Al futuro con pa?uelo
Pasear por una calle de Madrid, Barcelona o Granada tocada con el hiyab o velo isl¨¢mico es exponerse a ser blanco de miradas hostiles. Y, sin embargo, con enorme frecuencia son las mujeres j¨®venes, las que han abrazado la modernidad y una idea de progreso, las partidarias de lucir en p¨²blico ese signo de identidad musulmana tan mal visto en las sociedades occidentales. Esta aparente paradoja es clave para entender la situaci¨®n de las mujeres en el complejo y cambiante universo isl¨¢mico, especialmente el de los pa¨ªses ¨¢rabes, y, en concreto, de Marruecos, un dif¨ªcil vecino para Espa?a del que procede una parte substancial del flujo migratorio, especialmente denso desde los a?os ochenta.
Son las mujeres j¨®venes e instruidas las que han hecho del velo un baluarte de la identidad musulmana y una se?a de identidad feminista
Mart¨ªn Mu?oz habla de un fen¨®meno de 'reislamizaci¨®n' que rechaza los valores codificados por los santones m¨¢s retr¨®grados
Es cierto que la inmigraci¨®n marroqu¨ª en nuestro pa¨ªs (m¨¢s de medio mill¨®n de personas, aunque los regularizados no superan los 330.000) es mayoritariamente masculina, y est¨¢ siendo objeto de especial estudio, an¨¢lisis y debate tras el impacto de los atentados del 11-M, en los que intervinieron ciudadanos de ese pa¨ªs. Pero en este an¨¢lisis se deja siempre de lado la importancia de la inmigraci¨®n femenina, que, seg¨²n datos de 2002, representa el 32,63% del total.
Diver sos perfile s
De este colectivo, sujeto con frecuencia a estereotipos negativos, se ocupa el informe Mujeres musulmanas en Espa?a. El caso de la inmigraci¨®n femenina marroqu¨ª, elaborado por las profesoras Gema Mart¨ªn Mu?oz y Ana L¨®pez Sala, profesora de Sociolog¨ªa del Mundo ?rabe e Isl¨¢mico, la primera, y de Sociolog¨ªa, centrada en las migraciones, la segunda. Este peque?o volumen, editado en 2003, pretende desentra?ar la mara?a de t¨®picos que oscurece la imagen de las 200.000 mujeres llegadas a Espa?a en sucesivas oleadas, y por diferentes razones, desde el pa¨ªs magreb¨ª.
El primer objetivo del texto es diferenciar los perfiles que se ocultan bajo ese pol¨¦mico yihab. Porque el velo musulm¨¢n es utilizado no s¨®lo por la mujer sumisa, tradicionalmente ligada al destino del esposo y al cuidado de los hijos, sino por mujeres j¨®venes, estudiantes, o aspirantes a serlo, que han hecho de esa prenda un baluarte de la identidad musulmana, y una se?a de identidad feminista. Son mujeres que ven a Espa?a como pa¨ªs de destino definitivo y en las que la idea de retorno est¨¢ m¨¢s debilitada que en sus compatriotas masculinos. Y no s¨®lo eso; seg¨²n el estudio, las mujeres marroqu¨ªes, "muestran un inter¨¦s y motivaci¨®n de interacci¨®n con la sociedad espa?ola mayor que los hombres".
La profesora Mart¨ªn Mu?oz, especialista en el mundo ¨¢rabe, lamenta que esta complejidad de rasgos y biograf¨ªas que esconde el yihab no haya sido percibida hasta ahora por las sociedades occidentales, y, en concreto, por los medios de comunicaci¨®n. Y, sin embargo, la tarea que reclama no es f¨¢cil. Sobre todo a la luz del an¨¢lisis que la propia autora hace de las sociedades ¨¢rabes de hoy d¨ªa, dominadas a¨²n por el milenario sistema patriarcal. Cierto que en el Magreb se est¨¢ produciendo una evoluci¨®n compleja que rehuye las simplificaciones, y que las situaciones personales, la mentalidad y el nivel cultural de las mujeres de esta zona dista mucho de ser uniforme. Pero una realidad salta a la vista: el islam es el marco en el que se define su vida.
Si bien esta religi¨®n represent¨® inicialmente un viento de modernidad en estas sociedades patriarcales, el Cor¨¢n, revelado a lo largo de 20 a?os (612-632), ofrece ejemplos a tradicionalistas y rupturistas para defender una y otra l¨ªnea argumental. "Se observan dos etapas muy diferenciadas: la de La Meca -ciudad del Profeta- y la de Medina -donde tuvo que refugiarse y ganar partidarios para expandir el nuevo mensaje-", recuerda Mart¨ªn Mu?oz. En la primera etapa se condensan las disposiciones m¨¢s innovadoras para las m¨¢s conservadoras. El islam, como sistema religioso-pol¨ªtico-social establece las normas que considera m¨¢s adecuadas para su perpetuaci¨®n y la del sistema por ¨¦l generado.
Como la propia profesora reconoce, los jurisconsultos isl¨¢micos decidieron que las segundas disposiciones ven¨ªan a abrogar las primeras. Esta l¨ªnea de pensamiento ha dominado en los pa¨ªses ¨¢rabes. En el caso de Marruecos ha dado paso a sociedades rurales endog¨¢micas y patriarcales en las que los poderes pol¨ªticos han apuntalado su autoridad y su supervivencia con la ayuda de los ulemas m¨¢s conservadores y de una interpretaci¨®n r¨ªgida e inmutable del Cor¨¢n.
