Elecciones polis¨¦micas
ANTEAYER COMENZ? oficialmente la campa?a de los comicios del 13 de junio que designar¨¢n a los 54 representantes espa?oles -sobre un total de 732 esca?os- en el Parlamento de Estrasburgo. La expresi¨®n elecciones de segundo orden utilizada por los expertos para describir la cita europea refleja adecuadamente sus caracter¨ªsticas. La novedad del sufragio ciudadano directo para la designaci¨®n de los diputados (antes de 1979 esa labor correspond¨ªa a los Parlamentos nacionales), la inexistencia pr¨¢ctica de partidos de ¨¢mbito europeo y el escaso conocimiento por la opini¨®n p¨²blica de una instituci¨®n parlamentaria lejana geogr¨¢ficamente y no homologable con sus equivalentes nacionales explican la menor participaci¨®n popular-en comparaci¨®n con las legislativas o las locales- en todos los pa¨ªses. No es casual que la mayor abstenci¨®n espa?ola en las europeas se haya producido cuando se celebraron en solitario (45,29%, en 1989), en vez de coincidir con las municipales (31,46%, en 1987, y 36,95%, en 1999) o las auton¨®micas andaluzas (40,86%, en 1994).
El PP ha intentado transformar las elecciones al Parlamento Europeo en una segunda vuelta de las legislativas que le permitiera tomarse la revancha del 14-M para convertir en victoria su derrota
Esa es la raz¨®n de que los resultados de los comicios europeos se presten a interpretaciones polis¨¦micas. Planteados como instrumento subalterno de la estrategia de los partidos para conservar o alcanzar el poder en su propio pa¨ªs, las motivaciones de los ciudadanos al concurrir a las urnas no son tanto el deseo de tener voz en Estrasburgo como la voluntad de pronunciarse sobre cuestiones de pol¨ªtica nacional. Dados los costes m¨ªnimos que implica aparentemente la renuncia al voto ¨²til en la convocatoria europea, los votantes pueden juguetear con las papeletas para castigar al Gobierno o para premiar a formaciones marginales o anti-sistema. La sustituci¨®n de la circunscripci¨®n provincial -utilizada en las generales y auton¨®micas- por el colegio nacional concede facilidades a esos mensajes de disgusto o de advertencia.
La estrategia anunciada por los dirigentes del PP en el mitin de Vista Alegre era plantear la cita del 13-J como una vengadora segunda vuelta del 14-M. La hip¨®tesis seg¨²n la cual el atentado del 11-M habr¨ªa provocado un trastorno mental transitorio en el cuerpo electoral y mudado la cantada victoria del PP en una inesperada derrota llevaba a la obligada conclusi¨®n de que las aguas electorales volver¨ªan a su cauce una vez disipados los efectos de ese delirio colectivo. Sin embargo, los trabajos sobre el 14-M y el 13-J realizados en abril por el Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS) rebajan considerablemente las optimistas expectativas del PP.
Por lo pronto, el estudio poselectoral del CIS sobre el 14-M destruye el mito de que el PP hubiese obtenido sin lugar a dudas un triunfo aplastante en las legislativas de no ser por el atentado. Seg¨²n se desprende del trabajo del CIS, los populares s¨®lo llevaban una ligera ventaja -menos de un punto- a los socialistas en el momento de comenzar la campa?a electoral. Esa m¨ªnima distancia incial del PP (en torno a los 200.00 votos) qued¨® reducida a un empate virtual justo en v¨ªsperas del 11-M: a partir del 27 de febrero se hab¨ªa puesto en marcha una corriente de fondo claramente favorable al PSOE. Las repercusiones del atentado aceleraron despu¨¦s la tendencia ya iniciada a comienzos de la campa?a y dieron a los socialistas los cinco puntos de ventaja sobre los populares (1.390.000 votos) registrados el 14-M: la movilizaci¨®n de los abstencionistas y de los j¨®venes permiti¨® al PSOE reunir el mill¨®n y medio aproximado de votos que le dio la victoria.
El bar¨®metro del CIS de abril dobla para el 13-J los cincos puntos de ventaja obtenidos el 14-M por el PSOE: un 45,8% de voto estimado frente a un 35,4% del PP. Las diferencias son m¨¢s abultadas sin la cocina demosc¨®pica: la intenci¨®n de voto directo marca 24 puntos, y la intenci¨®n de voto m¨¢s simpat¨ªa, 26 puntos. A la luz de esos trabajos -aunque los sondeos siempre son inciertos como fuente de pron¨®sticos- se entiende mejor la actual prudencia de Mariano Rajoy: no es seguro que los tonos agresivos, truculentos y apocal¨ªpticos de la precampa?a electoral del PP para el 13-J le permitan dar la vuelta a los resultados del 14-M.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.