?Y si Lula fracasase?
Apenas un a?o y medio despu¨¦s de que la victoria de Lula en Brasil encendiese las esperanzas de tanta gente de todo el mundo que pensaba que otra pol¨ªtica es posible, aparecen los primeros s¨ªntomas de decepci¨®n por la marcha de la econom¨ªa brasile?a. ?sta ha tenido en los ¨²ltimos meses un buen comportamiento macro, que no ha trascendido a las expectativas de los ciudadanos: en 2003, el PIB brasile?o descendi¨® un 0,2% (lo que no ocurr¨ªa desde hace m¨¢s de una d¨¦cada) debido a la reducci¨®n del consumo de las familias, provocado por la ca¨ªda de las rentas y por el incremento del desempleo.
A levantar ese decaimiento dedic¨® buena parte de su jornada el ministro de Educaci¨®n de Brasil, Tarso Genro, una de las personas m¨¢s cercanas a Lula, que durante muchos a?os fue m¨ªtico alcalde de Porto Alegre. Genro visit¨® Espa?a hace una semana y aclar¨® algunas cosas frente a las preguntas de los que exigen al Ejecutivo brasile?o m¨¢s pol¨ªtica social, m¨¢s gasto p¨²blico, m¨¢s visibilidad de su ideolog¨ªa. Genro record¨® que el Gobierno de Brasil no es un Gobierno de izquierdas, sino una amplia coalici¨®n que va desde la izquierda del Partido de los Trabajadores (el de Lula) hasta el centro derecha. El m¨ªnimo com¨²n denominador de ese gobierno de coalici¨®n es el desarrollo econ¨®mico y ampliar la inclusi¨®n social.
La impaciencia de izquierdas quedaba matizada por la descripci¨®n de la herencia recibida: antes de la llegada de Lula a Brasilia parec¨ªa irremediable el default (la suspensi¨®n de pagos) de la deuda externa, con un nivel de riesgo pa¨ªs cercano a los 2.400 puntos b¨¢sicos. Seg¨²n Genro, con Fernando Henrique Cardoso se cuadriplic¨® la deuda. Adem¨¢s, la situaci¨®n de las infraestructuras es ruinosa (por ejemplo, no habr¨ªa energ¨ªa suficiente en el pa¨ªs si se consiguiese un crecimiento econ¨®mico estable superior al 5%), no hab¨ªa cr¨¦dito internacional y el 90% de los funcionarios llevaban tiempo sin adaptar sus salarios a la inflaci¨®n.
Por ello, la primera prioridad de Lula ha sido reestablecer la credibilidad internacional: "Ello no era una opci¨®n, sino una obligaci¨®n". Brasil no existe sin capitales a corto plazo, y han entrado en 2003. Esa presencia de inversi¨®n directa y de cartera, m¨¢s el acuerdo con el FMI ha hecho que Brasil mejore su calificaci¨®n de riesgo en las agencias especializadas (ha pasado de B a B+). Tambi¨¦n se ha logrado una cierta estabilizaci¨®n del real frente al d¨®lar (con oscilaciones entre 2,90 y 3,20 reales por d¨®lar) y una bajada de la inflaci¨®n en los alrededores del 9%.
Obtener estos ¨¦xitos macroecon¨®micos y primar la estabilidad ha significado sacrificar el crecimiento y, con ¨¦l, las reformas institucionales, las pol¨ªticas sociales contra la pobreza (los resultados del c¨¦lebre programa Hambre Cero son escu¨¢lidos) y la lucha contra la desigualdad. El Gobierno Lula ha empezado a ser acosado por su izquierda pol¨ªtica (con alguna escisi¨®n en el PT, entre ellas la de la propia hija de Tarso Genro), los sindicatos y el Movimiento de los Sin Tierra, que exigen una reforma agraria mucho m¨¢s agresiva. La ¨²ltima crisis del Gobierno con su base social se ha debido a la aprobaci¨®n de un aumento del salario m¨ªnimo muy escaso (ha pasado de 240 reales a 250, lo que supone unos 83 d¨®lares mensuales).
Dentro de poco tendr¨¢n lugar en Brasil las elecciones municipales: habr¨¢ que elegir a 5.000 alcaldes y casi 60.000 concejales. Ser¨¢n un test para Lula. Especial relevancia tienen las alcald¨ªas de los Estados que gobierna el PT, entre ellas las de Porto Alegre y, sobre todo, la de Sao Paulo. La alcaldesa de Sao Paulo, Marta Suplicy, pierde la alcald¨ªa en todos los sondeos. Si estas elecciones van mal para el PT se multiplicar¨¢n las presiones de su ala izquierda para que se practique una pol¨ªtica menos ortodoxa y m¨¢s cercana a los intereses directos de los ciudadanos. Pero la gran pregunta es qu¨¦ pasar¨¢ en Brasil si al final del mandato Lula ha fracasado. Es conveniente cuestionarse esto en una coyuntura en la que si bien el PIB ha crecido en el primer trimestre del a?o el 6,5%, una subida de los tipos de inter¨¦s en EEUU pod¨ªa truncar esta recuperaci¨®n para mucho tiempo. Tarso Genro no duda la respuesta: "Si el Gobierno Lula fracasa se ir¨¢ a una soluci¨®n populista (de derecha o de izquierdas) con tentaciones totalitarias". Es decir, lo peor.
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