El mundo de Reagan
Gan¨® la guerra fr¨ªa y todo el resto son detalles. As¨ª podr¨ªa resumirse el m¨¦rito fundamental por el que Ronald Reagan ha pasado a la historia hace ya a?os, mucho antes de que el Alzheimer borrara los intensos recuerdos de su memoria como presidente de Estados Unidos. En la guerra que gan¨® tuvo buenos aliados, principalmente Gorbachov y el papa Juan Pablo II. En la historia hay que saber aprovechar las oportunidades, y el presidente que calificara a la Uni¨®n Sovi¨¦tica de "imperio del mal" supo percibir a tiempo el cambio, y hasta contribuir a provocarlo con su optimismo. Le ech¨® un pulso al enemigo sovi¨¦tico atrapado en su propia invasi¨®n de Afganist¨¢n, con el fantasioso proyecto de defensa de la guerra de las galaxias y con los euromisiles. Acord¨® con Mosc¨² la opci¨®n cero e incluso una propuesta de supresi¨®n de todos los misiles bal¨ªsticos de largo alcance que, hay que recordarlo ahora, hizo temblar a muchos de sus aliados europeos de entonces, empezando por la m¨¢s fiel de todas, Margaret Thatcher.
Ex actor de Hollywood, cuando lleg¨® a la Casa Blanca en 1981 ten¨ªa una larga carrera pol¨ªtica a sus espaldas, desde el sindicato de artistas, pasando por el Gobierno de California. Sus reaganomics, una receta consistente en reducir impuestos y gasto p¨²blico -salvo el de Defensa- para activar la econom¨ªa, le funcion¨® algunos a?os, hasta que acumul¨® una deuda insoportable. Es una experiencia similar a la que intenta ahora el actual presidente, George W. Bush, que se presenta, en casi todo, m¨¢s como nieto de Reagan que como hijo de su padre. Reagan, con una visi¨®n ideol¨®gica m¨¢s que tecnocr¨¢tica, lo ve¨ªa todo desde el prisma del anticomunismo, desde su desastrosa pol¨ªtica hacia Am¨¦rica Latina hasta Asia, y nunca gobern¨® fij¨¢ndose en los detalles, sino en los brochazos, con lo que escap¨® de la investigaci¨®n sobre el ilegal desv¨ªo de ayuda a la Contra nicarag¨¹ense desde Ir¨¢n.
Ha sido uno de los presidentes m¨¢s populares del siglo XX entre sus conciudadanos y tambi¨¦n de edad m¨¢s avanzada en el momento de su primera elecci¨®n, en 1980, cuando contaba con 69 a?os. Quiz¨¢s su mundo pareciera simple comparado con el de ahora. Pero tras esa visi¨®n bipolar las tozudas realidades, liberadas, acabaron por hacer erupci¨®n en toda su complejidad. En los primeros funerales de Estado que se celebran en EE UU en m¨¢s 30 a?os, Reagan va a recibir un adi¨®s grandioso. Es tambi¨¦n un adi¨®s a un mundo que ¨¦l contribuy¨® a que se fuera, m¨¢s para bien que para mal.
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