El hombre tranquilo
Manolo P¨¦rez Estremera es un tipo templado, como lo ha sido Jos¨¦ Mar¨ªa Otero en sus ocho a?os como director general del ICAA. Hace falta templanza para dicho cargo, especialmente en estos tiempos en que la derecha cabreada infama a los cineastas con el invento de las subvenciones, su rechazo a la guerra o cualquier tema en el que su protesta civil haya sido protagonista.
Daba la impresi¨®n de que la ministra de Cultura hab¨ªa estado dando palos de ciego sin atinar en el nombramiento de tan alto cargo, pero parece que finalmente ha acabado acertando al nombrar a quien puede soportar con flema las demandas oportunistas de los negociantes de turno, las exigencias de la excepci¨®n cultural, el contacto obligado con el cine de Am¨¦rica Latina, y en atinar nada menos que en eso que le falta al cine espa?ol para conquistar sus propios mercados. Son eternas asignaturas pendientes que en otro tiempo tuvieron el f¨¦rreo apoyo de una pol¨ªtica gubernamental, como cuando desde ese cargo Pilar Mir¨® destruy¨® las censuras, las viejas leyes y hasta las costumbres que se hab¨ªan ido creando con el tiempo y los favoritismos. Referencia obligada.
P¨¦rez Estremera ha batallado a lo largo de su vida profesional en diversos frentes del cine, y sabe bien de lo que el tema trata. Conoce a sus gentes, tanto en sus grandezas como en sus miserias. Lo ha vivido como ayudante de direcci¨®n, escritor de libros, comprador de pel¨ªculas para las televisiones y hasta como director del Festival de San Sebasti¨¢n durante dos a?os en los que era perentorio mejorar herencias perversas. Bienvenido al cargo, pues, y que los dioses le protejan.
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