M¨¢s sangre en Irak
Crece el terror en Irak ante la pr¨®xima transferencia de poderes al Gobierno provisional. La jornada de ayer, con m¨¢s de cuarenta muertos, pr¨¢cticamente todos ellos iraqu¨ªes, unida a otras carnicer¨ªas esta semana por el procedimiento del coche bomba, se?ala uno de los puntos m¨¢s altos y sostenidos de los esfuerzos para descarrilar el proceso a cargo del oscuro conglomerado de resistentes e insurgentes, fan¨¢ticos y sicarios que opera en el descoyuntado pa¨ªs ¨¢rabe. De esta ofensiva para socavar el poder nonato del Gobierno forman parte los repetidos sabotajes petrol¨ªferos que mantienen interrumpida la exportaci¨®n de crudo.
El ministro de Defensa ha anunciado que las fuerzas a sus ¨®rdenes, iraqu¨ªes, se disponen a lanzar ataques en toda regla, casa por casa si es necesario, contra los asesinos. Pero resulta evidente que el nuevo Gobierno, designado b¨¢sicamente por Washington, con la resignada aquiescencia de la ONU, hereda la falta de representatividad de sus predecesores. Es t¨¦cnicamente soberano, pero est¨¢ tan lastrado como el anterior, y sus posibilidades de combatir la imparable inseguridad son pr¨¢cticamente nulas sin la implicaci¨®n total de la m¨¢quina militar estadounidense.
La violencia en Irak -un pa¨ªs rebosante de grupos armados- est¨¢ llamada a aumentar por el simple hecho de que el 30 de junio abre formalmente la batalla interna por el poder que las elecciones previstas en enero pr¨®ximo bajo supervisi¨®n de la ONU deben santificar. Hasta el incendiario predicador M¨²qtada al S¨¢der, que ha mantenido en jaque a las tropas estadounidenses en su fort¨ªn de Nayaf, se ha mostrado receptivo a la idea de legitimar la cuota de poder adquirida por medio de sus milicias, y anuncia su incorporaci¨®n al proceso pol¨ªtico. Estrategias como la de Al S¨¢der, al margen de su desenlace, muestran algunos de los ingredientes -y los riesgos- incorporados al boceto de la transici¨®n. Una realidad explosiva que se acomoda poco con la lapidaria frase de Bush, seg¨²n la cual EE UU est¨¢ devolviendo a Irak sus 5.000 a?os de civilizaci¨®n, y que m¨¢s bien casa con el pronunciamiento de ex diplom¨¢ticos y altos jefes militares retirados que culpan al presidente de haber llevado a EE UU a una guerra desastrosa, que adem¨¢s ha debilitado la seguridad de la superpotencia.
Irak se ha convertido en un formidable laboratorio pol¨ªtico en el que, adem¨¢s de iraqu¨ªes, participan fundamentalmente el opaco y multiforme magma del terror islamista y agentes al servicio de Gobiernos e intereses vecinos. En el pa¨ªs ¨¢rabe se ventilan agravios que van mucho m¨¢s all¨¢ del generalizado resentimiento de sus gentes con los ocupantes occidentales, reflejado en una abrumadora encuesta de la coalici¨®n divulgada ayer. Por eso el horizonte inmediato, como anticipan Washington y los propios responsables iraqu¨ªes, es todo menos optimista y, en todo caso, presumiblemente sangriento.
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