"La bola no tiene dientes"
Scolari combina en los ensayos la dureza con la dulzura brasile?a
"?El milagro est¨¢ sucediendo, la bola no tiene dientes...!", grita Luiz Felipe Scolari a sus jugadores despu¨¦s de una acci¨®n bien ejecutada por ¨¦stos. Los entrenamientos del t¨¦cnico brasile?o de Portugal son un espect¨¢culo. Llenos de expresiones brasile?as, de gestos exagerados y de broncas cari?osas hacia quienes trata como filhos.
"Portugal lleg¨® muy deprimida del Mundial de Corea y Jap¨®n", asegura Scolari, empe?ado en levantarle el ¨¢nimo a un pa¨ªs que, desde el tercer puesto de Inglaterra 66, siempre naveg¨® en la mediocridad. "?Beleza!", canta Felipao, en una locuci¨®n muy brasile?a, cuando las cosas le est¨¢n saliendo a pedir de boca. "Al aceptar venir aqu¨ª, la gente me dec¨ªa que al menos la lengua era la misma. Pero no es del todo verdad. Hay algunas expresiones y palabras muy diferentes en Brasil", dice el entrenador, que ha salido reforzado de un enfrentamiento reciente con el Benfica, el club m¨¢s popular de Portugal. Se public¨® que Scolari ya hab¨ªa acordado dirigir al cuadro lisboeta las pr¨®ximas temporadas. Y el t¨¦cnico mont¨® en c¨®lera. Dijo que era una manera inadmisible de desestabilizar a la selecci¨®n y prometi¨® no ir al Benfica cuando termine la Eurocopa. Meses atr¨¢s, Felipao ya hab¨ªa chocado con el otro gran club luso, el Oporto, que lo criticaba por no convocar a su portero V¨ªtor Ba¨ªa.
Despu¨¦s de ser campe¨®n del mundo con Brasil en 2002, a Scolari le cost¨® entender a los futbolistas portugueses. "Soy suramericano. Me gusta que mis jugadores est¨¦n felices, que bromeen. Los portugueses no estaban acostumbrados a eso. En Suram¨¦rica, un equipo viaja con m¨²sica en el autob¨²s. En Brasil, el jugador est¨¢ muy contento cuando va al campo porque va a poder expresar sus habilidades. Es como deber¨ªa ser. En cambio, en Portugal encontr¨¦ que se tomaban muy en serio cada partido", explica Scolari, que debutar¨¢ ma?ana en Oporto ante Grecia en el partido inaugural.
A sus 56 a?os, Felipao brinca, r¨ªe y cuenta historias, pero siempre mantiene las distancias. "Cuando los jugadores se est¨¢n riendo demasiado, es que est¨¢n haciendo bobagem
[algo malo, en otra expresi¨®n brasile?a]", dice Felipao. Pese a su imagen de tipo duro, trata de no herir susceptibilidades. Y para eso mantiene un contacto telef¨®nico permanente con Regina Brandao, la psic¨®loga brasile?a con quien discute las caracter¨ªsticas psicol¨®gicas de cada uno de sus jugadores. Sabe, por ejemplo, a quien conviene pegarle un grito y a quien no. "Soy un buen organizador, no demasiado cient¨ªfico (me gusta simplificar), y un amigo de mis jugadores", afirma.
Y sus futbolistas se lo pasan en grande cuando lo ven meterse en las peladinhas. Disfrutan al ver c¨®mo el pesado cuerpo de Felipao no puede seguirles. Y mucho menos en los meinhos, en los que el t¨¦cnico persigue la pelota y recurre a las faltas y a las trampas para dejar de pagar. Sin ¨¦xito, claro. En los entrenamientos, tambi¨¦n son abundantes sus alusiones al dinero. "Si te pide tu sueldo, no lo das, ?verdad?", le espeta a un futbolista que acaba de fallar un pase. O cuando, tras la pr¨¢ctica, mientras firma un aut¨®grafo tras otro, bromea: "Abro un peri¨®dico y leo que soy caro. Como ven, estoy escribiendo gratis".
Pese a los malos resultados de los amistosos de los ¨²ltimos meses, Portugal conf¨ªa en su seleccionador. Conf¨ªa en que este hombre rudo y simp¨¢tico vuelva a soltar su expresi¨®n favorita al final del campeonato: ?Beleza!
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