Las coaliciones variables
PNV y EA vuelven a concurrir por separado a las elecciones europeas, secundando ambos a candidatos catalanes
Los dos partidos nacionalistas coligados en el Gobierno auton¨®mico, PNV y EA, no han sido capaces esta vez de ponerse de acuerdo en una candidatura conjunta para las elecciones europeas, como tambi¨¦n les ocurri¨® en los comicios generales del 14 de marzo. Se ha roto as¨ª con la f¨®rmula ensayada en 1999, ¨²nica ocasi¨®n en la que acudieron juntos a unas elecciones europeas, y PNV y EA vuelven a presentarse ante el electorado nacionalista como opciones separadas.
Ambos han preferido situar a sus hombres como segundos en sendas candidaturas de coalici¨®n con otros partidos nacionalistas perif¨¦ricos. En el caso del PNV, es la primera vez que eso ocurre, ya que este partido siempre hab¨ªa colocado a su candidato como cabeza de lista en las listas conjuntas en que ha participado, aunque hasta ahora con socios de menor tama?o y representatividad
Las elecciones europeas han sido desde su inicio banco de pruebas para los partidos nacionalistas, que han ensayado en ellas coaliciones ad hoc, ante la necesidad de responder desde su peque?a dimensi¨®n a una elecci¨®n en circunscripci¨®n ¨²nica, claramente desventajosa para ellos. Tal vez por eso, esas coaliciones se han revelado tambi¨¦n puramente coyunturales, garant¨ªa de un agrupamiento de un cierto voto que complementara para mayor seguridad a su electorado habitual en otras convocatorias.
El PNV no ha repetido coalici¨®n ni una sola vez, desde las primeras elecciones en 1987. Y nunca hasta hoy hab¨ªa compartido lista con sus hom¨®logos catalanes de CiU, a quienes ha debido ceder, de modo natural dado el n¨²mero de votos que cada cual garantiza, la cabecera de la candidatura. El candidato peneuvista y su ¨²nico eurodiputado en la ¨²ltima legislatura, Josu Ortuondo, ocupa el segundo lugar y cada candidato trabaja en su terreno, con contados actos conjuntos. La coalici¨®n
que re¨²ne a los firmantes de la Declaraci¨®n de Barcelona (PNV, CiU, ERC) es un intento, aprovechando tambi¨¦n el momento de revisi¨®n de los estatutos de autonom¨ªa, de reeditar la Galeusca que impulsaron en los a?os treinta los m¨¢ximos lideres de los nacionalismos gallego, catal¨¢n y vasco.
El PNV, en las elecciones europeas de 1987, 1989, 1994 y 1999, ha compartido lista, sucesivamente y siempre en distintas combinaciones, con el Partido Galeguista Nacionalista, con las Agrupaciones Independientes de Canarias, la Coalici¨®n Galega y el Pancal (Partido Nacionalista de Castilla y Le¨®n); con Coalici¨®n Canaria, Uni¨® Valenciana, Partido Arargon¨¦s, con Coalici¨®n Galega y Uni¨® Mallorquina, y, en una ocasi¨®n, en 1999, con su escisi¨®n, EA, y los socios de este partido en Catalu?a, ERC.
Por su parte, EA, ha mantenido una mayor estabilidad en sus alianzas, con la constante de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y del Partido Nacionalista Galego, ¨¦ste hasta 1994. Sus socios menores han sido Acci¨® Catalana-Entesa Nacionalista i Ecologista, y Tierra Comunera-Partido Nacionalista Castellano. La coalici¨®n m¨¢s potente fue la de 1999, cuando el PNV, EA, ERC y Uni¨® Mallorquina reunieron en Euskadi casi 400.000 votos, por debajo, en todo caso, de lo que ha obtenido el PNV solo en las ¨²ltimas generales de marzo. En 1994, y por separado, tuvieron 233.000 y 78.000 respectivamente.
En contraste con aquel intento, PNV y EA no han tenido en esta ocasi¨®n ni siquiera la intenci¨®n de repetir coalici¨®n. La situaci¨®n de sus respectivos socios catalanes, CiU y ERC, ha sido determinante. El tir¨®n electoral del partido republicano es para EA una garant¨ªa en los momentos de declive electoral continuado que vive la escisi¨®n del PNV. El desplazamiento de CiU del poder en Catalu?a por el acuerdo tripartito PSC-ERC-IC hac¨ªa impensable, adem¨¢s, cualquier posibilidad de encuentro de los dos partidos nacionalistas catalanes en una misma lista.
En todo caso, son las europeas las elecciones en las que PNV y EA pueden seguir pemiti¨¦ndose la separaci¨®n. La ruptua de la coalici¨®n entre ambos ofrece muchos m¨¢s problemas, sin embargo, de cara a las pr¨®ximas auton¨®micas, donde el list¨®n de los 603.000 votos que ambos juntos ofrecieron al lehendakari en mayo de 2001 aconseja a ambas fuerzas la reedici¨®n de aquel acuerdo. El partido de Bego?a Errazti habr¨¢ tenido la ocasi¨®n mientras tanto, en las generales de marzo pasado y en las europeas ahora, de intentar resaltar un perfil propio, a cuya p¨¦rdida por la cercan¨ªa permanente con el PNV se teme tanto en las filas del sector oficial de EA.
La separaci¨®n en dos listas har¨¢ m¨¢s dif¨ªcil a ambas la rentabilizaci¨®n de los votos de la ilegalizada Batasuna, que en 1999 se present¨® bajo la sigla EH y que, en plena maximizaci¨®n pol¨ªtica de la tregua de ETA, obtuvo 225.000 votos.
Por el Europarlamento, como representaci¨®n del nacionalismo vasco no vinculado a ETA, han pasado, entre otros, el primer lehendakari de la democracia, Carlos Garaikoetxea, el vicepresidente de la Mesa del Parlamento, Gorka Kn?rr, o el ex alcalde de Bilbao Josu Ortuondo.
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