Una vida arruinada y desprotegida
Un joven pleitea con la Seguridad Social por una pensi¨®n tras quedar minusv¨¢lido durante una acci¨®n policial a la que era ajeno
El temor de Agust¨ª Prats es que cuando el Tribunal Supremo eval¨²e el caso de su hijo Agust¨ª s¨®lo tenga en cuenta la ley y no vea a la persona y a la tragedia.
Agust¨ª tuvo una suerte nefasta: una noche de febrero de 2001 sali¨® a cenar con sus amigos por el Raval de Barcelona. Fue a buscar dinero a un cajero autom¨¢tico y, cuando sali¨® del banco, se vio inmerso en una operaci¨®n policial. Los vecinos lanzaban objetos contra la polic¨ªa, un ladrillo impact¨® en la cabeza de Agust¨ª y le hundi¨® el cr¨¢neo. Se salv¨® de milagro, pero qued¨® postrado en una silla de ruedas, con un grado de disminuci¨®n f¨ªsica del 76%, que le incapacita para trabajar durante el resto de su vida. Ten¨ªa 28 a?os y era dise?ador gr¨¢fico. Nunca se pudo determinar qui¨¦n le hab¨ªa lanzado el ladrillo.
Agust¨ª estuvo ingresado ocho meses. Con la rehabilitaci¨®n logr¨® recuperar el movimiento de los brazos, pese a faltarle precisi¨®n y fuerza en el derecho. Aun as¨ª, una parte del ¨¢rea motora de su cerebro muri¨® y no puede caminar porque no tiene sentido del equilibrio. Su diagn¨®stico es de tetraparesia (par¨¢lisis leve en las cuatro extremidades).
Una vez superado el trauma inicial, la familia pens¨® en solicitar una pensi¨®n de invalidez que asegurara al joven la independencia econ¨®mica. Pero la Seguridad Social le deneg¨® la pensi¨®n en julio de 2001 alegando que cuando tuvo el accidente llevaba cinco meses inactivo y sin demostrar animus laborandi (voluntad de trabajar), ya que no se hab¨ªa dado de alta en el Inem. Efectivamente, Agust¨ª hab¨ªa abandonado su empleo a finales de agosto de 2000 porque otra empresa les hab¨ªa prometido, tanto a ¨¦l como a un amigo, un puesto mejor. Inicialmente deb¨ªan incorporarse al cabo de un mes a la nueva empresa; por eso los dise?adores consideraron innecesario apuntarse al paro. Pero, por problemas coyunturales, la oferta de empleo fue demor¨¢ndose y Agust¨ª, mientras, sufri¨® el accidente.
Ante la negativa de la Seguridad Social, el joven recurri¨® ante el Juzgado de lo Social. En abril de 2002, el juez estim¨® que el caso deb¨ªa ser interpretado "en un sentido humano e individualizado" y determin¨® que la existencia de una oferta de empleo justificaba la ausencia inmediata de inscripci¨®n en el paro. El juez conden¨® a la Seguridad Social a pagarle a Agust¨ª la pensi¨®n y los retrasos, pero la situaci¨®n volvi¨® a dar un vuelco: la Seguridad Social recurri¨® ante el Tribunal Superior de Catalu?a, que fall¨® a su favor y retir¨® la pensi¨®n al joven en diciembre de 2003.
Como destaca su padre, "Agust¨ª se encuentra ahora con 31 a?os y sin recursos econ¨®micos, excepto los que le damos sus padres". El propio afectado lo reafirma en una carta abierta que remiti¨® a los medios de comunicaci¨®n el pasado mes de abril. "Han arruinado mi vida y mi carrera y me veo impotente ante la carencia de leyes que me protejan. Me encuentro solo ante mi desgracia". Agust¨ª se?ala: "No s¨®lo demando una pensi¨®n, tambi¨¦n denuncio el vac¨ªo legal existente". Espera que su queja sirva para que la Administraci¨®n cree una ley que proteja a los afectados por casos similares.
En este momento, el caso de Agust¨ª est¨¢ ante el Tribunal Supremo, que a¨²n no se ha pronunciado. La familia Prats tiene pocas esperanzas de que la resoluci¨®n vaya a diferir en mucho de la del Tribunal Superior.
Para obtener una indemnizaci¨®n, a lo ¨²nico que ha podido acogerse Agust¨ª ha sido a una normativa poco conocida: la Ley de Ayudas y Asistencia a las V¨ªctimas de Delitos Violentos y Contra la Libertad Sexual. Ampar¨¢ndose en esta norma obtuvo 40.500 euros de una sola vez y para siempre. Agust¨ª gasta al mes m¨¢s de 1.300 euros s¨®lo en rehabilitaci¨®n. Su padre concluye: "Sin apenas indemnizaci¨®n y sin pensi¨®n, ?qu¨¦ ser¨¢ de mi hijo cuando nosotros faltemos?".
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