La nostalgia se aloja en el Primavera Sound de la mano de los Pixies

Que la nostalgia no es patrimonio de los que peinan canas fue la conclusi¨®n de la primera jornada completa del Primavera Sound, de Barcelona. El festival vivi¨® sus momentos de gloria con la reaparici¨®n de los Pixies, una de las pocas cosas que quedaban por reivindicar de la d¨¦cada de 1980. La banda de Boston se convirti¨® en la ense?a de un festival que depar¨® im¨¢genes multitudinarias propias de gran acontecimiento veraniego cuando Frank Black y los suyos iniciaron su actuaci¨®n en un escenario que atrajo a la pr¨¢ctica totalidad del p¨²blico, 15.000 personas seg¨²n la organizaci¨®n. La nostalgia y Pixies fueron los vencedores de una jornada marcada por la buena m¨²sica y por las colas. La buena m¨²sica la pusieron artistas como Wilco, Lloyd Cole, The Fall, James Chance, Dayna Kurtz, Llu¨ªs Llach o Ruper Ordorika, artistas que centraron buena parte de la atenci¨®n de un p¨²blico que hubiese animado m¨¢s y mejor los conciertos si no hubiese tenido que soportar colas de hasta dos horas para entrar.

Los Pixies se llevaron la palma con un concierto planteado como un reencuentro. Tras 11 a?os de intentar superar en solitario la fama del grupo, sus cuatro componentes han vuelto para pasear su leyenda por los escenarios. En el Primavera Sound lo hicieron con solvencia y decoro, sin asomo de tedio e incluso con cierta pasi¨®n. Ofrecieron un repertorio sin fisuras, desempolvando los recuerdos a fuerza de Debaser, Monkey gone to heaven o Here's come my mind.