La soledad del viejo Trap
Los resultados ya no acompa?an al t¨¦cnico, que se distingui¨® por un modelo conservador y ahora se halla en una posici¨®n de debilidad
Giovanni Trapattoni, el hombre que representa un modelo muy italiano de entender el f¨²tbol, reflejaba ayer la perplejidad en su cansado rostro. Parec¨ªa confuso por una paradoja que no acertaba a descifrar. Pocas veces Italia hab¨ªa jugado mejor, con generosidad y m¨¢ximo protagonismo de los jugadores creativos. En la alineaci¨®n estaban tres delanteros -Vieri, Del Piero y Cassano-, un medio centro exquisito -Pirlo- y dos laterales que se desplegaron incansables como extremos: Panucci y un formidable Zambrotta. Nunca Trapattoni hab¨ªa sido menos Trapattoni, jam¨¢s se hab¨ªa alejado tanto de su ideario. Casi mov¨ªa a la solidaridad un d¨ªa m¨¢s tarde. Se le ve¨ªa solo frente a los periodistas que le ametrallaban. Le ped¨ªan respuestas a los cambios del segundo tiempo. Fiore por Cassano y Camoranesi por Del Piero. Dos centrocampistas por dos delanteros. Decisi¨®n estrictamente trapattoniana que mereci¨® cr¨ªticas sangrantes: Suecia empat¨® y coloc¨® a Italia en una situaci¨®n muy complicada.
Escuch¨® con gesto tenso, pero con respeto y elegancia, toda clase de reproches
Tratando de explicar sus cambios ante Suecia, se dio cuenta de que se defend¨ªa de ser Trapattoni
El viejo Trap escuch¨® con gesto tenso, pero con respeto y elegancia, toda clase de reproches. Comenz¨® su intervenci¨®n con un elogio de su equipo: "Jugamos un gran partido y fuimos muy superiores". Desde las filas de la prensa, un veterano periodista le reproch¨® el comentario. Vino a decir que Trapattoni no es la clase de entrenador que aprecia el juego y la justicia como valor fundamental de los partidos: "?Mantenga eso cuando otros juegan bien y no ganan!". El seleccionador italiano se agit¨® congestionado ante el comentario, pero recobr¨® enseguida la serenidad. Sab¨ªa que le esperaba un fusilamiento.
A Trapattoni se le ha celebrado en Italia porque pertenec¨ªa a la raza de los entrenadores vincentes (ganadores). Su trayectoria, fundamentalmente en la Juventus, est¨¢ llena de ¨¦xitos, obtenidos con un modelo conservador que se asocia con una manera italiana de entender el f¨²tbol. En este universo, un hombre como Arrigo Sacchi no era querido. No era verdaderamente italiano. Ahora se ha despertado el inter¨¦s por el inesperado Carlo Ancelotti, cuyo Milan es casi contracultural. Se le observa con distancia, sin el entusiasmo que despert¨® Johan Cruyff en el Barcelona. A Trapattoni se le amaba porque no era un intelectual y representaba al italiano de la calle: un tipo simp¨¢tico, con don de gentes y una viveza evidente. Con la etiqueta de ganador ha hecho carrera. Hace algunas temporadas, cuando entrenaba al Fiorentina, dirigi¨® un partido siberiano sin otra defensa que un impecable y ligero traje. A su alrededor, aficionados y jugadores se preservaban del fr¨ªo con abrigos, bufandas, gorros y guantes. Una c¨¢mara de televisi¨®n se ocupaba de recoger todos los detalles que reflejaban aquella noche g¨¦lida de Florencia. Hasta que la c¨¢mara apunt¨® a Trapattoni, impasible y saludable, un metro fuera del banquillo, desafiando a los elementos con su escaso traje. A la imagen sigui¨® el comentario del periodista que narraba el partido: "??ste es un t¨¦cnico ganador!". Un d¨ªa despu¨¦s, un jugador del Fiorentina desliz¨® una peque?a maldad. "?Ganador? No. Un demagogo. Llevaba un pijama t¨¦rmico debajo del traje".
Ahora Trapattoni tiene 64 a?os y todo el mundo sabe que la Eurocopa es su ¨²ltimo torneo como seleccionador. Se encuentra en una posici¨®n de debilidad. Adem¨¢s, los resultados no le acompa?an. Los italianos se temen que la selecci¨®n caer¨¢ eliminada. Trapattoni est¨¢ solo. Se vio un d¨ªa despu¨¦s del empate con Suecia. Dedic¨® toda la ma?ana a la defensa de sus decisiones. Apel¨® a toda clase de argumentos t¨¢cticos para sostener la necesidad de los cambios, especialmente el de Cassano por Fiore. "Ellos eran superiores entonces y entraban cada vez m¨¢s por los costados", declar¨®. ?Por qu¨¦ Cassano y no Del Piero? ?sa fue la siguiente pregunta, la evidencia de la ca¨ªda de Del Piero como referente del equipo. "Jug¨® un buen primer tiempo y cre¨ª que merec¨ªa mi confianza despu¨¦s de todas las cr¨ªticas que ha recibido", a?adi¨®. Trapattoni comenz¨® a darse cuenta de que se defend¨ªa de ser Trapattoni, de hacer los cambios que le han caracterizado. Parec¨ªa perplejo. Nadie le record¨® que era un allenatore vincente.
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