370.000 dramas por la burocracia
La acumulaci¨®n de renovaciones de permisos de inmigrantes les aboca al paro y al desarraigo
BOUCHRA GRAOUI
No podr¨¢ viajar con sus hijos para ver a su marido
Bouchra Graoui no ver¨¢ a su esposo este a?o. Sus tres hijos tampoco podr¨¢n jugar con su padre. Y su madre y su hermano se quedar¨¢n sin visitar a sus familiares en Marruecos. Adem¨¢s, Bouchra corre el riesgo de perder el trabajo de camarera que le han ofrecido en un restaurante de Madrid. Este peque?o drama familiar es responsabilidad directa de la Administraci¨®n espa?ola.
Bouchra naci¨® en Sal¨¦ (Maruuecos) hace 30 a?os. Emigr¨® porque el salario de su marido, funcionario penitenciario, no llegaba a fin de mes. Desde hace cuatro a?os vive en Madrid con su madre, su hermano y sus tres hijos: una ni?a de seis a?os y dos gemelos de dos a?os. Las dos mujeres mantienen el hogar: Bouchra limpia casas y su madre cuida de unos ni?os espa?oles. Los papeles de toda la familia est¨¢n en regla... En teor¨ªa. Porque el permiso de residencia y trabajo de Bouchra y las tarjetas de residencia de sus dos hijos peque?os, nacidos en Espa?a, caducaron el 15 de mayo. Bouchra present¨® la solicitud de renovaci¨®n en la comisar¨ªa de Alcobendas (Madrid). Pero all¨ª el atasco de expedientes es tal que le han dado cita para el 16 de noviembre. Al menos hasta esa fecha, la mujer y los ni?os est¨¢n en situaci¨®n de irregularidad t¨¦cnica o sobrevenida.
Cada a?o, por estas fechas, toda la familia viaja a Marruecos para pasar las vacaciones. Pero, como sus papeles est¨¢n caducados, este a?o necesitan un permiso de retorno, que deber¨ªa expedir el mismo organismo colapsado. El resto de la familia tampoco podr¨¢ irse, pues deben ayudarla a cuidar de los ni?os. Por si fuera poco, el empresario que le ofreci¨® un empleo de camarera se resiste a cerrar el contrato sin papeles en regla.
LEONTIN M.
La Seguridad Social le neg¨® el alta
Leontin M., rumano, en la treintena, trabaja desde hace m¨¢s de tres a?os como pe¨®n forestal en Vizcaya y ?lava. Hasta hace a?o y medio todo le iba m¨¢s o menos bien. Ten¨ªa un contrato de seis meses renovable, permiso de residencia, amigos de su mismo pa¨ªs y una familia a la que pensaba traer al pueblo vizca¨ªno de Zalla. Sin embargo, de pronto, su vida adquiri¨® tintes de pesadilla. "Se trataba de un puro tr¨¢mite. Present¨¦ todos los papeles en regla; me dijeron que me responder¨ªan antes de tres meses, pero no lo hicieron", cuenta. Cuando la empresa fue a la Seguridad Social a darle de alta y explic¨® el caso, la respuesta del funcionario fue desalentadora. No pod¨ªa formalizarle su situaci¨®n porque si no hab¨ªa habido respuesta administrativa se daba por hecho que era negativa. "Fue como si me dijeran que les estaba enga?ando, que escond¨ªa el papel en el que me negaban el permiso", recuerda.
De nada vali¨® que insistiera en que el silencio burocr¨¢tico jugaba a su favor, ya que pasados tres meses se entiende que la respuesta es favorable. Su situaci¨®n es oficialmente regular, aunque todo indica lo contrario. "Al final, est¨¢ interviniendo un abogado de la empresa y parece que todo va a salir bien", musita. Y no quiere ni pensar qu¨¦ ocurrir¨¢ cuando tenga que volver a iniciar la renovaci¨®n para el pr¨®ximo contrato.
VICTORIA POPESCU
Su cita, seis meses despu¨¦s de que caduque el permiso
"Llegu¨¦ a Espa?a el 20 de abril de 2002 para reagruparme con mi familia", explica Victoria Popescu. Emigr¨® de Rumania hace dos a?os, para reunirse con su marido que ya viv¨ªa en Espa?a. Victoria explica en un espa?ol muy correcto que consigui¨® "la primera tarjeta de residencia hace un a?o". Pero caduc¨® el 14 de junio. El primer paso que dio fue acercarse hasta la Delegaci¨®n del Gobierno de Barcelona. "No me dejaron ni siquiera preguntar, me dijeron solamente: 'llama". Y eso hizo: "Yo misma llam¨¦ el d¨ªa 5 de mayo, con m¨¢s de un mes de antelaci¨®n, para conseguir una cita previa para la renovaci¨®n. Sin embargo, me la dieron para el 12 de diciembre, seis meses despu¨¦s de la fecha en que caduca mi permiso".
