Es brillante, pero no brilla
El primer autom¨®vil ten¨ªa el aspecto de un coche de caballos sin caballos. El primer cine era teatro filmado. En las primeras fotograf¨ªas nadie sonre¨ªa, porque el impulso invencible deb¨ªa de ser posar como si fuera para un retrato al ¨®leo. Una idea rompedora siempre se toma su tiempo para dar con su propio m¨¦todo, su propio car¨¢cter, su propia est¨¦tica... La idea nuclear del F¨®rum es una conversaci¨®n universal de las culturas, con r¨¢pida trascendencia planetaria, cre¨ªble y con participaci¨®n masiva y diversa. Pero para eso no sirve el sistema de siempre: ponentes de reconocida solvencia (el Nobel ayuda) y unos turnos de preguntas. La idea es brillante, pero no puede brillar porque aterriza con munici¨®n caduca. Apenas sabemos conversar entre dos y de dos en dos. ?C¨®mo vamos a conversar entre 300 y de 300 en 300? Nadie sabe c¨®mo se hace tal cosa. Es la gran ocasi¨®n para buscar nuevas formas, f¨®rmulas y formatos. ?Hasta donde est¨¢ dispuesto un conversador a admitir un error por el mero detalle de haber escuchado a su interlocutor? ?C¨®mo dar un giro de media vuelta y prestigiar por ejemplo el cambio de opini¨®n?... Encontrar las nuevas reglas de juego supondr¨ªa un logro genuino (y heredable) del F¨®rum.
Supongamos que encontramos tales reglas. El siguiente ejercicio ser¨ªa ponerlas a prueba en un caso l¨ªmite. Por ejemplo: en una reuni¨®n de fan¨¢ticos. En general, los que poseen convicciones inquebrantables, asentadas en las huellas imperecederas de sus ancestros, sonr¨ªen muy poco. Las fotos de familia de una eventual Internacional Fan¨¢tica, con sus participantes mirando a c¨¢mara, antes y despu¨¦s del congreso, dar¨ªan las primeras pistas.
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