La foto
La imagen publicada el pasado martes en la p¨¢gina 5 de ABC en la que aparec¨ªan dos ciudadanas kuwait¨ªes con el rostro cubierto por un velo negro disparando la c¨¢mara de sus Nokias ¨²ltima generaci¨®n contra los tres ejecutados frente al Ministerio del Interior (disculpen la longitud de la frase y la cacofon¨ªa) me parece una met¨¢fora sublime, un s¨ªmbolo perfecto de esa gran paradoja que resulta la vida en ciertas partes del mundo. Puestos a hablar de civilizaci¨®n y de sociedades civilizadas, Kuwait, precisamente Kuwait, ha sido el ejemplo esgrimido por el primer mundo para demostrar que existen musulmanes moderados, prooccidentales y, c¨®mo no, desarrollados seg¨²n reza su alta renta per c¨¢pita. Pese a ello (o quiz¨¢ por ello), un pa¨ªs tan bien arropado por las grandes potencias, tan puesto al d¨ªa en tecnolog¨ªa y recursos, ha sabido mantener tradiciones tan ancestrales como la pena de muerte, las ejecuciones p¨²blicas ante cientos de espectadores que jalean la escena y la registran en la memoria virtual de un m¨®vil para enviarla a cualquier lugar del planeta junto a una frase feliz y macabra.
Para gran parte del pueblo kuwait¨ª, el linchamiento p¨²blico auspiciado por las leyes es algo quiz¨¢ natural. Si el reo ha cometido una vileza, un homicidio o una violaci¨®n imperdonable, les parece hasta coherente, consuetudinario, que su cuerpo se cimbree descoyuntado en la horca, sobre un tingladillo instalado por cuatro funcionarios en una concurrida acera de la ciudad. Para ellos no hay espanto ni horror, sino castigo necesario. Y no hay crueldad porque en su mundo de bienestar y avances tecnol¨®gicos sigue habiendo sitio para el Tali¨®n, para los primitivos c¨®digos de conducta de Oriente Pr¨®ximo y para la venganza de sangre con las que se reg¨ªan las tribus preisl¨¢micas.
El lunes fueron ahorcados en una plaza de Kuwait dos ciudadanos saud¨ªes y uno kuwait¨ª. Dos forenses con bata blanca les asistieron tras expirar. Les comprobaron el no pulso y el tono azul de la lengua. Luego vinieron las fotos del respetable y el env¨ªo oportuno e instant¨¢neo a alg¨²n pariente de Am¨¦rica del Norte, el pa¨ªs de la civilizaci¨®n. Eso fue todo.
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