En la C¨¢rcel Negra
A los 56 d¨ªas de su condena, por un presunto delito com¨²n, el saharaui Hassan Jedi muri¨®, no hace dos semanas, por las torturas que le causaron los agentes marroqu¨ªes, en una celda de aislamiento de la prisi¨®n Lakhal de El Aai¨²n, conocida significativamente como C¨¢rcel Negra. A instancias de sus familiares y tras muchas peripecias y m¨¢s papeleo, al cad¨¢ver del saharaui Hassan Jedi se le practic¨® la autopsia, en el Instituto M¨¦dico Legal de Casablanca. La versi¨®n oficial ha sido tan concluyente como c¨ªnica y descarada: suicidio. O sea, que el saharaui Hassan Jedi, en la oscuridad nocturna de la celda de aislamiento se quit¨® la vida, como probablemente se la quitaron muchos iraqu¨ªes y muchos afganos, a quienes se les arras¨® las v¨ªsceras y los huesos a golpes de bate, de incisivos de doberman o de balazos sin contemplaciones. Una de dos: o el suicidio ha ingresado tambi¨¦n en el regocijo de la globalizaci¨®n, como la hambruna ajena, la riqueza propia, la peste lejana o el saqueo planificado, exclusivo y pr¨®ximo; o la humanidad se ha precipitado, en su viaje planetario, por uno de esos agujeros negros, donde el poder absorbe impunemente el tu¨¦tano de los pueblos m¨¢s d¨¦biles, hasta su inmersi¨®n en una geograf¨ªa de laboratorio y escombros. Por fortuna, las fotos y los testimonios nos descubren el bestiario que se pavonea detr¨¢s de los supuesto suicidios, un bestiario que se exhibe con la misma impudicia en las monarqu¨ªas feudales e inmisericordes, que bajo los focos de las m¨¢s soberbias democracias. Asistimos a uno de los momentos estelares de la perversi¨®n pol¨ªtica y militar, sin que apenas nadie mueva un dedo: la degollina interminable de palestinos, iraqu¨ªes y saharauis -de una lista abrumadora- salpica de complicidad a gobiernos y organizaciones internacionales, que se limitan a una nota diplom¨¢tica, y a la declamaci¨®n de los derechos de la persona y de los pueblos. Pero tragan. Tragan a Bush, tragan a Sharon y tragan a Mohamed VI, sin rechistar: prefieren mirarles el sucio triunfo de la bocamanga, que el naipe de ventaja en la manga. ?Aceptaci¨®n o cobard¨ªa?
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