Perera, por la puerta grande
Miguel ?ngel Perera, un novillero extreme?o que se presentaba ayer en Las Ventas, sali¨® a hombros por la puerta grande despu¨¦s de cortar tres orejas en una actuaci¨®n torer¨ªsima ante dos novillos muy nobles y de escasa codicia que le permitieron desarrollar su sentimiento de artista, y le impidieron que se hiciera presente la so?ada apoteosis.
Perera ha sido la gran sorpresa novilleril del final de la Feria de San Isidro. De porte tranquilo, conocedor de la t¨¦cnica y muy valiente, posee una concepci¨®n muy ortodoxa del toreo, y la ejecuta de forma muy natural, sin forzar la figura y sin aspavientos. A pesar de la falta de acometividad de sus novillos, brill¨® su toreo porque es muy puro y muy de verdad.
El Ventorrillo / Perera, Morenito, L¨®pez
Cinco novillos de El Ventorrillo, desigualmente presentados -1? y 2?, muy chicos-, mansos, blandos y muy nobles. El 6?, de Alejandro V¨¢zquez, manso y deslucido. Miguel ?ngel Perera: estocada baja (dos orejas); estocada baja (oreja). Morenito de Aranda: estocada (ovaci¨®n); pinchazo y media contraria (vuelta). Ismael L¨®pez: casi entera perpendicular (ovaci¨®n); dos pinchazos, media perpendicular, dos descabellos -aviso- y tres descabellos (silencio). Plaza de Las Ventas, 6 de junio. Novillada aplazada por la lluvia el 24 de mayo. M¨¢s de media entrada.
Lo primero que llam¨® la atenci¨®n fue el magn¨ªfico quite por chicuelinas que hizo a su primer novillo, que lleg¨® a la muleta con las fuerzas muy justas, pero nobil¨ªsimo y docil¨®n, ideal para un novillero de las maneras de Perera, como despu¨¦s se comprob¨®. Primero, dos estatuarios y unos ayudados por bajo, trazados con gusto y empaque. A continuaci¨®n, los redondos brotaron largos y mandones. Mejor¨® en el toreo por la izquierda con naturales muy profundos, trazados con superior elegancia. Y as¨ª prosigui¨® con otra tanda muy ligada con el de pecho, con el toro embebido y sin enmendarse. Abroch¨® la faena con unas bernardinas y le concedieron las dos orejas. El premio fue excesivo, ciertamente, porque si bien su toreo es de muchos quilates, la estocada cay¨® muy baja, lo que debe ser causa suficiente para el recato presidencial. M¨¢s soso fue el cuarto, pero volvi¨® a demostrar que sus maneras no eran fruto de la casualidad. Bien colocado, muy cruzado, enganch¨® al novillo por ambos lados y corri¨® la mano con soltura y maestr¨ªa. Fue, quiz¨¢, una labor m¨¢s enjundiosa que la primera.
Nobil¨ªsimos y flojos fueron los cuatro novillos restantes, y artistas los otros integrantes del cartel. Morenito de Aranda atesora una buena concepci¨®n del toreo, y lo dej¨® claro cuando se estir¨® a la ver¨®nica con las manos bajas y gracia torera. Su primero lleg¨® muy agotado a la muleta despu¨¦s de un fuerte tercio de varas que lo dej¨® sin aliento. Confirm¨® las buenas expectativas en el quinto, que le permiti¨® correr la mano con estimable sabor y con hondura en redondos y naturales templados y mandones. Super¨® la docilidad de su oponente con un toreo pleno de elegancia. Mat¨® mal y se tuvo que conformar con una vuelta al ruedo.
Ismael L¨®pez no quiso ser convidado de piedra y tambi¨¦n se present¨® como un novillero que sabe torear muy bien con capote y muleta. Su primero era noble como una ovejita y lo pas¨® de manera excelente por la izquierda y largos pases de pecho. Manso, bronco y ¨¢spero fue el sexto, que se empe?¨® en enviarlo a la enfermer¨ªa. Embisti¨® con la cara alta, sin clase, y el novillero no se descompuso, que ya es bastante.
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