La ONE subraya el af¨¢n de claridad de Garc¨ªa Abril

Con los primeros calores llega a su fin el ciclo de conciertos de la Orquesta y Coro Nacionales. Esta vez lo hace fuera de llamativas convocatorias, pero, en cambio, dentro de un inter¨¦s evidente. Antoni Ros Marb¨¢ (Hospitalet, 1937) extrajo de la Nacional todos sus valores, al margen de sus conflictos laborales, y con su consumado magisterio y su innata sensibilidad, ahormada por tres maestros excelentes servidores de la m¨²sica como fueron Eduardo Toldr¨¢, Sergiu Celibidache y Jean Martin¨®n, alcanz¨® versiones de aut¨¦ntica jerarqu¨ªa art¨ªstica.

As¨ª, el Concierto n¨²mero 2, en fa menor, de Chopin, con el que se presentaba el joven y triunfador pianista de Shanghai, Mei-Ting Sun, descubri¨® a todos una serie de dones -rigor y preciosismo, principalmente- que justifican la m¨¢s abierta esperanza de futuro. Y Ros, buen pianista, se identific¨® desde el "podio" con el mesurado preciosismo del nuevo virtuoso.

Si las obras musicales ganan puntos con el paso del tiempo, no cabe duda de que Hemeroscopium cuenta entre lo m¨¢s granado de Ant¨®n Garc¨ªa Abril, un turolense que, m¨¢s que al mud¨¦jar, parece inclinarse a las luces y perspectivas levantinas. A la significativa ciudad de Javea, cerca de donde los griegos cre¨ªan que nac¨ªa el sol, tal nos recuerda el compositor, dedic¨® Garc¨ªa Abril su obra, escrita a petici¨®n de la RTVE en 1972 por Enrique Garc¨ªa Asensio. Despu¨¦s de 30 a?os, la brillant¨ªsima partitura suena fresca y como reci¨¦n nacida en los valores representativos de la personalidad del m¨²sico y hasta de su credo: melodismo evolutivo de ra¨ªces l¨ªricas, sustantividad de la instrumentaci¨®n, naturalidad del discurso y af¨¢n preciso de claridad. La obra y su autor fueron largamente ovacionados en uni¨®n de la orquesta y su director invitado.