Que alguien se pare a pensar
Alicia Luna, Ic¨ªar Bolla¨ªn y Pizqui Calvo enviaron el pasado martes a EL PA?S una carta en la que propon¨ªan una nueva manera de presentar las informaciones relativas a malos tratos a mujeres. Cada vez que un medio de comunicaci¨®n relata el asesinato o la agresi¨®n de una mujer, afirmaban, otras mujeres maltratadas que hab¨ªan conseguido armarse de valor abandonan los procedimientos de ayuda, aterrorizadas ante la renovada amenaza que les lanza su pareja. Cada titular de ese tipo, aseguran, puede convertirse, y se convierte en muchos casos, en un arma para el maltratador, que lo utiliza como recordatorio de lo que pasar¨¢ si la mujer sigue adelante con su comportamiento insumiso.
Las tres firmantes (guionista y directora de la pel¨ªcula Te doy mis ojos y presidenta de la asociaci¨®n Mar¨ªa de Padilla) ped¨ªan que "alguien se parara a pensar en estas consecuencias". ?Es posible que la simple avalancha de informaciones en prensa, radio y televisi¨®n sobre malos tratos, reflejando ¨²nicamente la capacidad de hacer da?o del maltratador, la pura imagen de violencia masculina, pueda estar teniendo un efecto secundario indeseado? ?Es posible que algunos hombres violentos se sientan arropados al verse reflejados en otros hombres igualmente capaces de pegar o matar a sus parejas? ?Ser¨ªa deseable cambiar el enfoque de esas informaciones, de forma que el precio que tendr¨¢n que pagar esos hombres por su violencia pase a ocupar el primer plano del titular?
La petici¨®n de Luna, Bolla¨ªn y Calvo de que los especialistas analicen lo que est¨¢ sucediendo parece m¨¢s que justificada. Quiz¨¢s el Instituto de la Mujer, u otra organizaci¨®n similar, pueda promover un r¨¢pido estudio para que los medios de comunicaci¨®n tengan m¨¢s elementos a la hora de discutir y determinar su propia actitud. Las preguntas clave ser¨ªan: ?Qu¨¦ efecto tiene la manera de dar este tipo de noticias sobre otras mujeres maltratadas? ?Y sobre sus maltratadores?
Puede suceder que la tranquilizadora impresi¨®n que tiene la mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n de que ya hacen todo lo que pueden para ayudar a modificar esos brutales comportamientos sociales est¨¦ injustificada. Pararse a pensar suele ser una buena recomendaci¨®n. Incluso para los medios de comunicaci¨®n, por aquello, que dec¨ªa un renacentista italiano, de que quien piensa poco se equivoca mucho.
Y puestos a pensar lo que hacemos y decimos, quiz¨¢s ser¨ªa una buena idea que algunos periodistas y personajes p¨²blicos dejaran de decir, como si fuera una broma, que son "un poco machistas" o que, en el fondo, "todos los hombres son un poco machistas". ?Dir¨ªan acaso p¨²blicamente que son un poco racistas? Es poco probable, y sin embargo racismo significa considerar a una raza o a un pueblo superior en m¨¦ritos o derechos a otra, y machismo, algo muy parecido: considerar a un sexo, el masculino, superior en m¨¦ritos y derechos a otro, el femenino. ?Donde est¨¢ la gracia de ser un poco machista?
Es algo tan extra?o como esos hombres o mujeres que se vanaglorian en p¨²blico de no saber lo que es el feminismo. ?Acaso alguien culto reconoce que no tiene ni idea de lo que es el socialismo, el sindicalismo o el marxismo? Seguro que no: forman parte de la historia del pensamiento pol¨ªtico de la humanidad. Pues feminismo, seg¨²n la Real Academia, es una "doctrina social favorable a la mujer, a la que concede capacidad y derechos reservados antes a los hombres". Y forma parte de la historia del pensamiento pol¨ªtico de la humanidad, con el mismo derecho que todos los anteriores, incluidos el tomismo, el budismo y el liberalismo. ?F¨¢cil, no?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.