El extremo resucitado
Jugando su tercera Eurocopa y con 32 a?os, Poborsky sigue siendo una referencia en la Rep¨²blica Checa
El particular minuto de gloria de Karel Poborsky es todo un icono de la historia moderna de la Eurocopa. Se jugaba la de 1996. En el estadio Villa Park de Birmingham, Portugal y la Rep¨²blica Checa med¨ªan sus fuerzas en los cuartos de final. A los 7 minutos de la segunda parte, Poborsky estaba escorado a la izquierda (su perfil menos natural), a 15 metros del ¨¢rea, y rodeado por cuatro volantes lusos que se le echaron encima en cuanto recibi¨® el bal¨®n. Maniobr¨® para meterse en un torbellino de piernas que super¨® con determinaci¨®n y algo de fortuna en forma de rebote favorable. Ya estaba entrando en el ¨¢rea y otro defensa le sal¨ªa al paso. Poborsky levant¨® una ceja y tom¨® una decisi¨®n atrevida al divisar sobre la frontal del ¨¢rea chica la figura del portero Vitor Bah¨ªa, que seg¨²n dijo luego, esperaba un disparo rasante. Pero la puntera del pie derecho de Poborsky impuls¨® el bal¨®n con suavidad para que trazara una soberbia y lenta vaselina que acab¨® en la red.
En su pa¨ªs ha recuperado la tranquilidad perdida tras a?os de exilio y su negativo periplo por Italia
En la Eurocopa 96 vivi¨® su particular minuto de gloria gracias al golazo que le marc¨® a Portugal
La Rep¨²blica Checa gan¨® aquel partido (llegar¨ªa hasta la final que perdi¨® con Alemania) con aquella cuchara que subrayar¨¢ para siempre el curr¨ªculum del extremo checo. Ahora, visto el excelente rendimiento que tuvo ante Letonia en la presente Eurocopa, que incluy¨® una magn¨ªfica asistencia de gol a Baros y muchos desbordes por la banda derecha, parece rememorar aquella gloriosa tarde de Birmingham y vivir una segunda juventud. Poborsky (Trebon, 1972) se cri¨® futbol¨ªsticamente en el instituto deportivo Ceske Budejovice, al sur de Bohemia, hasta que fich¨® por el Viktoria Zizkov, un modesto equipo de la capital checa desde el que salt¨® al Slavia de Praga en el verano de 1995. Un a?o despu¨¦s ve¨ªa c¨®mo su carrera tomaba nuevos rumbos, tras ganar la Liga con el Slavia y anotar el mejor gol de la Eurocopa 96, aqu¨¦l frente a Portugal.
El Manchester United pag¨® cinco millones de euros por su fichaje en 1996, pero Poborsky, pese a ganar la Liga inglesa, no triunf¨® en la temporada y media que vivi¨® en Old Trafford. Ten¨ªa que competir por el puesto de centrocampista diestro con una figura emergente llamada David Beckham, un nuevo ¨ªdolo, y Alex Ferguson, t¨¦cnico del United, no dud¨® en apostar por el chico ingl¨¦s, marginando a Poborsky, que acab¨® jugando cada vez menos: "En un partido con varios centrocampistas lesionados, Ferguson opt¨® por dejarme sentado en el banquillo y prefiri¨® hacer debutar a un juvenil", recuerda el checo.
El conjunto ingl¨¦s le mostraba as¨ª la puerta de salida, y Poborsky la cruz¨® para fichar por el Benfica, que pag¨® por ¨¦l tres millones de euros en enero del 98. Le fueron bien las cosas en Portugal, donde se gan¨® el apodo de El Hurac¨¢n con su capacidad para desbordar y asistir por la banda derecha, gracias a lo cual fue considerado el mejor jugador de la Liga lusa en 2000.
Jug¨® la Eurocopa de ese a?o y Sven Goran Eriksson, que entrenaba al Lazio y permanec¨ªa atento al f¨²tbol portugu¨¦s desde sus tiempos de t¨¦cnico del Benfica, se acord¨® de Poborsky. En enero de 2001 el Lazio pag¨® por el jugador checo, que quedaba libre en junio, un mill¨®n de euros. Pero Eriksson acababa de ser cesado por sus flirteos para entrenar a Inglaterra. Poborsky juega esa media temporada de titular junto a Nedved en un Lazio muy espeso dirigido por Dino Zoff, y la campa?a siguiente con un t¨¦cnico que cuenta mucho menos con ¨¦l, como Zaccheroni. Italia no parece ser el ecosistema adecuado para un buen extremo y Poborsky se despide del calcio el 5 de mayo de 2002 en un panorama esquizofr¨¦nico: en el estadio Ol¨ªmpico de Roma se juega el Lazio-Inter en la ¨²ltima jornada de Liga. Si ganaban los de C¨²per, el Inter era campe¨®n. Los tifossi del Lazio prefer¨ªan esa opci¨®n antes de facilitarle el camino al scudetto a su eterno rival, el Roma, tambi¨¦n con opciones. La hinchada local silba a su equipo, por su p¨¦sima temporada (acab¨® sexto) y porque gana 4-2 al Inter, con dos goles de Poborsky, que se sinti¨® muy ofendido por la grada aquella tarde que acab¨® con Ronaldo llorando en el banquillo interista y el t¨ªtulo en las vitrinas del Juventus.
Roberto Mancini, que iba a ser el pr¨®ximo t¨¦cnico del Lazio, le pidi¨® que se quedara un a?o m¨¢s con promesas de titularidad, pero Poborsky ya hab¨ªa tomado la decisi¨®n de volver a Praga con su mujer y sus dos hijos, lejos de clubes sin criterio, entrenadores vanidosos y los focos de las grandes Ligas. En el Sparta de Praga ha pasado las dos ¨²ltimas temporadas recuperando un excelente nivel de juego. Meditaba la retirada definitiva al final de este curso, pero el seleccionador checo Karel Bruckner le convenci¨® para continuar. Con Nedved en estado precario, Poborsky ha sido ¨²ltimamente la pieza clave de la Rep¨²blica Checa, firmando una grandiosa actuaci¨®n ante Holanda, en el partido que le dio a su selecci¨®n el pase a la Eurocopa de Portugal, donde ha comenzado mostrando toda su a?eja clase. Quiz¨¢s sea porque ha vuelto a su pa¨ªs para recuperar la tranquilidad perdida durante a?os de exilio y practicar el esqu¨ª alpino, su otra gran pasi¨®n, que parece ayudarle para mantener un fenomenal estado de forma. Ya no luce aquella salvaje melena que mostr¨® en la Eurocopa 96, pero sigue dando lecciones de c¨®mo se vuelve loco a un lateral para despu¨¦s regalar un buen pase de gol a quien quiera acompa?arle en sus aventuras.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.