Un pu?al llamado Vicente
Torres sustituye a Ra¨²l en un gesto simb¨®lico: el nuevo capit¨¢n cede el puesto a la futura estrella
I?aki S¨¢ez utiliz¨® a 14 futbolistas y los cambios resultaron decisivos para la suerte del partido. A una salida preciosa, sigui¨® un rato de suspense que oblig¨® al seleccionador a recurrir al banquillo para recuperar el mando. En unas y otras ocasiones, en las buenas y las malas, a la selecci¨®n le falt¨® remate, aunque le bast¨® un gol muy rebuscado para apuntarse el triunfo.
- Casillas. Muy concentrado en un partido para ausentarse ante el dominio de su equipo. Tuvo una intervenci¨®n prodigiosa en el minuto 36 frente a Alenichev, que intent¨® picarle la pelota cuando sal¨ªa. El meta respondi¨® estupendamente al igual que en dos remates posteriores del centrocampista del Oporto. Actu¨® en la misma l¨ªnea que en el primer tercio de campeonato del Madrid. Intervino exclusivamente para salvar el gol de Rusia.
- Puyol. Regres¨® a su posici¨®n natural y se emple¨® con la autoridad de costumbre. Infranqueable. Estuvo muy pendiente de Izmailov, un futbolista muy t¨¦cnico, h¨¢bil y al que le gusta enfrentar al marcador, y m¨¢s que doblar apoy¨® de forma ocasional a Etxeberria. Puso dos centros de gol: el segundo lo aprovech¨® Valer¨®n en la primera pelota que tocaba tras entrar al campo.
- Marchena. La presencia de Bulykin, un ariete de dos metros que descarga y remata, juega de cara y de espaldas, oblig¨® al defensa valencianista a centrarse sobre todo en cuidar de su ¨¢rea. Procur¨® tirar la l¨ªnea defensiva hacia el campo contrario hasta cargar con una tarjeta fuera de la zona. Los rusos pidieron penalti en una mano del zaguero andaluz.
- Helguera. Organiz¨® la defensa, cabece¨® bien los balones frontales que buscaban a Bulykin y corrigi¨® a los laterales. Estuvo centrado y serio. Los dos centrales espa?oles, sin embargo, no cerraron muy bien o al menos dieron la sensaci¨®n de agobio en el ¨²ltimo tramo del partido cuando Rusia fue a por el empate.
- Ra¨²l Bravo. En¨¦rgico y contundente, aprovech¨® su f¨ªsico tanto para anticiparse como para recuperar. R¨¢pido, se ofreci¨® a menudo a partir de medio campo y tuvo que correr para tapar su flanco en las transiciones rusas. Le sobr¨® aceleraci¨®n o, lo que es lo mismo, le falt¨® pausa. Pareci¨® sufrir en el acto final.
- Etxeberria. Trabajador, no estuvo muy l¨²cido en el pase ni tampoco en las diagonales. El volante vasco se ofreci¨® siempre a los medios para recibir e iniciar la jugada y profundiz¨®. A cambio no estuvo muy preciso ni en el centro ni en el remate.
- Albelda. Espl¨¦ndido en el arranque cuando solt¨® el ancla en calidad de volante defensivo. Un jugador imprescindible para la mec¨¢nica del juego que pretende S¨¢ez: control, orientaci¨®n, capacidad para jugar en corto y en largo. Marc¨® la l¨ªnea de presi¨®n y recuperaci¨®n e incluso ejerci¨® de tercer central por delante de la defensa cuando Rusia carg¨® la delantera.
- Baraja. Retrasado o avanzado, intervino constantemente en la organizaci¨®n y distribuci¨®n del juego ofensivo hasta desfondarse. Estuvo m¨¢s l¨²cido en los cambios de orientaci¨®n y aperturas a las bandas, por muy previsibles que fueran a veces, que en el pase interior. No supo cambiar de marcha cuando el equipo se par¨®.
- Vicente. Un pu?al en el primer acto. Encar¨®, desbord¨® y centr¨®. En menos de media hora provoc¨® tres tarjetas: Sharonov, Gusev y Smertin tuvieron que tirarle para frenarle. Profundiz¨® reiteradamente por su banda izquierda y puso varios centros, unos buenos y otros no tanto, y habilit¨® a Morientes, que no acert¨® a remachar. Baj¨® f¨ªsicamente en la segunda parte, aunque su sola presencia obliga al rival a guardar dos defensas para atarle. En la ¨²ltima jugada desaprovech¨® un remate franco.
- Ra¨²l. No conect¨® demasiado con los medios desde que Baraja le puso una pelota para el remate a gol en la primera jugada del partido. Acus¨® la acci¨®n y, aunque procur¨® perfilarse, su velocidad siempre fue superior a la de la pelota, de manera que se atranc¨® y salt¨® antes de tiempo en los centros. Tuvo m¨¢s jerarqu¨ªa sobre el equipo que presencia en el partido. Acab¨® de punta hasta ser sustituido por Fernando Torres en un gesto fotog¨¦nico por su simbolismo: el nuevo capit¨¢n cede el puesto a la futura estrella.
- Morientes. Ovchi-nnikov le sac¨® un cabezaz o que merec¨ªa besar la red por la brillante jugada de Vicente. Entr¨® al remate una y otra vez sin conectar con el bal¨®n y en determinadas ocasiones permut¨® la posici¨®n con Ra¨²l. S¨¢ez le sustituy¨® y nadie protest¨®.
- Valer¨®n. Decisivo porque marc¨® el 1-0 nada m¨¢s pisar el campo. El canario se perfil¨® frente a la porter¨ªa y remat¨® en una acci¨®n de c¨¢mara lenta que puso los pelos de punta a la hinchada: antes que chutar de primera, se acomod¨® y dispar¨® a la red. La aceleraci¨®n del encuentro le super¨® finalmente.
- Xabi Alonso. Oxigen¨® al equipo y le dio mayor variedad porque sus recursos en el pase parecen ilimitados. La presencia del medio centro de la Real obliga, por otra parte, a jugar a un toque, a estar muy fresco y l¨²cido. La conservaci¨®n de la pelota se hace m¨¢s dif¨ªcil incluso con el marcador a favor.
- Fernando Torres. Intervino las veces suficientes en el juego para que se hablara de su participaci¨®n en el partido. Pese a que el equipo recul¨® y no tuvo precisi¨®n en las transiciones para conectar con el Ni?o, el ariete provoc¨® la expulsi¨®n de Sharonov y olfate¨® la porter¨ªa.
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