"Como ahora no trabajo, puedo quedarme en casa tranquilamente y no me afecta tanto", dice. Sin embargo, la tarjeta de su marido, que es el que lleva el dinero a casa, caduc¨® el mismo d¨ªa, por lo que teme no poder seguir trabajando. "Me da mucha rabia que cuando le caduque la tarjeta no tenga ning¨²n resguardo para su empresa. As¨ª, nadie puede saber si ¨¦l tiene o no tiene una cita en la oficina de Extranjer¨ªa", se lamenta. "Tenemos un piso alquilado, y no s¨¦ c¨®mo vamos a seguir pag¨¢ndolo. A partir de este mes no sabemos qu¨¦ vamos a hacer".
MOURAD GEMI
Se qued¨® sin un empleo de orfebre
Hace varias semanas una empresa de orfebrer¨ªa valenciana contact¨® con Mourad Gem¨ª para ofrecerle trabajo. Pero no pudo conseguirlo. Desde que a este argelino de 32 a?os le venci¨® su contrato por obra en una firma de montaje industrial est¨¢ en el paro. El permiso de trabajo y residencia le caduc¨® el 12 de marzo y, pese a que en febrero se puso en contacto con la Oficina de Extranjeros de Valencia para renovarlo, no le dieron cita hasta el 22 de junio. Entonces, tendr¨¢ que presentar la documentaci¨®n para empezar a tramitar su solicitud. De momento, s¨®lo tiene un justificante de la fecha de la cita, "pero con eso no se hace nada", comenta Empar L¨®pez, abogada que asiste a Mourad desde un centro de atenci¨®n a inmigrantes de la Mancomunitat de l'Horta Sud, en Torrent (Valencia).
L¨®pez apunta que los retrasos en la oficina de Valencia a la hora de pedir la renovaci¨®n se han reducido en los ¨²ltimos dos meses. Aunque otras cuestiones no mejoran: "En los casos de reagrupaci¨®n familiar dan cita para el 24 de noviembre".
ESTRELLA
Dos a?os y medio de retraso
Tras el nombre ficticio de Estrella se esconde una mujer argentina de 29 a?os que, desde hace dos a?os y medio, espera. Ha seguido todos los pasos que marca la ley, y ha pedido en dos ocasiones la renovaci¨®n del permiso de residencia, aportando la documentaci¨®n que acredita que dispone de una oferta de empleo, sin ¨¦xito. A pesar de la falta de papeles, trabaja por horas en un bar en Bilbao, porque su jefe es "una buena persona" y conf¨ªa en ella. Pero, ?hasta cu¨¢ndo? "Tiene miedo; se la est¨¢ jugado. Por eso, si yo veo que todo sigue as¨ª y viene un amigo y me dice 'Estrella, yo estoy dispuesto a casarme contigo para que arregles tu situaci¨®n', acepto. Lo recomiendan hasta los abogados".
Estrella se aleja de todo lo que huela a l¨ªo como de la peste y camina como si se escondiera. Es una clandestina al borde del desempleo que sufre la ausencia de los afectos: "No puedo viajar a mi pa¨ªs. All¨ª est¨¢n mi mam¨¢, muy enferma, y mis cuatro hermanos. Ochocientos millones de veces he pensado en coger un avi¨®n. Pero, entonces, para qu¨¦ todo el esfuerzo, tanto trabajo?".
Con voz queda, como si revelara un secreto, dice que le ronda el miedo y pregunta: "Y si les pasa algo muy grave a los m¨ªos, ?qu¨¦ hago? ?Por qu¨¦ no puedo tener lo que tiene cualquiera?".
MARILA LLERENA
15 meses de espera
Marila Llerena, ecuatoriana de 24 a?os, present¨® la documentaci¨®n para renovar su permiso de trabajo y residencia el 21 de marzo del a?o pasado en la Oficina de Extranjeros de Valencia. Quince meses m¨¢s tarde, a¨²n sigue esperando. "Calculo que la tarjeta me llegar¨¢ hacia septiembre u octubre, o sea que me durar¨¢ cinco meses como mucho". El segundo permiso tiene una vigencia de dos a?os, de forma que caduca el 21 de marzo de 2005; de ah¨ª que, como se lamenta Marila, apenas podr¨¢ contar con ¨¦l medio a?o.
