El autista de Hamelin
Estaban los empresarios manifestando su preocupaci¨®n ante una reforma del Estatuto que carece de un consenso previo entre los vascos y de acuerdo con el resto de Espa?a, y no se le ocurre mejor f¨®rmula ret¨®rica que la del "campamento base", como si nos fu¨¦ramos del monte a la cumbre. Si de algo no carece nuestro lehendakari es de tes¨®n, y sabe que ese tes¨®n, cuando entre las fuerzas pol¨ªticas espa?olas el enfrentamiento es duro, tiene posibilidades de ¨¦xito.
Cualquier lugar es bueno, por muy contrario que sea a sus designios libre-asociacionistas, para seguir entonando la melod¨ªa del soberanismo. Aunque en los foros m¨¢s conscientes crea preocupaci¨®n, como melod¨ªa callejera tiene la virtud de la de aquel flautista, que atra¨ªa a toda la poblaci¨®n infantil, despu¨¦s de haber arrastrado a los roedores urbanos. Mientras la melod¨ªa suene dulce a los nacionalistas y a los que llevan camino de serlo -desde Batasuna a IU pasando por EA-, y el resultado electoral ofrezca el poder, que m¨¢s da la preocupaci¨®n de los empresarios, que al fin y al cabo acabar¨¢n, como todos los dem¨¢s, someti¨¦ndose a dicho poder.
Tambi¨¦n dijo el lehendakari que la f¨®rmula del pr¨®ximo Gobierno ser¨¢ la del actual tripartito, despreciando cualquier otra que otorgue una cierta transversalidad pol¨ªtica. Ahoga as¨ª las remotas ilusiones de los que, con el buen talante del di¨¢logo y del tender puentes, esperaban alg¨²n cambio, y hace obligada para el futuro la actualmente abandonada alternativa de los constitucionalistas, aunque ¨¦sta gobierne en la actualidad en todos los pueblos de la Margen Izquierda donde la fuerza mayoritaria es el PSE. Incluso qued¨® claro -para el caso vasco, al menos- que de no asumirse por los poderes espa?oles la propuesta soberanista, no habr¨¢ soluci¨®n y el contenciosos seguir¨¢ servido. Entonces, si no va a existir acuerdo, para qu¨¦ tanta reforma. El nacionalismo vasco no est¨¢ dispuesto a tener selecciones que no puedan jugar en torneos internacionales no ya junto a la de Espa?a, sino mejor contra ¨¦sta. No s¨®lo est¨¢ ya en el campamento base, sino que quema las naves para una posible retirada.
Y no le falta razones a nuestro lehendakari para seguir adelante. Todos los que se opongan a sus planteamientos tienen muchas posibilidades de ser tachados de conservadores, despu¨¦s de una etapa en la que se consideraba que el origen del radicalismo del nacionalismo estaba en la actitud del PP. Ya no est¨¢ el PP, est¨¢ el PSOE, y la cr¨ªtica de conservadores, e incluso de reaccionarios, le alcanzar¨¢ tambi¨¦n a esta formaci¨®n. Ha avanzado mucho el lehendakari ante la opini¨®n progresista espa?ola en estos ¨²ltimos tiempos, y no digamos en las comunidades con arraigo nacionalista, como para que la mera existencia de un Gobierno socialista en Espa?a le suponga un gran inconveniente. Y si Zapatero tuvo la habilidad de robarle el di¨¢logo, tres problemas bien orquestados, el Cupo, la Ertzaintza y las selecciones, pueden devolv¨¦rselo. Adem¨¢s, si los vacos no est¨¢n a gusto, que les den la independencia y santas pascuas.
Con la despreocupaci¨®n del autismo, un pueblo sigue en marcha tras los sones emotivos de una nueva identidad ¨¦tnica reci¨¦n creada, aglutinadora como pocas y con gran predicamento fuera de sus latitudes. Se podr¨¢ decir que lo de Ibarretxe es inconcebible, pero ah¨ª est¨¢, con toda la naturalidad del mundo, sin pudor, convencido de sus posibilidades, aunque a los dem¨¢s nos parezca imposible. Y ah¨ª reside nuestro posible error. ?Por qu¨¦ no va a salir triunfante algo que se presenta con todo desparpajo, algo que, a pesar de sus riesgos, est¨¢ tan asumido por amplias masas en Euskadi? El que concluyamos con racionalidad que es un imposible, que es incluso una locura, no nos garantiza en absoluto que no acabe siendo posible. En pol¨ªtica lo razonable no siempre sale.
Bueno, ya estamos insultando, ya volvemos. No es mi intenci¨®n. Solamente s¨¦ que cuando a un autista le da por coger una cosa no hay razones en el mundo que se lo impidan. Y en pol¨ªtica eso, aunque no favorezca la convivencia, en ocasiones se ve como una virtud.
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