Episodios de 'guerra' con la presidenta

Aunque ambos se esfuerzan por lanzarse mutuas palabras de elogio en sus comparecencias p¨²blicas y aunque la presidenta regional no se canse de repetir que est¨¢ unida al alcalde por una "amistad casi fraternal", lo cierto es que la relaci¨®n entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallard¨®n en estos 12 meses ha estado muy lejos de la colaboraci¨®n que se espera entre dirigentes del mismo partido (PP).

Las hostilidades se dispararon en la toma de posesi¨®n de Aguirre, el 21 de noviembre de 2003. La flamante presidenta impidi¨® a su antecesor que tomara la palabra antes de darle el relevo. Aguirre le telefone¨® la v¨ªspera y le espet¨®: "Todo lo que digas se va a malinterpretar, mejor que s¨®lo hable yo". "Esto es una pu?alada por la espalda. Esperanza no ha dejado que Alberto se despidiera de la que ha sido su casa ocho a?os", protestaron al d¨ªa siguiente dirigentes pr¨®ximos al regidor.

En ese mismo acto, los servicios de protocolo de la presidenta se las arreglaron para desplazar a Ruiz-Gallard¨®n a una esquina entre el p¨²blico y dar protagonismo al secretario general del PP, Mariano Rajoy. El alcalde, que hab¨ªa compatibilizado ese cargo con el de presidente regional en funciones durante seis meses, acab¨® con l¨¢grimas en los ojos y abandon¨® antes de tiempo la fiesta, entre aplausos de sus colaboradores.

A partir de entonces ha habido varios choques m¨¢s: en enero, Esperanza Aguirre dej¨® caer que no era su intenci¨®n continuar con las obras del teatro del Canal, una de las apuestas de su antecesor en la Comunidad, aunque m¨¢s tarde rectific¨®. Tres d¨ªas despu¨¦s, el alcalde recordaba que si a Aguirre no le gustaba su teatro, a ¨¦l no le gustaba el convenio firmado por el Canal de Isabel II (dependiente de la Comunidad) y el Ayuntamiento para repartir el coste de la depuraci¨®n de aguas.

Durante tres meses, Ruiz-Gallard¨®n ha estado pendiente de que Aguirre eximiera a su gran proyecto, la obra de la M-30, del informe medioambiental, algo que consigui¨® en abril. Poco despu¨¦s se desataba la batalla por el control de Metro: la presidenta lanz¨® un ¨®rdago para obtener la mayor¨ªa absoluta en el consejo de administraci¨®n de esa empresa p¨²blica y Ruiz-Gallard¨®n amenaz¨® con sacar el metro y la EMT del Consorcio Regional de Transportes. Al final, ambos cedieron en sus reclamaciones y se fueron a almorzar juntos para escenificar el fin de la batalla y sellar la paz.