"Hemos logrado un espacio de libertad para la creaci¨®n"
El novelista, poeta y dramaturgo Ant¨®n Arrufat (Santiago de Cuba, 1935) considera que la narrativa cubana vive un "momento de esplendor" despu¨¦s de que, en los noventa, los escritores de su pa¨ªs tuvieran que enfrentarse a la "disyuntiva del mercado" y asimilar nuevas realidades. "Antes escrib¨ªamos, y poco importaba si el lector compraba o no, si alguna editorial extranjera aceptaba nuestros textos. Los modos de vida eran diferentes y no sab¨ªamos c¨®mo mezclar la literatura con lo vendible". En opini¨®n de Arrufat, premio Nacional de Literatura 2000 y autor de t¨ªtulos como De las peque?as cosas (Pre-Textos) y Antolog¨ªa personal (Mondadori), durante un tiempo y al calor de ese dilema se "puso de moda" dentro y fuera de la isla la est¨¦tica de una Cuba -"o m¨¢s bien de una Habana"- sucia, dura y degradada. "Pero ahora", dice, "esa tendencia, por suerte, parece superada por una mayor complejidad expresiva". Admite que, para un lector extranjero, la literatura cubana quiz¨¢ es "demasiado cubana". "El cubano es un pueblo con una obsesiva preocupaci¨®n consigo mismo, y esa especie de prosopopeya con su destino es una de las constantes de la literatura nacional". En esta entrevista, realizada en su casa -en la bulliciosa calle Trocadero, la misma en la que vivi¨® Jos¨¦ Lezama Lima-, ofrece al lector algunas claves para acercarse a la novel¨ªstica cubana reciente.
"En la reciente novela cubana se halla presente la dura realidad y sus contradicciones, la preocupaci¨®n por el destino de la isla"
"Los modos de vida eran muy diferentes y no sab¨ªamos c¨®mo mezclar la literatura con lo vendible"
PREGUNTA. ?Qu¨¦ autores han influido en la novel¨ªstica actual de su pa¨ªs?
RESPUESTA. En la narrativa es dif¨ªcil establecer lazos claros y concluyentes con escritores anteriores, aunque hay dos grandes troncos en la novel¨ªstica del XX, Alejo Carpentier y Jos¨¦ Lezama Lima. El influjo de Carpentier -su estilo sinf¨®nico y su adjetivaci¨®n, la historia como fuente argumental- es evidente en autores como Lisandro Otero, Antonio Ben¨ªtez Rojo o Leonardo Padura. El trazado de personajes y la estructura narrativa en sus obras, tras el resultado de pormenorizadas investigaciones y en el af¨¢n de hacer coincidir la trama con la verdad hist¨®rica, tienen una intensa relaci¨®n con la manera en que Carpentier constru¨ªa sus novelas.
P. Pero no es la ¨²nica forma de novelar la historia...
R. Hay a continuaci¨®n una manera de escribirla que ya no es carpenteriana, al menos en este sentido investigativo. Alberto Garrand¨¦s, en Fake (2003), no trata de revivir la documentaci¨®n mediante personajes, ni su inter¨¦s reside en que la historia sea verdadera, sino en que tanto esa historia como la novela que se est¨¢ escribiendo son ficcionadas. Reynaldo Gonz¨¢lez, en Al cielo sometidos (2001), mediante un lenguaje y una sexualidad hiperb¨®licas, crea tambi¨¦n un desv¨ªo fruct¨ªfero. Otra zona podr¨ªa llamarse, sin gran precisi¨®n por supuesto, realismo urbano, no contaminado por lo real maravilloso carpenteriano. Dentro de esa tendencia, como puntos culminantes, las novelas de Guillermo Cabrera Infante. Narraciones fracturadas, con momentos de belleza donde el lenguaje es un hecho de admirable creaci¨®n aut¨®noma. En Las perversiones en el Prado (1999), Miguel Mejides escribe con ambas posibilidades, realismo urbano y lo real maravilloso, realizando una curiosa simbiosis muy suya.
P. ?Y Lezama?
R. Lezama abri¨® con Paradiso diversas virtualidades narrativas, entre ellas, las del mundo gay, aspecto de la realidad prohibido a la literatura cubana hasta entonces, si bien hay un antecedente, Hombres sin mujer (1938), de Carlos Montenegro, que trata con crudeza imprevista en nuestra narrativa el tema del homosexualismo en las c¨¢rceles. Pedro de Jes¨²s y Jorge ?ngel P¨¦rez son los escritores j¨®venes que con m¨¢s talento han tratado este asunto. La novela Fumando espero (2003), de P¨¦rez, cuenta una historia excepcional: la de un escritor homosexual que no quiere morir y va en busca de un embalsamador para que preserve sus manos. No s¨®lo aspira a la futuridad mediante la escritura, sino por igual a la futuridad de la trascendencia f¨ªsica.
P. ?Se puede hablar de una generaci¨®n de los cincuenta, autores que plasmaron los cambios que experiment¨® la sociedad cubana despu¨¦s de 1959?
R. Existe un grupo de narradores que actualmente tienen alrededor de cincuenta a?os y que han realizado una obra narrativa importante: Guillermo Vidal, Carlos Victoria, Arturo Arango, L¨®pez Sacha, Reinaldo Montero, Abel Prieto, y que han ido conformando un valioso universo novel¨ªstico. En sus novelas de formaci¨®n o aprendizaje narran la experiencia de adolescentes, su progresivo conocimiento de la vida y del mundo. La mayor¨ªa se form¨® en becas para estudiantes, y sobre la vida de becarios versan en parte sus obras. As¨ª lo hizo por igual Senel Paz con El bosque, el lobo y el hombre nuevo, que despu¨¦s sirvi¨® de argumento a un filme decisivo para la problem¨¢tica social cubana como Fresa y chocolate. En todas esas novelas est¨¢n las dificultades econ¨®micas, vicisitudes dom¨¦sticas, la prostituci¨®n, ciertos conflictos morales y existenciales, las experiencias del exilio, que no formaban parte de la novel¨ªstica anterior. Aqu¨ª podr¨ªan figurar escritores mas j¨®venes, Atilio Caballero, Rogelio River¨®n y Andr¨¦s Jorge.
