S¨®lo el 15% de los 200.000 pisos previstos en los nuevos barrios est¨¢ en construcci¨®n
Ocho de cada diez nuevas viviendas previstas en 1997 carecen a¨²n de licencia de construcci¨®n
El Plan General de Ordenaci¨®n Urbana, aprobado en 1997, preve¨ªa levantar con "urgencia" al menos 200.000 nuevas viviendas en los l¨ªmites de Madrid. A d¨ªa de hoy s¨®lo 28.000 casas (el 15%) tienen licencia de construcci¨®n, y apenas un millar han sido ya habitadas. Todas corresponden a un primer bloque de 70.000 pisos que deb¨ªan levantarse en los llamados PAU del norte (Sanchinarro, Montecarmelo y Las Tablas) y en los ensanches de Carabanchel y Vallecas. Los tr¨¢mites para construir el resto -130.000 pisos, proyectados sobre todo al sureste de la capital- ten¨ªan que haber comenzado en 2001, pero van m¨¢s lentos. A pesar de ello, muchos futuros inquilinos han adelantado ya elevadas sumas de dinero a las inmobiliarias.
El ¨²nico nuevo barrio donde ya vive gente, de todos los proyectados en 1997, es el de Sanchinarro, en el norte. All¨ª, medio millar de familias habita sus pisos desde finales del a?o pasado. Adem¨¢s, el Ayuntamiento otorg¨® el d¨ªa 11 de este mes otras 500 licencias de ocupaci¨®n en el ensanche de Carabanchel, cuyos propietarios se hab¨ªan manifestado repetidas veces reclamando unas viviendas que esperan desde hace a?os. Sanchinarro y Carabanchel forman parte -junto a Las Tablas, Montecarmelo y Arroyo Fresno, en el norte, y Vallecas, en el sur- de ese primer bloque de nuevos barrios que deb¨ªan desarrollarse antes que el resto y que, seg¨²n las promotoras, iban a estar terminados aproximadamente en 2001.
Pero los seis van muy retrasados, y su demora ha repercutido en un segundo bloque que deb¨ªa empezar a desarrollarse en el segundo cuatrienio del plan general (a partir de 2001): los barrios del sureste -Los Cerros, El Ca?averal, Los Ahijones y Los Berrocales, todos en el distrito de Vic¨¢lvaro, m¨¢s Valdecarros, en Vallecas- y dos m¨¢s en el norte: Valdebebas y el ensanche de Barajas. En este segundo bloque no hay ni calles asfaltadas, y mucho menos plan de edificaci¨®n. Pero sus hipot¨¦ticos inquilinos -en total ser¨¢n 450.000 personas- llevan a?os pagando a promotoras y cooperativas para que les reserven un hueco en ese inmenso solar de m¨¢s de 5.000 hect¨¢reas.
Los retrasos tienen alguna excepci¨®n: el ritmo de desarrollo del ¨¢mbito denominado Ciudad Aeroportuaria-Parque de Valdebebas, que deb¨ªa acoger 12.500 viviendas, adem¨¢s de una gran zona verde, lo situaban, en plazos, por detr¨¢s de los desarrollos del sureste; pero su tramitaci¨®n se ha acelerado desde que el Real Madrid decidi¨® construir su nueva Ciudad Deportiva. Sin que a¨²n est¨¦ aprobado el plan de urbanizaci¨®n del barrio, el club ya ha empezado a construir, una posibilidad legal aunque poco habitual. De las viviendas, por el contrario, nada se sabe todav¨ªa.
El Plan General de Ordenaci¨®n Urbana -el documento que dise?a el mapa de la ciudad y marca las pautas de su crecimiento- declar¨® urbanizables en 1997 miles de hect¨¢reas en las que levantar m¨¢s de 200.000 viviendas, la mitad de ellas de precio protegido (con un tope fijado por la administraci¨®n). La f¨®rmula elegida entonces fue la de dejar en manos de los propietarios del suelo el desarrollo de esos nuevos barrios, confiando, o as¨ª se dijo entonces, en que la libre competencia acelerar¨ªa los plazos y har¨ªa bajar los precios.
Lo que ha ocurrido es lo contrario: el precio de la vivienda se ha disparado en estos siete a?os, y el retraso en la entrega de los pisos lo ha hecho crecer a¨²n m¨¢s. Muchas promotoras inmobiliarias y cooperativas llevan un lustro vendiendo casas a¨²n inexistentes, cobrando adelantos y actualizando los precios a medida que pasa el tiempo, seg¨²n denuncian los afectados.