Bandera de liberaci¨®n
Como rechazo a esta situaci¨®n, las nuevas generaciones de mujeres han hecho una relectura innovadora del islam, convirti¨¦ndolo en bandera de liberaci¨®n feminista. Se ha producido as¨ª, defiende Mart¨ªn Mu?oz, una reislamizaci¨®n que rechaza los valores encorsetados y codificados por los santones m¨¢s retr¨®grados y propone un regreso al "islam autentico", como marco m¨¢s progresista y compatible con las conquistas feministas de nuestros d¨ªas.
S¨®lo que en la ¨®ptica de una sociedad secularizada como la espa?ola, en la que la escuela p¨²blica no contempla la ense?anza obligatoria de la religi¨®n, esta reislamizaci¨®n no deja de provocar inquietud, como lo provocar¨ªa un fen¨®meno de recatolizaci¨®n. M¨¢xime cuando el islam es invocado por los sectores integristas ligados al terrorismo de Al Qaeda.
Para Mart¨ªn Mu?oz, el uso del hiyab tiene una carga de "autoafirmaci¨®n cultural", y no s¨®lo de afirmaci¨®n religiosa. La autora deja claro que "los valores musulmanes nutren y legitiman el modelo social", pero esta hiperreligiosidad que horroriza en Occidente, donde est¨¢ considerada como un s¨ªntoma retr¨®grado e involucionista, no puede sino crear alguna clase de rechazo en los pa¨ªses de acogida.
Por eso, el fen¨®meno de reislamizaci¨®n al que alude la profesora Mart¨ªn Mu?oz, est¨¢ condenado a no ser comprendido del todo en las sociedades desarrolladas de Europa, profundamente secularizadas y muy recelosas de los s¨ªmbolos de religiosidad extrema. No hay m¨¢s que ver el rechazo que ha provocado la iniciativa de ¨ªncluir una menci¨®n a las ra¨ªces cristianas, en la Constituci¨®n europea.
?Hacia un integrismo isl¨¢mico feminista?
EL INFORME SOBRE las inmigrantes marroqu¨ªes en Espa?a se sustenta en un trabajo de campo realizado entre 60 mujeres marroqu¨ªes representativas de este colectivo, llegadas en diferentes oleadas y por diferentes motivos. De sus respuestas "se desprende que entre la variedad de argumentaciones que aducen a favor del uso del hiyab (profesionales, feministas, nacionalistas o anti-imperialistas), la religiosa stricto sensu no viene casi nunca sola ni ocupa el primer lugar en el discurso de estas mujeres. De hecho es sobre todo su voluntad de 'estar presentes en la sociedad' la que en la pr¨¢ctica se conjuga con el uso indumentario del yihab", dice el texto.
No hay que olvidar que la realidad social en Marruecos ha cambiado precisamente, no tanto por efecto de la modernizaci¨®n pol¨ªtica como por un factor socioecon¨®mico, la incorporaci¨®n de la mujer al trabajo y, por tanto, su presencia en la vida p¨²blica, y los progresos en materia de escolarizaci¨®n, con un arrinconamiento cada vez m¨¢s marcado del analfabetismo. Lo que permite decir a la autora que "el acceso a la escolarizaci¨®n ha representado la principal revoluci¨®n para las mujeres ¨¢rabes". Aun as¨ª, el caso de Marruecos es algo especial por la lentitud con la que se ha llevado a cabo este proceso en el ¨¢mbito rural, donde vive a¨²n la mital de la poblaci¨®n. As¨ª, el 48,6% de las mujeres urbanas y el 87,2% de las de ¨¢mbito rural son analfabetas. De acuerdo con los datos que ofrece la propia autora, este detalle tiene relaci¨®n con la alarmantemente alta tasa de crecimiento demogr¨¢fico del pa¨ªs, pues la fertilidad de las mujeres es inversamente proporcional al nivel de estudios.
Pero, advierte la autora, son las mujeres urbanas m¨¢s que las campesinas las que utilizan el velo para demostrar su identidad cultural y religiosa, aunque dentro de este grupo haya que establecer no pocas diferencias. "La joven que hoy d¨ªa se pone voluntariamente el hiyab rechaza el velo tradicional de su madre, porque es s¨ªmbolo para ella de la ignorancia, la superstici¨®n, la reclusi¨®n, es decir, todo aquello de lo que se ha desprendido gracias a los estudios, a la educaci¨®n: el hiyab les permite hacer visible tambi¨¦n su ruptura con los mayores y afirmar a trav¨¦s de ¨¦l que su sumisi¨®n a Dios prima sobre su sumisi¨®n al hombre".
Por eso, subraya, "lejos de la superflua interpretaci¨®n que asocia a la mujer velada con la sumisi¨®n y a la desvelada con la liberaci¨®n, el mundo de la vestimenta esconde hoy d¨ªa un mundo diverso lleno de s¨ªmbolos que hay que descodificar correctamente y que normalmente tienen sobre todo que ver con los diferentes espacios y con las diferentes generaciones".
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