Las riadas causan cerca de 500 muertos en Rep¨²blica Dominicana y Hait¨ª
Lluvias torrenciales provocaron el desbordamiento del r¨ªo Sili¨¦ en la zona fronteriza
Cerca de 500 personas han perdido la vida en Rep¨²blica Dominicana y la vecina Hait¨ª tras las lluvias torrenciales que han arrasado la zona fronteriza. Los equipos de rescate de la Comisi¨®n Nacional de Emergencias (CNE) de Rep¨²blica Dominicana segu¨ªan ayer buscando cad¨¢veres en el barrio La 40, en Jiman¨ª, donde han fallecido al menos 135 personas. Otras 250 siguen desaparecidas en esta localidad despu¨¦s de que el desbordamiento del r¨ªo Sili¨¦ sorprendiera a decenas de lugare?os mientras dorm¨ªan. Los muertos en el vecino pa¨ªs de la isla Espa?ola suman al menos 260.
Desde el lunes a mediod¨ªa, cuando arreciaron los diluvios, en Rep¨²blica Dominicana s¨®lo importaba lo que ocurr¨ªa en Jiman¨ª, una peque?a localidad ubicada a 280 kil¨®metros al suroeste de Santo Domingo, junto a la frontera haitiana. La magnitud de la tragedia centraba todas las atenciones y esfuerzos en esa zona seca que vive en el m¨¢s completo de los olvidos. Los datos que manejaba el vicealmirante Radham¨¦s Lora Salcedo, director de la CNE, indicaban que en menos de 24 horas hab¨ªa ca¨ªdo en la zona la m¨¢s alta cantidad registrada en la historia en ese espacio de tiempo.
La tragedia comenz¨® a gestarse el viernes por la noche, cuando las bajas presiones comenzaron a afectar a Hait¨ª y Rep¨²blica Dominicana. Los aguaceros, que el s¨¢bado provocaron grandes inundaciones, se sintieron con especial fuerza en el lugar en el que nace el r¨ªo Sili¨¦, en el pa¨ªs m¨¢s pobre de Am¨¦rica. Su caudal comenz¨® a crecer. Y las aguas a llegar a cauces secos. Las corrientes fueron ganando fuerza y bajando hacia el lugar donde iban a morir, en el lado dominicano. Pero antes de desembocar en el Lago Herniquillo, arrasaron todo lo que encontraron a su paso: ¨¢rboles, camiones, casas y seres humanos.
Ayer por la ma?ana, Lora Salcedo hablaba de 76 muertos. Pero estaba convencido de que habr¨ªa que seguir contando. "Esa cifra no es algo fijo. Puede subir en las pr¨®ximas horas y en el curso de la ma?ana, y sabe Dios en los pr¨®ximos d¨ªas", dijo en un canal de televisi¨®n.
El portavoz de la CNE se encarg¨® de corroborar los malos augurios de su superior. Al comienzo de una conferencia de prensa, habl¨® de 104 muertos en Rep¨²blica Dominicana, que minutos despu¨¦s ya hab¨ªan subido a 120.
Los heridos fueron trasladados a centros hospitalarios de la zona para ser atendidos, pero no en el de Jiman¨ª, que result¨® parcialmente destruido. Las riadas e inundaciones han dejado grandes da?os materiales y agr¨ªcolas todav¨ªa sin cuantificar.
Los sistemas de agua potable y el¨¦ctrico se colapsaron y el servicio telef¨®nico s¨®lo se reanud¨® ayer. Al menos 300 viviendas fueron arrastradas por las aguas del Sili¨¦. Otras 700 resultaron casi destruidas. Y las calles de la localidad cambiaron el asfalto por el lodo y las piedras. En bastantes lugares, el suelo se hundi¨®.
Las autoridades de la CNE trasladaron hasta la zona de la cat¨¢strofe agua potable, medicinas, alimentos no perecederos, ropas y s¨¢banas, en gran parte donados por instituciones, empresas y particulares.
En Hait¨ª, fuentes de protecci¨®n civil se?alaban que hab¨ªa al menos 260 muertos. El desbordamiento del r¨ªo Sili¨¦ arras¨® la poblaci¨®n de Fond Verrettes, de 40.000 habitantes.
"Esto es una cat¨¢strofe. Hacemos un llamamiento de ayuda a los amigos de Hait¨ª", afirm¨® el primer ministro, Gerard Latortue, tras ser trasladado a la zona en un helic¨®ptero canadiense.
Los servicios de salud de ambos pa¨ªses trabajan para evitar la propagaci¨®n de enfermedades. Una de las medidas m¨¢s dr¨¢sticas es enterrar r¨¢pidamente en fosas comunes a los cad¨¢veres que no sean identificados.
"Mis hijos est¨¢n flotando"
Cerca del barrio La 40, en Jiman¨ª, Dorca Dotel gritaba de desesperaci¨®n. Sus mejillas, curtidas por la edad y la vida en una zona donde el sol seca la tierra y la lluvia, parad¨®jicamente, suele brillar por su ausencia, no presentaban signos de l¨¢grimas. Sin embargo, el dolor de perder a su familia sonaba desgarrador ante las c¨¢maras de televisi¨®n del canal CDN. "Mis muchachitos y mi hija est¨¢n flotando en el agua. El agua los ha matado. Mi Dios, dame fuerzas, que aguante este golpe, que son cuatro, cuatro", lamentaba Dorca. Un corro de gente presenciaba la escena en silencio.
Los relatos iban del llanto familiar al alivio de haber escapado de las aguas. "Trat¨¦ de sacar a los hijos m¨¢s chiquitos m¨ªos. Me los puse en los brazos. El agua me tumb¨® con ellos y nos arrastr¨® como un kil¨®metro y medio". Juan de la Cruz vivi¨® para contarlo y se manten¨ªa sereno.
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