Un cura revela su vida sexual adulta y abre un debate sobre el celibato en Argentina
Sin tapujos, la vida de un cura es un libro de ¨¦xito en Argentina. El sacerdote Jos¨¦ Guillermo Mariani confiesa en sus p¨¢ginas dos relaciones sexuales que mantuvo con mujeres y un intento con un hombre. En dos d¨ªas de venta, s¨®lo en C¨®rdoba, agot¨® los primeros 3.000 ejemplares. Esta obra le ha convertido en el protagonista de un debate sobre el celibato que involucra a la Iglesia argentina. El Quito Mariani, como le llaman sus fieles, a sus 77 a?os y despu¨¦s de cumplir 53 de sacerdocio, quer¨ªa dar "un grito de transparencia y sinceridad que rompa un silencio de ocultamientos e hipocres¨ªas" en la Iglesia.
Respetado y querido por los fieles, considerado por sus pares como un "progresista" que escribi¨® libros de poemas, art¨ªculos period¨ªsticos y textos en defensa de los m¨¢s humildes, Mariani no puede disimular ahora cierta indignaci¨®n porque, a su juicio, la prensa le presenta "como un perverso".
Nadie repara en los cap¨ªtulos donde se cuentan las disputas pol¨ªticas internas en la Iglesia argentina, la complicidad con las dictaduras, la inserci¨®n en el movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, su enfrentamiento con los militares, la persecuci¨®n, el exilio, las batallas actuales contra la exclusi¨®n y el desempleo.
La jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica ha anunciado un castigo inminente que no excluye los "pasos administrativos y/o judiciales que sean necesarios".
"Mi vida no se reduce a tres experiencia sexuales", insiste Mariani, y a?ade: "Con este libro yo quise hacer un esfuerzo de transparencia, porque el sacerdocio est¨¢ bajo la sospecha de no ser casto. Quise blanquear ante la gente adulta las pulsiones sexuales adultas que tambi¨¦n tienen los curas. Tal vez lo que nos est¨¢ sucediendo, con tantos curas denunciados por abusos a menores, es por evitar que esos sentimientos, tan humanos, salgan a la luz".
Los esc¨¢ndalos vaticanos
Serenamente, Mariani aprovecha el esc¨¢ndalo para combatir el celibato obligatorio de los curas que, en su opini¨®n, acabar¨¢ en "30 o 40 a?os, porque la vida va sacando a todos, incluso a la Iglesia, de esa oscuridad donde el sexo es visto como algo malo". De sus experiencias con mujeres recuerda que sucedieron cuando era joven. Y en 1961, cuando viaj¨® a Roma, sufri¨® una crisis espiritual a la que atribuye en parte lo que sucedi¨® durante el viaje de regreso. "Volv¨ªa escandalizado, pensando en abandonar el sacerdocio; en El Vaticano hab¨ªa visto cosas que me hab¨ªan convulsionado: los negocios, las rivalidades por los cargos, las ventas del cardenal Ottaviani de las fotos de la agon¨ªa de P¨ªo XII al Washington Post. All¨ª todos sab¨ªan c¨®mo entraban prostitutas y homosexuales contratados a la sede de El Vaticano". A la vuelta, con un compa?ero de camarote, inici¨® un escarceo sexual que se frustr¨®: "No hubo m¨¢s que el contacto de los cuerpos y el esfuerzo por compartir caricias".
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