Al presentar la solicitud le dieron un resguardo, pero "con eso no te dan trabajo". As¨ª que no pudo dejar su empleo en una compa?¨ªa de telefon¨ªa: se arriesgaba a encontrarse todas las puertas cerradas. En enero le lleg¨® la notificaci¨®n de que su solicitud hab¨ªa sido aceptada, lo que tampoco es una garant¨ªa. "Con este documento es muy dif¨ªcil encontrar empleo, porque, pese a que deber¨ªa ser suficiente, muchos empresarios desconf¨ªan y s¨®lo te aceptan si entregas la tarjeta definitiva". Temen que el papel est¨¦ falsificado o que corresponda a otra persona y le pueda suponer un problema emplear a extranjeros sin documentaci¨®n en regla.
Marila sigue esperando que le llegue la tarjeta definitiva, pero no se duerme. Ya est¨¢ llamando a la oficina de extranjeros para renovar un permiso cuya tarjeta definitiva a¨²n no le ha llegado: "De momento, si consigues que te descuelguen el tel¨¦fono, te dan fecha para diciembre", apunta. "Llamar¨¦ en un par de meses para coger turno y poder solicitar la renovaci¨®n hacia final de marzo o principios de abril de 2005".
SOLIM?N ZIBOUH
Lleva un a?o esperando a su mujer
Hace m¨¢s de un a?o, desde el 7 de mayo de 2003, que Solim¨¢n Zibouh, un marroqu¨ª de 36 a?os, solicit¨® en la oficina de extranjer¨ªa la reagrupaci¨®n familiar que deber¨ªa permitir a su esposa, de 22 a?os, viajar hasta Almer¨ªa. La mujer lleva un a?o esperando sola en Alhucemas, en una tienda de campa?a de las habilitadas tras el fuerte terremoto ocurrido meses atr¨¢s que afect¨® a la poblaci¨®n m¨¢s humilde. "Yo tengo aqu¨ª a mis padres y a mis hermanos, pero ella est¨¢ all¨ª sin nadie. Cada vez que hablamos por tel¨¦fono se echa a llorar", explica Solim¨¢n. En UGT no encuentran explicaci¨®n a su caso. Consideran que la esposa debi¨® haber llegado a Espa?a a finales del pasado diciembre "como muy tarde".
Entre los papeles que hubo de presentar Solim¨¢n, que trabaja desde hace a?os en el mismo invernadero, estaba el informe de vivienda sobre una casa en la que vive alquilado desde hace a?os y que cumple las preceptivas medidas higi¨¦nicas, en la barriada ejidense de San Agust¨ªn. "Al principio pens¨¦ que el retraso pod¨ªa deberse a ese informe. Pero el notario me dijo que estaba correcto. Lo ¨²nico que puedo hacer es esperar y enviarle dinero a ella cada vez que puedo".
P. R. M.
15 meses de lucha por un permiso
A veces le dan ganas de bajar las manos y dejar de luchar. "Si mi abuelo, que era de Ourense, se estableci¨® en Argentina, ?por qu¨¦ yo no puedo vivir y tener papeles en Espa?a?", se pregunta P. R. M., un dise?ador de p¨¢ginas web argentino que lleva un a?o y tres meses esperando un permiso de trabajo. Lleg¨® a M¨¢laga hace cuatro a?os y mientras fue estudiante no encontr¨® problemas. A sus estudios de dise?o de interiores, realizados en Argentina, a?adi¨® un Curso de Formaci¨®n Profesional sobre Desarrollo en Aplicaciones Inform¨¢ticas. Las preocupaciones llegaron con el permiso de trabajo. Lo solicit¨® en 2003, a?o fat¨ªdico en el que muchos inmigrantes se han quedado estancados. "No s¨¦ si retirar la solicitud o esperar a que avance". Llama cada 15 d¨ªas a las Subdelegaci¨®n del Gobierno para preguntar qu¨¦ hay de lo suyo. La contestaci¨®n viene a ser siempre igual: "Est¨¢ todo parado".
La abogada de la ONG le aconseja que pida el arraigo. La ley dice que para obtenerlo hay que tener parentesco con un espa?ol, pero no especifica que tenga que residir en Espa?a. "Depender¨ªa de la interpretaci¨®n que haga el juez", cuenta. De momento, subsiste dando clases de tenis y dise?ando p¨¢ginas en Internet.
Con informaci¨®n de Jaime Prats (Valencia), Mar¨ªa Jos¨¦ L¨®pez D¨ªaz (Almer¨ªa), Isabel Camacho (Bilbao), Max Hidalgo (Barcelona), Juana Viudez (M¨¢laga) y Tom¨¢s B¨¢rbulo (Madrid).
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