5 espa?oles han sido secuestrados y asesinados en tres meses en M¨¦xico
La Embajada de Espa?a llama la atenci¨®n sobre la oleada de violencia
"El Estado de derecho debe funcionar para que este pa¨ªs cambie". La clave de muchos problemas de M¨¦xico reside en el cumplimiento de la invocaci¨®n del empresario que acompa?¨® a la embajadora de Espa?a, Cristina Barrios, en su entrevista con el ministro de Gobernaci¨®n, Santiago Creel, para comunicar la alarma de la comunidad espa?ola ante el asesinato de cinco de los ocho espa?oles secuestrados en los tres ¨²ltimos meses.
El empresario, que represent¨® a los centros regionales, permaneci¨® cautivo 42 d¨ªas, "siempre agachado, siempre vendado", y salv¨® la vida despu¨¦s de pagar rescate. La perdi¨®, la noche del mi¨¦rcoles, el comandante que investigaba el secuestro y asesinato, en mayo, de dos hermanos de origen c¨¢ntabro, por cuya liberaci¨®n la familia hab¨ªa pagado ya medio mill¨®n de d¨®lares.
"Rompieron el cristal de mi veh¨ªculo y me bajaron a la fuerza. Iba mucha gente (16 delincuentes con armas largas)", recuerda el hotelero, liberado hace tres semanas, despu¨¦s de la entrevista de la embajadora y el c¨®nsul, Miguel D¨ªaz Pache, con el ministro de Gobernaci¨®n y el jefe del Centro de Investigaci¨®n y Seguridad Nacional (CISEN, servicio de inteligencia), Eduardo Medina Mora. "?Bloquear las cuentas de las familias para impedir el pago? No. Eso no resuelve nada. Debe ser el Estado de derecho (...) y hay que darle un voto de confianza a la polic¨ªa". Su familia comunic¨® el secuestro a la Agencia Federal de Investigaci¨®n (AFI), el cuerpo (6.000 hombres) m¨¢s cre¨ªble y preparado en un pa¨ªs todav¨ªa vapuleado por la corrupci¨®n y la impunidad. Desde el a?o 2001 ha resuelto 419 casos y evitado el pago de m¨¢s de 500 millones de d¨®lares, seg¨²n la Fiscal¨ªa General.
La embajadora de Espa?a recomend¨® a la colonia lo obvio: "Que tome conciencia de las medidas de precauci¨®n que hay que adoptar" para evitar su captura por las bandas, que en los ¨²ltimos ocho a?os han asesinado a 160 secuestrados, de acuerdo con el Consejo Ciudadano para la Seguridad P¨²blica y la Justicia Penal, una organizaci¨®n no gubernamental. El n¨²mero de secuestros oscila entre los 500 del a?o 2003 reconocidos oficialmente y los m¨¢s de 2.000 calculados por grupos ciudadanos y compa?¨ªas de seguridad, el mayor n¨²mero mundial despu¨¦s de Colombia. La comunidad espa?ola registrada en el consulado, personas nacidas en Espa?a o hijos de espa?oles con doble nacionalidad, asciende a 80.000 personas, la mayor¨ªa domiciliada en el Distrito Federal y el vecino Estado de M¨¦xico. Los espa?oles secuestrados no pertenec¨ªan al club de las grandes fortunas, que se mueven con ej¨¦rcitos en coches o camionetas blindadas.
"Los empresarios que se han visto afectados por esta oleada de secuestros son gente hecha a s¨ª misma en M¨¦xico a base de esfuerzo y trabajo", precis¨® el c¨®nsul, Miguel D¨ªaz Pache. No se descarta que haya m¨¢s espa?oles secuestrados cuyas familias negocian por su cuenta. Las autoridades mexicanas son conscientes de lo que est¨¢ pasando "y van a tomar las medidas precisas y oportunas para prevenir y castigar a los secuestradores (...) La mediaci¨®n de empresas privadas y abogados no parece lo m¨¢s adecuado", seg¨²n agreg¨® Cristina Barrios, que se reunir¨¢ con el secretario de Seguridad P¨²blica de la capital federal, Marcelo Ebrard, y plantear¨¢ el problema, el pr¨®ximo d¨ªa 22, al resto de los embajadores de la Uni¨®n Europea.
Las reuniones y bienintencionadas declaraciones de unos y otros se suceden casi de oficio mientras la criminal industria contin¨²a vigorosa y no repara en nacionalidad: atrapa a quien tiene dinero. La mayor¨ªa de las familias calla porque teme la complicidad de la polic¨ªa con el delito o el aprovechamiento del drama para lucrarse. Sobran las pruebas en ese sentido. Un padre estimul¨® a un equipo policial con el puntual env¨ªo de decenas de miles de d¨®lares para lograr la liberaci¨®n de su hijo, ajeno a que el chaval era ya cad¨¢ver. Los canallas uniformados s¨ª lo sab¨ªan, pero alimentaron durante semanas el macabro enga?o de la esperanza a fin de prolongar la recepci¨®n de los d¨®lares.
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