Jerez, Medell¨ªn (Colombia) o Quito (Ecuador). La lluvia hac¨ªa por momentos m¨¢s dif¨ªcil la situaci¨®n frente al palacio, pero aguantaban. Hasta que, a eso de las 22.30, un polic¨ªa les comunic¨® que hab¨ªan estado esperando, guardando sitio, en balde. Esa zona ten¨ªa que estar despejada hasta las 5.00 y el lugar m¨¢s cercano para esperar estaba al otro lado de los jardines reales. Vuelta a empezar desde cero para comenzar otra vez las colas, con sus eventuales codazos y las agrias pol¨¦micas sobre qui¨¦n hab¨ªa llegado antes. El grupo se dividi¨®: unos a la plaza de Ramales, con m¨¢s cola, m¨¢s ambiente, pero tambi¨¦n m¨¢s discusiones; y otros a la calle de Carlos III, m¨¢s tranquila. Isidra eligi¨® la segunda, siempre cuidada por Teresa, su hijo, su sobrina Nerea, de 20 a?os, una amiga (Anusca) y un reci¨¦n conocido, pero ya amigo, Andr¨¦s.
Hasta las 5.00, entre conversaciones, bromas y alguna discusi¨®n, conocieron a gentes de todas las edades que hab¨ªan llegado de Canarias, de C¨¢diz, de Le¨®n, incluso de Santiago de Chile, s¨®lo para ver la boda.
A las 5.50, les empezaron a dejar pasar, previo cacheo de los numeros¨ªsimos agentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa. Pero en la plaza de Ramales hab¨ªan abierto a las 5.00, por lo que Isidra estaba bastante atr¨¢s en la siguiente cola, formada por unas 2.000 personas en la calle de Requena, frente a la puerta de Santiago que da acceso a la plaza de la Armer¨ªa.
La nueva espera, con el cansancio acumulado, fue todav¨ªa m¨¢s tensa. El menor amago de colarse alg¨²n puesto era castigado con gritos y silbidos por la multitud. Si el infractor persist¨ªa, un chivatazo pon¨ªa en marcha a alg¨²n polic¨ªa que volv¨ªa a dejar las cosas como estaban. A las 7.00, tras un agobiante paso y un nuevo control, esta vez de la Guardia Civil con comprobaci¨®n de identidad incluida, accedieron a la plaza. Todo el mundo estuvo de acuerdo en dejar pasar a Isidra la primera.
Dentro, m¨¢s nervios y m¨¢s codazos que nunca por ver pasar a la familia real, andando, desde el palacio hasta la catedral de la Almudena a las 11.00. Ya chispeaba. Pero antes de la salida de la novia comenz¨® a llover cada vez m¨¢s intensamente hasta convertirse en un diluvio. Do?a Letizia pas¨® en coche e Isidra, Teresa y los dem¨¢s, calados, decidieron tirar la toalla e irse, aunque insist¨ªan: "Ha merecido la pena, nos lo hemos pasado muy bien".
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