La Uni¨®n recupera el v¨ªnculo transatl¨¢ntico
Las relaciones con Washington han mejorado desde la crisis abierta del a?o pasado
El a?o 1999 fue el de la verg¨¹enza para la UE cuando la concatenaci¨®n de una serie de diferentes circunstancias caus¨® la ca¨ªda en bloque de la Comisi¨®n Europea; 2003 fue el del abismo, cuando la crisis de Irak abri¨® una seria brecha entre lo que el jefe del Pent¨¢gono, Donald Rumsfeld, defini¨® la nueva Europa y la vieja Europa, y a¨²n m¨¢s entre Washington y Bruselas. Hoy, las heridas se van gradualmente cerrando. Franceses y alemanes prometen no poner demasiadas pegas a la resoluci¨®n de la ONU sobre el traspaso de soberan¨ªa a los iraqu¨ªes antes del 30 de junio y el papel de la fuerza multinacional; hay contenci¨®n en las cr¨ªticas a los abusos de militares norteamericanos en la prisi¨®n de Abu Ghraib y el presidente Chirac no censurar¨¢ la pol¨ªtica err¨¢tica de la Administraci¨®n Bush en Oriente Pr¨®ximo en la cumbre del G-8, que empieza ma?ana.
"Con Clinton viv¨ªamos mejor y hasta logr¨¢bamos enmascarar nuestras diferencias, que siempre han existido", comenta un diplom¨¢tico al repasar la pol¨ªtica exterior de la UE durante los ¨²ltimos cuatro a?os y las relaciones transatl¨¢nticas. "Una victoria de John Kerry en las elecciones presidenciales del pr¨®ximo noviembre tranquilizar¨ªa bastante el ambiente", a?ade.
Desde la ¨²ltima cumbre EE UU-UE, hace un a?o, se escucha en las canciller¨ªas que las relaciones con Washington se han encauzado y que han sido ya completamente resta?adas las heridas entre los Veinticinco. Pero son muchos los analistas que sostienen que las contradicciones y los intereses nacionales afloran cuando se trata de encontrar una posici¨®n com¨²n en cuestiones delicadas. En todo caso, se destaca como notable la aprobaci¨®n en diciembre de la primera doctrina de seguridad de la UE elaborada por el equipo del Alto Representante, Javier Solana.
La estrategia pone ¨¦nfasis en la importancia que para la estabilidad mundial tiene que funcionen bien las relaciones entre europeos y norteamericanos, pero en un plano de igual a igual. La UE apuesta por el multilateralismo y discrepa de la teor¨ªa de la guerra preventiva de la Administraci¨®n estadounidense, aun cuando no la excluye del todo para hacer frente a las grandes amenazas de este siglo: el terrorismo, las armas de destrucci¨®n masiva y los llamados pa¨ªses gamberros. Para la Uni¨®n, la soluci¨®n del conflicto ¨¢rabe-israel¨ª es una prioridad estrat¨¦gica.
Las m¨¢s flagrantes fracturas de la UE se han producido con la guerra de Irak. La ocupaci¨®n norteamericana fue apoyada pol¨ªtica y militarmente por Blair, Aznar y Berlusconi, as¨ª como por los diez pa¨ªses de la ampliaci¨®n, liderados por Polonia. Varsovia anuncia ahora que no s¨®lo no ampliar¨¢ su contingente una vez terminada la retirada de tropas espa?olas, sino que desea repatriar a sus soldados antes de fin de a?o. Franceses y espa?oles hablan de que haya una gran participaci¨®n ¨¢rabe en la fuerza multinacional. Par¨ªs propone, adem¨¢s, una conferencia internacional, y Berl¨ªn adelanta que no enviar¨¢ efectivos aunque suscribir¨¢ la futura resoluci¨®n del Consejo de Seguridad. Brit¨¢nicos e italianos siguen fieles a lo que marque la Casa Blanca.
En el conflicto palestino-israel¨ª hay aparentemente mayor sinton¨ªa en estos momentos. Pero nadie va m¨¢s all¨¢ de repetir la discutible validez de la Hoja de Ruta, el plan de paz de EE UU, UE, Rusia y la ONU y la labor de este cuarteto. Los Veinticinco no han modificado el objetivo de la creaci¨®n del Estado palestino en 2005, pese a que el Gobierno israel¨ª y la Casa Blanca ya han indicado que no ser¨¢ factible.
En ese embrollo, los Gobiernos europeos se sienten m¨¢s satisfechos cuando afirman tener su propia estrategia para el Mediterr¨¢neo y Oriente Pr¨®ximo, que pasa prioritariamente por el logro de la paz entre palestinos e israel¨ªes y lejos de imponer la cultura de las sociedades democr¨¢ticas occidentales, como quiere el presidente George W. Bush con su iniciativa de un Gran Oriente Pr¨®ximo, que abarque desde Marruecos hasta Afganist¨¢n. As¨ª se lo har¨¢n ver Chirac y Blair al inquilino de la Casa Blanca en el pr¨®ximo G-8.
Dos cuestiones de no menor relevancia son la iniciativa de una pol¨ªtica de relaci¨®n privilegiada con los pa¨ªses fronterizos de Europa y norte de ?frica tras la ampliaci¨®n, as¨ª como la apuesta por Turqu¨ªa. En la primera hay una concordancia te¨®rica, aunque existen divergencias sobre d¨®nde poner los l¨ªmites una vez que ingresen en el futuro los pa¨ªses balc¨¢nicos; en la segunda, no hay posici¨®n com¨²n. La actual Comisi¨®n presentar¨¢ en octubre un informe sobre los avances de Turqu¨ªa y los l¨ªderes deber¨¢n pronunciarse en diciembre si abrir o no negociaciones de adhesi¨®n. No es improbable que digan no, pero m¨¢s all¨¢ de eso se entra en la nebulosa de hasta d¨®nde se puede llegar.
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