"?Son balas de fogueo?"
Dos testigos, amigos del joven asesinado el lunes por un ex militar, reconstruyen los hechos
"Pero, ?son balas de fogueo?", pregunt¨® aterrado Domingo, de 31 a?os, despu¨¦s de que Florencio Dimas, un militar retirado de 76 a?os, hiciera su primer disparo contra el suelo a las puertas del bar de copas V. O. Versi¨®n Original. "No, hijo, no", contest¨® la esposa de Dimas, que le acompa?aba cuando ¨¦ste quer¨ªa saldar una cuenta pendiente a las puertas del citado bar entre su hijo -Juan Antonio- y Rodolfo Charrabe, un cliente de 27 a?os. Todo acab¨® con los cad¨¢veres de Rodolfo y de Dimas tendidos en el suelo y atravesados a balazos. (V¨¦ase EL PA?S de ayer).
Dos hermanos amigos de Rodolfo -Domingo y Juan- reconstruyeron ayer los ¨²ltimos minutos de la mortal pelea. Seg¨²n afirmaron, Dimas -jaleado por su hijo al grito de "?venga, venga!"- dio alcance a Rodolfo en la calle y, tras mirarle fijamente a los ojos, le descerraj¨® tres disparos.
"?Rodolfo, te han matado!", grit¨® Juan, de 23 a?os, que se abalanz¨® sobre Dimas para arrebatarle el arma: "?Has matado a mi amigo!". As¨ª comenz¨® un forcejeo que dur¨® unos segundos y despu¨¦s del cual Dimas tambi¨¦n acab¨® herido de muerte. Pocos momentos despu¨¦s, Rodolfo y Dimas yac¨ªan en el suelo."Juan y yo llegamos al bar sobre las doce y cuarto [de la noche]. Hab¨ªamos quedado all¨ª con Rodolfo para tomarnos unas copas y para hablar de una excursi¨®n a los Pirineos que ten¨ªamos planeada para el pr¨®ximo fin de semana", comienza su relato Domingo, de 27 a?os.
Rodolfo ya estaba en el bar y les coment¨® a sus amigos que se hab¨ªa encontrado con Juan Antonio. Ambos ya se conoc¨ªan de cuando Rodolfo trabajaba en la seguridad de una discoteca de la zona de Moncloa hace cuatro a?os. Hac¨ªa tan s¨®lo tres meses tuvieron una trifulca durante la cual Rodolfo, experto en artes marciales, le propin¨® un pu?etazo a Juan Antonio.
"Rodolfo nos dijo que estuvieron hablando del asunto y que todo estaba aclarado", contin¨²a Domingo. "Incluso nos cont¨® que le hab¨ªan invitado a una copa", prosigue. Luego, siguieron hablando de sus asuntos sin sospechar que Juan Antonio hab¨ªa ido a su casa a buscar a su padre para que acudiera al bar armado.
Sobre la 1.55, Juan, Domingo y Rodolfo abandonaron el V. O. Versi¨®n Original. En la calle, cuenta Juan, "escuchamos c¨®mo alguien nos dec¨ªa: venid, venid". Se giraron y vieron c¨®mo Juan Antonio, Dimas y su esposa les estaban esperando en la acera. "No sab¨ªamos lo que quer¨ªan, as¨ª que fuimos hacia ellos", contin¨²a Juan.
Cuando llegaron a unos tres metros de Dimas, ¨¦ste sac¨® un rev¨®lver "y nos grit¨®: ?Estaos quietos!", rememora Juan. "Dispar¨® una bala al suelo y se hizo da?o con el martillo del rev¨®lver", dice Domingo. Juan agarr¨® a Rodolfo y se apartaron de Dimas.
?l les gritaba: "?Mirad lo que me hab¨¦is hecho!", mientras les apuntaba. A unos cinco metros de Rodolfo, Dimas dispar¨® contra ¨¦l. "Corr¨ª hacia el tipo", cuenta Juan, mientras el hijo de Dimas gritaba: "M¨¢talos, pap¨¢, m¨¢talos", seg¨²n contaron los testigos.
"Le cog¨ª por la espalda", contin¨²a Juan, "pero ¨¦l me apuntaba hacia el costado". Comenz¨® as¨ª un forcejeo al que se uni¨® Domingo. Durante la pelea el arma de Dimas se dispar¨® dos veces. "Todo fue cuesti¨®n de segundos", prosigue Domingo. "No me acuerdo de nada, tampoco de los polic¨ªas y de que dispararan contra el tipo". Un coche patrulla camuflado de la comisar¨ªa de Chamart¨ªn lleg¨® al lugar tras escuchar la primera detonaci¨®n. Los agentes, tras disparar al aire, lo hicieron tambi¨¦n contra la pierna de Dimas, pero fue una de las balas que se dispararon durante el forcejeo la que acab¨® presuntamente, poco despu¨¦s, con la vida del militar jubilado.
Domingo se levant¨® y fue a ver a Rodolfo. "Ya no estaba consciente. Estuve tap¨¢ndole los agujeros de bala con mi camiseta", recuerda, mientras el hijo de Dimas -con amplio historial policial por trifulcas- les amenazaba: "?Los siguientes sois vosotros!".
A los dos hermanos todav¨ªa les tiemblan las piernas cuando piensan en el tiroteo. "Lo que m¨¢s rabia nos da es que si Rodolfo hubiese atizado al viejo cuando ¨¦ste sac¨® la pistola, nada de esto habr¨ªa ocurrido. Pero no lo hizo porque nunca le hubiese pegado a una persona mayor", concluye Juan, con l¨¢grimas en los ojos.
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