La victoriosa derrota de Eriksson
El t¨¦cnico cree que "Inglaterra jug¨® un partido fant¨¢stico", salvo en los tres ¨²ltimos minutos
Con el aire de profesor que le caracteriza, Sven Goran Eriksson convirti¨® ayer la derrota de Inglaterra en lo m¨¢s parecido a una victoria. Al t¨¦cnico sueco no le faltan tablas para estos asuntos. Es un hombre de mundo que se maneja con un aire cosmopolita, algo que tiene fascinado al f¨²tbol ingl¨¦s, donde generalmente se ha cultivado una clase de entrenador curtido en los belicosos estadios de las Islas, donde el pelotazo, los tacklings y el esp¨ªritu aguerrido de sus equipos animan un tipo de t¨¦cnico m¨¢s proclive a los placeres de los pubs que a los refinamientos de Eriksson. "Cualquiera que haya visto el partido sabe que habr¨¢ que tener respeto a nuestro equipo", dijo el seleccionador ingl¨¦s, que s¨®lo tuvo elogios para su equipo. Las cr¨®nicas, sin embargo, ofrecieron una versi¨®n diferente del juego ingl¨¦s. Abundaron las cr¨ªticas y fueron numerosos los an¨¢lisis que defendieron la meritoria victoria de Francia.
Eriksson, un t¨¦cnico curtido en el f¨²tbol italiano y portugu¨¦s, se ha encontrado con unos interesantes jugadores que tienen un aire despersonalizado. Por un lado, representan los viejos valores del f¨²tbol ingl¨¦s. Lampard, Gerrard y Scholes, por citar a los centrocampistas, tienen el aire agresivo y emprendedor que se espera de su selecci¨®n. Pero es el segundo gran torneo que Inglaterra juega de una manera italianizada, m¨¢s preocupada de sostenerse defensivamente que de protagonizar el juego. Es una contradicci¨®n que la mayor¨ªa de los futbolistas lleva mal: han nacido para una cosa, pero Eriksson les obliga a otra. Este contraste entre las obligaciones y las tendencias naturales de los jugadores genera una tensi¨®n evidente en el equipo, que parece agarrotado y empeque?ecido. Sin embargo, el pa¨ªs est¨¢ encantado con el t¨¦cnico y sus sofisticadas explicaciones. Ante la hip¨®tesis de su posible fichaje por el Chelsea, la federaci¨®n le renov¨® el contrato inmediatamente.
Eriksson est¨¢ investido de autoridad y no est¨¢ dispuesto a la autocr¨ªtica. Inglaterra puso en problemas a Francia, estuvo a punto de derrotarla y perdi¨® en el ¨²ltimo minuto. Otra cosa es que su juego fuera superior al de su rival, que no est¨¢ para tirar cohetes. "Si nos olvidamos de los tres ¨²ltimos minutos, creo que jugamos un partido fant¨¢stico", declar¨® Eriksson. "Considerando que era Francia y que les permitimos muy pocas ocasiones durante el encuentro, hoy har¨ªa lo mismo que prepar¨¦ para el partido", a?adi¨®. De sus palabras se deduc¨ªa la posici¨®n de inferioridad de Inglaterra con respecto a Francia, una herej¨ªa en otros tiempos.
El t¨¦cnico tuvo el detalle de defender a los dos protagonistas de los errores que le costaron el partido a su equipo. Uno fue Beckham, que fall¨® el penalti cuando Inglaterra ganaba 1-0; el otro, Steve Gerrard, se equivoc¨® clamorosamente en la pelota que cedi¨® al portero. Se cruz¨® Henry, se llev¨® el bal¨®n y fue derribado en el ¨¢rea. All¨ª gan¨® el partido Francia, que apenas hab¨ªa creado ocasiones en el ¨¢rea inglesa. "?Qu¨¦ le dices a Gerrard, que no pase hacia atr¨¢s? ?Qu¨¦ le dices a Beckham, que tire el penalti hacia el otro lado? Si fueran errores t¨¢cticos, yo podr¨ªa decir algo. Pero en estos dos casos no tengo nada que decir".
Hombre fr¨ªo por naturaleza, Eriksson manifest¨® que su principal trabajo en estos d¨ªas ser¨¢ psicol¨®gico. Habl¨® de Inglaterra como favorita para ganar el torneo y se mostr¨® inalterable en su optimismo. Desde luego, no pareci¨® invadido por el estupor que demostraron sus jugadores tras la derrota. Eriksson es de otra pasta. Es de los que convierten una derrota en una victoria.
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