P. La realidad como materia prima literaria...
R. En la reciente novela cubana se halla la dura realidad y sus contradicciones, la preocupaci¨®n por hacia d¨®nde va la isla y cu¨¢les mareas arrastran a sus habitantes. Pero si hay un peso de esa realidad, lo hay tambi¨¦n de la escritura de esa realidad. No me refiero a narradores cuyos testimonios podr¨¢n tener m¨¢s o menos valor, sino a una escritura que medita sobre la escritura, preocupada por la autonom¨ªa del lenguaje, de alusiones y recursos literarios. Son libros -Ave y nada (2002), de Ernesto Santana, o Tuyo es el reino (1997), de Abilio Est¨¦vez- que ofrecen singular resistencia al lector. Y ese despliegue verbal no s¨®lo se acerca a las vicisitudes de la realidad, convierte la realidad en literatura.
P. Paralelamente a la dolarizaci¨®n y a la necesidad del autor de colocar su obra en el mercado internacional, surge una est¨¦tica de la marginalidad que vende bien. Pedro Juan Guti¨¦rrez, Zo¨¦ Vald¨¦s representar¨ªan esta tendencia.
R. Tal imagen se ha convertido en un ¨¦xito editorial, aunque no necesariamente se corresponde con la realidad cubana, sino con el gusto establecido tanto por el editor como por el autor. Creo que tal fen¨®meno ha perjudicado a manifestaciones de la literatura que no cumplen o no quieren cumplir con dichos par¨¢metros. Un ejemplo es Ena Luc¨ªa Portela, escritora de poder expresivo, autora de P¨¢jaro, pincel y tinta china (1999), una novela de cierta complejidad narrativa. Fue publicada por una peque?a editorial espa?ola, Casiopea, y no ocurri¨® nada. Posteriormente, con Cien botellas en una pared (2002), se aproxim¨® a ese arquetipo exitoso, obtuvo el Premio Ja¨¦n, la public¨® Debate y en fin, todo lo dem¨¢s...
P. ?Hasta cu¨¢ndo durar¨¢ este fen¨®meno?
R. No lo s¨¦, pero es seguro que, como cualquier moda, tiene tiempo limitado. Pedro Juan Guti¨¦rrez ha publicado narraciones que participan del mundo on¨ªrico (La melancol¨ªa de los leones), sin relaci¨®n con sus exitosos libros anteriores y demostrando virtualidades como escritor para expresar otro mundo. Podr¨ªa decir algo semejante de los poemas de Zo¨¦ Vald¨¦s. Creo que est¨¢n o estar¨¢n pronto ante una disyuntiva. El arquetipo del que habl¨¢bamos empieza a mostrar s¨ªntomas de saturaci¨®n en el lector, y esto resultar¨¢ peligroso a sus econom¨ªas, y tal vez beneficioso para otros escritores ante la disyuntiva de congraciarse con el mercado o de insistir hasta que les abra peque?os espacios.
P. ?Qu¨¦ dejaron, literariamente hablando, treinta a?os de amistad indestructible entre Mosc¨² y La Habana?
R. Por fortuna, el realismo socialista no cal¨® profundamente en la literatura cubana, pero Mosc¨² proporcion¨® formaci¨®n a algunos escritores e incluso temas. Anna Lidia Vega y Jos¨¦ Manuel Prieto son ejemplos interesantes.
P. ?Existen en Cuba escritores
malditos?
R. M¨¢s que de malditos, hablar¨ªa de escritura de la negaci¨®n. La tradici¨®n del no tiene uno de sus m¨¢s altos exponentes en Virgilio Pi?era que, con La carne de Ren¨¦ y Peque?as maniobras, dej¨® dos novelas indispensables. Entre sus representantes ilustres figura Reinaldo Arenas, autor de las espl¨¦ndidas Celestino antes del alba y El mundo alucinante. Pi?era me dec¨ªa con frecuencia: "Desacralizo para sacralizar despu¨¦s". Toda acci¨®n y reacci¨®n, entrar y salir, continuidad y ruptura, forman parte de la vitalidad y el dinamismo de la actual cultura cubana. La literatura de la negaci¨®n ejerce una funci¨®n social beneficiosa para cualquier pa¨ªs. Entre sacralizadores y desacralizadores existe, en las literaturas de madurez, una relaci¨®n dial¨®gica imprescindible.
P. La lista es amplia e incluye autores como Antonio Jos¨¦ Ponte...
R. Me parece que se siente, hasta ahora, m¨¢s a gusto en el ensayo y la cr¨ªtica literaria que en la narraci¨®n.
P. Como varios escritores de su generaci¨®n, usted pas¨® un calvario personal y literario durante los duros a?os setenta. ?Cu¨¢les son los m¨¢rgenes para crear hoy en Cuba?
R. En el momento actual, despu¨¦s de prolongados silencios, diversas mutilaciones y de una resistencia tenaz, hemos logrado un espacio de libertad para la creaci¨®n. Nuestra sociedad ha madurado en este aspecto: permite al hombre y a la mujer de letras hacer su trabajo.
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