El Cant¨¢brico calmado
Sosiego y paz tras el traj¨ªn del fin de semana. Esa fue la propuesta musical que trajo el cantautor vasco Jabier Muguruza, acompa?ado por el combo formado entre los estudiantes del ¨²ltimo curso del LIPA (Liverpool Institute for Performing Arts), la instituci¨®n acad¨¦mica que fund¨® la pasada d¨¦cada el ex Beatle Paul McCartney. Era la ¨²ltima actuaci¨®n conjunta, tras una peque?a gira por Espa?a. Fruct¨ªfero experimento de juntar la deliciosa musicalidad del cantautor vasco, su exquisita po¨¦tica en euskera, con la ilusi¨®n de un grupo de j¨®venes brit¨¢nicos que han elegido la m¨²sica como profesi¨®n.
Era la de Muguruza la m¨²sica del Cant¨¢brico, pero sin esa bravura de olas y marejadas que hace dura la vida en la costa norte de Espa?a. Como si ese mar estuviera siempre sereno al arrullo del oleaje. Las tres aventajadas alumnas de Liverpool se comportaron como tales, protagonistas, haciendo sonar sus gargantas como esas que dec¨ªan escuchar los marineros y pescadores en sus viejas leyendas.
Jabier Muguruza con el Combo del LIPA
Jabier Muguruza, acorde¨®n y voz; Tori Beaumont, Marte Helleseter y Mariona Castillo, voces; Kristian Sveholm, bajo; Thomas Meyer y Michael Gay, guitarras; Peter Watson, teclados; y Jay Sikora, bater¨ªa. Galileo Galilei. Madrid, 23 de mayo.
Se afana Muguruza en explicar cada una de las canciones que interpreta, a sabiendas de que entre la parroquia madrile?a no se domina su lengua materna. Met¨¢foras de lo cotidiano, poes¨ªa, an¨¦cdotas de la experiencia vivida durante los ensayos en Liverpool, humor sutil. Estremece con la historia real de la actriz que todos tomaron por loca, Frances Farmer, cuya vida interpret¨® Jessica Lange en el cine; conmueve con la de Benino edo Benito, en la que un ni?o italiano elige a una figurita t¨ªpica de los belenes como su personaje hist¨®rico favorito; asusta con la del psiquiatra que se suicida e invita al buen rollo cuando dice a su amigo imaginario que en su casa siempre le "recibir¨¢ bien contento" y habr¨¢ una habitaci¨®n en silencio para ¨¦l.
Un ejercicio de belleza con unos m¨²sicos que sin apenas conocer al cantautor ni la idiosincrasia vasca y espa?ola se han acoplado a la perfecci¨®n, uniendo lo brit¨¢nico a lo cant¨¢brico en un mar que resulta c¨¢lido. Como un Mediterr¨¢neo, pero sin sol.
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