Vivir antes de la muerte

"Se?or, d¨¦janos vivir antes de la muerte", reza una l¨¢pida que la oto?al May (Anne Reid) lee en compa?¨ªa de su joven yerno, Darren (Daniel Craig). Lejos est¨¢n ambos de saber que lo que se traer¨¢n entre manos, muy poco despu¨¦s, ser¨¢ ni m¨¢s ni menos que una explosiva, imprevista e inadecuada pasi¨®n. La explicaci¨®n de lo que ¨¦l siente queda un tanto ofuscada (nos lo presentan como un hombre desorientado, que tiene una esposa con la que no vive y un ni?o autista, a los cuales jam¨¢s veremos). En cambio, la de ella es perfectamente expl¨ªcita, no en vano el relato se focaliza prioritariamente en May, y se puede explicar con una frase que la propia protagonista lanza en un momento de la acci¨®n: "No estoy preparada para la vejez", afirma.

Antes, este mod¨¦lico gui¨®n, una gentileza del gran escritor Hanif Kureishi, comienza casi como un remedo de Cuentos de Tokio, de Yasujiro Ozu, con ese viaje que los padres, quienes viven en una bonita vivienda en el campo, hacen a sus ruidosos hijos en la gran ciudad; y con la muerte de uno de los progenitores, en este caso el padre. Pero nada de lo que sigue luego responde ni a la ¨¦tica ni a las intenciones del gran maestro japon¨¦s: estamos en otro mundo, dice Kureishi, en el que la dictadura del deseo carnal puede cebarse con una mujer en las puertas de la ancianidad.

Es arriesgada la apuesta que realizan el guionista, y con ¨¦l su director, el eficaz Roger Michell (su cr¨¦dito m¨¢s famoso es Notting Hill, que tan poco tiene que ver con ¨¦sta, lo que habla muy bien de su profesionalidad). Primero, porque el personaje de May se antoja casi odioso, con sus silencios c¨®mplices, su actitud ante su hija Paula (Bradshaw), a la que literalmente enga?a, adem¨¢s de, si creemos a la chica, haberla sometido a una suerte de marginaci¨®n afectiva que hizo de ella una mujer insegura. Luego, porque no estamos acostumbrados a ver as¨ª, con la explicitud con que aqu¨ª se muestra, el deseo oto?al.

Pero a pesar de todo, The mother se construye como una paciente historia de amor a contracorriente, una magistral lecci¨®n de cine adulto y, a la postre, tambi¨¦n un toque de atenci¨®n al espectador, siempre m¨¢s dispuesto a aceptar lo contrario, el deseo oto?al masculino orientado hacia una chica joven... la perfecta demostraci¨®n de que Kureishi no ha olvidado, con los a?os, los afanes de provocaci¨®n inteligente que han hecho de ¨¦l una figura central en las letras brit¨¢nicas contempor¨¢neas.