Algunas reflexiones poco serias
De no haberme fallado el f¨ªsico, me habr¨ªa gustado ser futbolista o chulo. ?Futbolista?, se preguntar¨¢n algunos. Pues s¨ª. Los futbolistas son al mundo actual lo que un fil¨®sofo en la Grecia cl¨¢sica, un pintor en el Renacimiento o un escritor en el Siglo de Oro. Es as¨ª. Y no me lloren. Hacen lo que hay que hacer. Lo que toca. Ahora bien, hay cosas que me sorprenden en los futbolistas dada su alt¨ªsima relevancia social.
La primera es su silencio. Los futbolistas callan. No se sabe nada de su visi¨®n de la vida, del mundo, de la realidad que les rodea o del sistema de juego que defienden. Algunos dicen eso de "prefiero hablar en el campo", pero no cuela. Otros se parapetan tras la Play y fingen ser adolescentes cuando todo el mundo sabe que los futbolistas est¨¢n maduros a los 20 y jubilados a los 35. Sufren una de las sumisiones intelectuales m¨¢s asombrosas. A veces incluso quien les paga les fuerza al silencio: hay sanciones por hablar. No se sabe si es que no tienen nada que decir o tienen miedo a decir algo y molestar a una parte de la grada. Si molestar es la sal de la vida. A veces leer la entrevista con un futbolista es como sacarle m¨²sica a una piedra. Pues en esto tambi¨¦n van con los tiempos. Es mucho m¨¢s rentable callar que decir algo.
Otra cosa sorprendente es su decidida apuesta por los cursillos de esthetici¨¨nne por correspondencia. Al vestuario ahora lo deber¨ªan llamar camerino. Pronto en el banquillo, junto al entrenador, el fisio y el utillero, se sentar¨¢n el peluquero y el maquillador. Para retocar a los jugadores en las bandas cuando haya una interrupci¨®n. En Italia los cronistas deportivos ya saben que para lograrr una declaraci¨®n despu¨¦s de cada partido hay que esperar cinco minutos de ducha y veinte de espejo. En esto tambi¨¦n son l¨ªderes sociales: ellos saben antes que nadie que un buen corte de pelo vale m¨¢s que un buen regate.
La ausencia de sentido del humor en el f¨²tbol es tambi¨¦n aire de los tiempos. De tanto en tanto, alg¨²n jugador argentino nos refresca el Telediario. Hace tiempo al madridista Solari un periodista le dijo: "Estar¨¢ contento. Hoy marc¨® un gol". Y el jugador respondi¨®: "S¨ª, todo el mundo se equivoca". Daban ganas de irse a La Cibeles a celebrar que alguien escapara al estre?imiento dial¨¦ctico ¨¦se del "somos once", "doy todo en el campo", "me debo a mi club".
El futbolista est¨¢ expuesto m¨¢s que nadie al capricho de la masa y cuando oye el himno del club sabe que la letra dice: negocio, negocio, negocio. Hoy te regalan el coche, te cuelan en los conciertos, te quitan la multa y te firman por diez a?os. Ma?ana te silban, descuelgan tu foto de la pared, encienden la chimenea con tu biograf¨ªa y te declaran transferible. Por eso terminan por ser gente muy inteligente que entiende el funcionamiento del mundo. F¨ªjense en Zidane, ejemplo de clase. El otro d¨ªa estaba fundido, acabado, viejo y artr¨ªtico y en tres minutos meti¨® dos goles a Inglaterra. No se puso euf¨®rico, sino grave. Sabe que el azar no es un patrocinador que firme contigo hasta final de temporada.
Dicen que todo espa?ol lleva dentro de s¨ª un seleccionador nacional y un cr¨ªtico de cine. En esta Eurocopa el segundo tiene m¨¢s trabajo que el primero porque los jugadores elegidos, el reparto, el c¨¢sting parece el correcto y, en cambio, las retransmisiones son fofas, faltas de intensidad, lejanas, poco trabajadas. Pero yo de f¨²tbol no s¨¦ nada. S¨®lo lo envidio. Envidio su conexi¨®n con la sociedad, su generaci¨®n de negocio, el trote por la hierba reci¨¦n cortada, el horario de trabajo, la atracci¨®n sexual que generan y las secciones de deportes. En los peri¨®dicos espa?oles la secci¨®n de Deportes es la mejor escrita, la m¨¢s ambiciosa, la que cuenta con m¨¢s espacio, y habitualmente los que se dedican a ella destilan pasi¨®n hacia el asunto que les ha tocado en suerte. Los periodistas deportivos s¨®lo tienen un defecto: no se equivocan nunca. El lunes siempre aciertan con la t¨¢ctica que debi¨® usarse el domingo anterior. El d¨ªa en que acabe esta Eurocopa sabr¨¢n lo que hab¨ªa que hacer para ganarla.
David Trueba es director de cine y escritor.
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