Javier Mar¨ªas rescata y ampl¨ªa su antolog¨ªa de 'Cuentos ¨²nicos'
El volumen re¨²ne 22 relatos de miedo, rarezas olvidadas de la literatura inglesa
Desde su infancia sinti¨® Javier Mar¨ªas una especial fascinaci¨®n por los cuentos de miedo, por las lecturas que "te mantienen en vilo". Una debilidad equiparable a la que siente por la vida y las obras de escritores malditos, exc¨¦ntricos o malogrados, condenados al olvido. En Cuentos ¨²nicos, Mar¨ªas aun¨® estas pasiones. La reedici¨®n de Reino de Redonda a?ade tres relatos a los diecinueve rescatados en la edici¨®n original y nuevas pistas biogr¨¢ficas sobre los autores.
Atinar una sola vez. Un s¨®lo acierto, un s¨®lo cuento, una inspiraci¨®n que tras de s¨ª dejo s¨®lo unas pocas p¨¢ginas. ?sta es la unicidad, "el fulgor" al que alude el t¨ªtulo de la antolog¨ªa de cuentos de miedo que Javier Mar¨ªas ha reeditado, quince a?os despu¨¦s de su publicaci¨®n original (Siruela, 1989), en Reino de Redonda.
El escritor, que ultima la aparici¨®n en oto?o de Tu rostro ma?ana 2. Baile y
sue?o, persevera con este und¨¦cimo t¨ªtulo en construir un territorio de libros para su m¨ªtico reino. Un peque?o islote, "con una fama en el Caribe equiparable a la de Transilvania en Europa", con un insigne pasado que cuenta entre sus marqueses, vizcondes y embajadores actuales con el recientemente premiado Claudio Magris, o con P¨¦rez Reverte, y que da nombre a este sello editorial.
La sombra del malogrado escritor brit¨¢nico John Gawsworth -un buen ejemplo de "talento desaprovechado" y autor de uno de los cuentos aqu¨ª rescatados- se esconde tras la idea original de esta antolog¨ªa que apareci¨® el mismo a?o que Todas las
almas. Aqu¨¦lla fue la primera novela en la que Mar¨ªas escribi¨® sobre Gawsworth, tambi¨¦n conocido como Juan I del Reino de Redonda. "?l dedic¨® gran parte de sus esfuerzos a ayudar a viejos escritores que estaban en la pobreza o cuyo momento de fama hab¨ªa pasado. Una de las cosas que hizo en los a?os treinta fue organizar una serie de antolog¨ªas muy voluminosas de cuentos de miedo hechos por contempor¨¢neos suyos. Algunos de los cuentos proceden de aquellas antolog¨ªas completamente olvidadas. Una vez decid¨ª montar Cuentos
¨²nicos, inclu¨ª algunos m¨¢s y ahora he incluido otros tres".
Quince a?os y ocho ediciones despu¨¦s, Mar¨ªas re¨²ne, bajo su propio sello, un total de 22 cuentos que producen "un miedo muy gustoso, porque por muy embebido que uno est¨¦ en lo que lee tiene un resto de conciencia de que est¨¢ en su casa, en principio a salvo, y sin embargo la emoci¨®n es muy fuerte. Es muy apasionante el poder leer algo estando en vilo". As¨ª explica Mar¨ªas su pasi¨®n por el g¨¦nero de miedo especialmente propicio para "las joyas aisladas" porque "a veces hay momentos en que alguien que no escribe normalmente siente p¨¢nico y luego sabe plasmarlo. Se presta m¨¢s a que esto ocurra, y el elemento sobrenatural o fantasmag¨®rico te permite muchas libertades".
?nicos son estos cuentos tambi¨¦n por la biograf¨ªa que esconden sus autores. Viajes, misteriosas muertes, aficiones dispares, inquietantes vidas de las que en muchos casos poco se sabe. "Se trata de gente que ha sido famosa, pero no por escribir cuentos como Winston Churchill, gente que muri¨® joven como Middleton o en circunstancias desconocidas como Ewart, que anduvo ocupada en otras cosas, que no tuvo fortuna o suerte en la literatura". Las notas que preceden a cada cuento informan al lector de las oscuras y esquivas biograf¨ªas de estos malogrados escritores. Los a?os transcurridos desde la publicaci¨®n original de Cuentos ¨²nicos han permitido a Mar¨ªas descubrir algunas inc¨®gnitas sobre estos malditos, que se a?aden en esta nueva versi¨®n. Los tres nuevos nombres, Landon, Meyerstein y Murnby, que se han sumado a la lista original, mantienen la condici¨®n de "autores particularmente raros o extravagantes". Valga como ejemplo Meyerstein, un obseso de la flagelaci¨®n que almacenaba bajo su cama, como se descubri¨® tras su muerte, una colecci¨®n de l¨¢tigos de "todas las partes del mundo".
Confiesa Mar¨ªas que algunos de estos autores le inspiran simpat¨ªa e incluso cierta l¨¢stima. "Su entusiasmo y vocaci¨®n no fue suficiente, la literatura no era su camino. No bastan 10 o 15 minutos de inspiraci¨®n".
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