40 tr¨¢mites para empezar
La causa de los retrasos es compleja. Los plazos fijados por el plan general son m¨¢s que inconcretos, y los pasos burocr¨¢ticos que debe superar un desarrollo urban¨ªstico antes de que empiecen a colocarse los ladrillos llegan, en ocasiones, hasta los 40 tr¨¢mites. Para empezar, est¨¢ la dificultad de poner de acuerdo a todos los propietarios del suelo, que constituyen la llamada junta de compensaci¨®n y son los que deciden c¨®mo se desarrolla el barrio. Si no hay acuerdo no hay desarrollo; el ¨¢mbito de Arroyo Fresno, por ejemplo, est¨¢ paralizado, a pesar de que estaba incluido en el bloque de los que primero deb¨ªan echar a andar, junto a Sanchinarro, Las Tablas o Montecarmelo. El expediente que obra en Gerencia de Urbanismo sobre este nuevo barrio se limita a informar de que la junta de compensaci¨®n est¨¢ "sin constituir".
A la complejidad de los tr¨¢mites se suma el hecho de que, desde el momento en el que se aprob¨® el plan general, muchas gestoras inmobiliarias y cooperativas empezaron a ofertar viviendas a¨²n inexistentes y a cobrar adelantos, asegurando a los compradores que sus pisos estar¨ªan listos en un plazo razonable de tiempo. No fue as¨ª, y ahora los futuros inquilinos denuncian que organizaron su vida -bodas, familia, trabajo- pensando que entrar¨ªan a vivir en sus casas en una fecha en la que, en algunos barrios, no van a estar puestas ni las calles.
La administraci¨®n municipal tampoco se libra de las cr¨ªticas: aunque son los propietarios del suelo los que se ocupan de urbanizarlo -asfaltar las calles, crear la red de alcantarillado y los conductos de agua y gas, e instalar el alumbrado p¨²blico- antes de construir, existe la posibilidad legal de que el Ayuntamiento les autorice a hacer ese trabajo a la vez que se va edificando, para ganar tiempo. Con una condici¨®n: si no lo terminan a tiempo, la administraci¨®n est¨¢ obligada a hacerse cargo de la urbanizaci¨®n. Porque mientras esa fase no est¨¦ terminada, aunque las casas est¨¦n listas, no se puede entrar a vivir.
Y eso es lo que les pas¨® a 2.000 familias en Carabanchel: sus viviendas llevaban meses construidas y pagadas, pero ellos no pod¨ªan habitarlas porque los trabajos de urbanizaci¨®n del terreno iban retrasados. Los futuros vecinos se echaron a la calle para reclamar al gobierno municipal que interviniese. Al final, el Ayuntamiento decidi¨® otorgar la licencia de ocupaci¨®n a 500 familias cuyas calles y servicios s¨ª est¨¢n terminados. Pero otros cientos siguen esperando.
"Enga?o, no retraso"
El gobierno municipal es consciente de la desesperaci¨®n de los futuros vecinos, pero rechaza toda responsabilidad en el retraso de los barrios. Es m¨¢s, niega la mayor: "No hay tal retraso", sentencia la gerente de Urbanismo. "Se nos est¨¢ olvidando que muchos de estos desarrollos urban¨ªsticos equivalen a ciudades enteras, como Segovia o Salamanca. Lo normal es que un municipio de esa dimensi¨®n tarde 20 a?os en hacerse; aqu¨ª no ha pasado ni una d¨¦cada. Los pisos se construyen en dos a?os, pero urbanizar un terreno tan inmenso lleva su tiempo, es as¨ª y siempre se ha sabido que ser¨ªa as¨ª", argumenta Lob¨®n.
"Otra cosa es que algunas inmobiliarias hayan enga?ado a la gente vendi¨¦ndole las casas sobre plano y dici¨¦ndole que en tres o cuatro a?os iban a tenerlas listas, lo cual es un plazo sencillamente imposible. Han sacado al mercado el producto mucho antes de tenerlo. Entendemos que muchas personas se sientan enga?adas y crean que todo va retrasado, pero retraso no hay", insiste la gerente municipal. Y agrega: "En cualquier caso, los nuevos barrios son de iniciativa privada. El Ayuntamiento tiene que asegurarse de que la urbanizaci¨®n del suelo se hace en plazo, nada m¨¢s".
Los afectados, sin embargo, creen que hay que repartir las culpas. Alberto Montero, de la Asociaci¨®n de Vecinos del Sureste, empez¨® a pagar su piso en Los Ahijones hace cuatro a?os y ya lleva desembolsados 36.000 euros. "La gestora me dijo que me dar¨ªa las llaves en 2005", recuerda. Seg¨²n dicta la experiencia de otros desarrollos urban¨ªsticos, su vivienda no estar¨¢ lista, probablemente, antes de 2010.
Pero Montero subraya que no s¨®lo la gestora le ha enga?ado: "Todo el sureste est¨¢ pendiente de la aprobaci¨®n de un plan general de infraestructuras en la zona que ten¨ªan que haber hecho ya el Ayuntamiento y la Comunidad. El plan no se hace, y eso lo tiene todo paralizado. Somos 14.000 afectados en esta asociaci¨®n. Gestoras y administraci¨®n se pasan la pelota, pero lo ¨²nico cierto es que los pisos no llegan. Y yo sigo viviendo con mis padres".
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