Casa Blanca, SA
Otra dimensi¨®n escandalosa de la guerra de Irak es el negocio que supone para algunas grandes empresas estadounidenses, a comenzar por Halliburton, de la que Richard Cheney fuera consejero delegado hasta ocupar la vicepresidencia. Cheney siempre ha negado haber intervenido en los contratos con su antigua empresa, que el a?o pasado le pag¨® 178.473 d¨®lares en concepto de atrasos anuales debidos.
El ¨²ltimo esc¨¢ndalo desvelado por el semanario Time se refiere a un contrato por valor de 7.000 millones de d¨®lares, que precedi¨® en dos semanas a la guerra, concedido a la filial KBR de Halliburton en una licitaci¨®n sin competidores y apoyada por el Pent¨¢gono con el encargo de recuperar la capacidad de producci¨®n petrolera de Irak. Esta misma filial est¨¢ siendo investigada por cobrar precios excesivos en los combustibles que suministra al Ej¨¦rcito de EE UU en Irak. Halliburton, la empresa madre, es la que m¨¢s contratos -por un valor de 17.000 millones de d¨®lares- ha obtenido en esta guerra y en la reconstrucci¨®n del pa¨ªs ¨¢rabe, que han significado la eclosi¨®n de todo tipo de servicios privados junto a las fuerzas regulares.
Cheney no se plantea dimitir. Hay antecedentes: otro vicepresidente, Spiro Agnew, lo hizo en 1973 acusado de haber recibido sobornos por valor de 29.000 d¨®lares y por evasi¨®n fiscal. El revuelo causado por estas revelaciones sobre Cheney, en cambio, no ha sido excesivo. Y el propio vicepresidente se niega a ser entrevistado y preguntado sobre estos hechos. EE UU parece haberse acostumbrado a considerar aceptable esta creciente intimidad entre pol¨ªtica y negocios. Siempre ha existido, en un pa¨ªs en el que no se ve con malos ojos la pasarela entre la actividad privada y la p¨²blica. Pero nunca hab¨ªa llegado a grados tan extremos.
En las campa?as electorales ocurre otro tanto. Bush ya ha recolectado casi 100 millones de d¨®lares para su reelecci¨®n. Los llamados pioneros que m¨¢s aportan son tambi¨¦n quienes esperan favores o colocaciones posteriores en puestos de prestigio. Es una deriva de la pol¨ªtica doblemente preocupante. Por lo que pasa, y porque se sepa que pasa y todo siga igual sin que pase nada.
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