No es lo mismo
Como represaliado pol¨ªtico del franquismo, contemplo con no escasa sorpresa y gran indignaci¨®n las medidas con que el Parlamento y Gobierno de Cantabria, despu¨¦s de haber sido despose¨ªdo en su d¨ªa por el Gobierno espa?ol de cualquier resarcimiento en virtud de la Ley 4/1990 de 29 de junio, por la ¨²nica raz¨®n, creo que escasamente constitucional por discriminatoria, de no haber cumplido los 65 a?os a 31 de diciembre de 1990, pretenden cerrar las crueles heridas morales y materiales infligidas por aquel r¨¦gimen a los que osamos exigir la libertad para Espa?a y sus pueblos.
Como acto de desagravio moral y pol¨ªtico, todo parece quedar reducido a una recepci¨®n ?y por ventura a un vino espa?ol? a los "damnificados", y a alguna palmadita en la espalda por lo "arriesgados y decididos" que fuimos en aquellas tr¨¢gicas y dif¨ªciles circunstancias. Y en cuanto resarcimiento econ¨®mico, aun partiendo como yo parto de la consideraci¨®n de que ning¨²n dinero puede pagar las torturas, a?os de c¨¢rcel y da?os morales, familiares, profesionales, etc¨¦tera, creo que, de afrontar esta faceta del problema, es exigible que se aborde sin a?adir al da?o el vilipendio. Ya en su d¨ªa el Gobierno de Espa?a pretendi¨® dar carpetazo a este sangrante asunto sin un m¨ªnimo intento de fijar compensaciones de forma equiparable a c¨®mo fue resuelto en lo econ¨®mico por pa¨ªses como Francia, Italia y Alemania con sus respectivos represaliados durante la resistencia a Hitler, Mussolini o Gobierno de Vichy, e incluso al tratamiento que Jap¨®n di¨® a las "esclavas sexuales" que forz¨® su Ej¨¦rcito.
A los represaliados c¨¢ntabros, rebajando a¨²n m¨¢s lo que en su momento estableci¨® el Gobierno socialista a plano estatal que ya era una aut¨¦ntica bofetada, parece querer resarc¨ªrsenos con unas rid¨ªculas cantidades que siquiera alcanzan a las que en un mes reciben todos o casi todos los congresistas espa?oles, sean de las Cortes Generales Espa?olas o del m¨¢s peque?o Parlamento regional en concepto de primas y complementos por su asistencia a plenos, comisiones, o dietas de desplazamiento. Y esta bofetada, corregida y aumentada, nos la asestan a las v¨ªctimas del franquismo en Cantabria quienes con gran autocomplacencia hoy disfrutan de cargos pol¨ªticos y canong¨ªas profesionales dimanantes de una Costituci¨®n y unas libertades que, los ahora ofendidos por tan cicateras cual tard¨ªas y reticentes resoluciones, contribuyeron decisivamente a conquistar aun a costa de su sacrificio personal. Consumada que es la ofensa infligida por el Parlamento y el Gobierno de Cantabria con la concesi¨®n no de una restituci¨®n, sino de una limosna, en las p¨¢ginas de EL PA?S del d¨ªa 2 de los corrientes, entro en conocimiento que por el Pleno del Congreso de los Diputados de Espa?a se ha tomado el acuerdo, con el voto favorable de todos los grupos menos el del PP, que se abstuvo, de instar al Gobierno a tomar nuevas medidas de resarcimiento a las v¨ªctimas del franquismo. Dados los precedentes de actuaciones en este doloroso tema de administraciones de uno u otro signo, mucho me temo que una vez m¨¢s se intentar¨¢ cerrar esta herida abierta con otro "parche" de ocasi¨®n. Y es que parece evidente que, a diferencia del trato dado a los resistentes franceses, alemanes, italianos, etc¨¦tera, el que se nos reserva a los espa?oles en lo pol¨ªtico, lo moral o lo econ¨®mico no es lo mismo (ni parecido).
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